jueves, 29 de diciembre de 2011

Conversación con el fantasma MacCornei


Ayer publicamos un artículo jugosísimo con sobre una entrevista con John MacCornei.

Como no nos gusta dejar a la mitad las investigaciones, nos pusimos esotéricamente en contacto con él y esto fue algo de lo que nos pasó.

- ¿John MacCornei?

- Sí, digame.

- No sé si usted habrá leído lo que hemos publicado sobre su práctica del football…

- Son ustedes unos cachondos. El que les ha mandado el recorte se ha quedado con ustedes ¡je, je, je!

- ¿Cómo?

- ¿No se dieron cuenta que el 28 de febrero de 1910 no era lunes?

- ¿Y?

- Pues si no era lunes, como c*** va a haber “Hoja del Lunes”. Doblada, que se dice.

- Pero…


- Usted lo que quiere saber si era verdad o no lo que se contaba allí.

- Eso.

- ¡¿Cómo quiere usted que yo me acuerde de lo que me pasó hace más de ciento veinte años, por muy fantasma que sea?!

- Entonces, no lo desmiente.

- Mira chaval, que las cogía a cuadritos es verdad, que en Sevilla está muy buena la cerveza también, de lo otro no me acuerdo.

- ¿Cree que debemos retirar el artículo?

- Ayer era 28 de diciembre, ¿verdad?

- Sí claro.

- Pues dejadlo, de todas formas ¿no es esa la fecha que tenéis en Sevilla para las bromas? Le llamáis el día, de…, de…

- De los Inocentes.

- Pues eso.


miércoles, 28 de diciembre de 2011

John MacCornei, protosevillista goleador


Rebuscando por las hemerotecas digitales, el tiempo y la tecnología juegan de nuestra parte, hemos localizado una jugosa entrevista que nos ha descubierto a otro de nuestros protosevillistas que hasta ahora no teníamos catalogado, se trata de un escocés de Glasgow, John MacCornei.



(Rogamos disculpas por la mala calidad de la imagen, en cuanto recuperemos el original de mejor calidad, la colgaremos en esta misma página)

En la Hoja del Lunes del 28 de diciembre de 1910, en la página 2, la tercera y cuarta columna, encontramos una jugosa entrevista realizada por Martínez de la Ballesta, en la que nos cuenta cómo era su vida en esa Sevilla finisecular y de comienzos del pasado siglo.

Transcribimos este auténtico tesoro de la protohistoria sevillista:

El fútbol es un deporte higiénico que nos llegó en barco desde las costas británicas. Vino de la mano, o mejor diríamos, de los pies, de los súbditos de Su Graciosa Majestad de Inglaterra. Hoy ya no es extraño ver a estos fogosos sportmen realizando sus desafíos y mostrando su rivalidad. La sociedad sevillana ya ha aceptado esta costumbre extranjera y con toda seguridad, en un futuro no muy lejano, dará gloria al nombre de Sevilla como hoy lo hacen nuestros matadores que triunfan en todo el mundo.

En todos los ámbitos de la vida hay quien permanece en la sombra y desconocido cuando hay una noticia, pero que también es parte de la misma.

Estamos sentados, en el Pasaje de Oriente, ante una copa de manzanilla con uno de los socios del Sevilla Football Club y que solo llegó a jugar el primer match celebrado contra otra sociedad. John MacCornei llegó a Sevilla hará algo más de veinte años, como empleado de escritorio de la naviera MacAndrews & Co. Nacido en Glasgow, era hijo de uno los cargos de confianza de esta compañía en la Isla.

- Mr. MacCornei,¿Cómo vivían los británicos en nuestra ciudad a finales del pasado siglo?

- La mayoría trabajando. En empresas navieras, en la compañía del agua, en fábricas... pero nos lo pasábamos muy bien. Nos juntábamos y nos echábamos la partidas de cartas, muchas veces en casa del vicecónsul, aquello era casi un casino. Otras veces montábamos una fiesta por cualquier cosa. Recuerdo que un día de San Patricio nos invitó Merry. Hugo y Eduardo aparecieron con sus kirts, yo no me lo había puesto, así que cuando los vi venir, le pedí al barman un mantel, de esos de cuadros rojos y blancos, me quité los pantalones y me lo puse. ¡No vea usted cuando me vieron!

- Se lo pasaban bien, desde luego. ¿Y en cuanto al deporte?

- Eso no era lo mío, pero ellos se iban al río y cogían unos botes y llegaban hasta San Juan. Jugaban al tenis, al cricket, tiraban al pichón, y hasta montamos el club de football.

- De eso quería preguntarle. Usted fue de los primeros socios de un club de Footbal que se constituyó en Sevilla. ¿Cómo se organizaron?

- Aquí, en Sevilla, estábamos un grupo de británicos que habíamos venido a trabajar. En nuestra pandilla había también sevillanos que eran hijos de paisanos nuestros que habían venido antes. Aunque algunas veces remábamos por el río, las tardes nos las pegábamos bebiendo cervecitas. Un día, a Patricio se le ocurrió: “Como sigamos así, vamos a volver a la isla con una barriga king size. Vamos a tener que hacer algo. ¿Por qué no formamos un club de atletismo?”. Entonces dijo Carlos: “¿Y por qué no lo hacemos de football?” ¡Qué buena idea tuvo! Saltamos todos alborozados. Isaías cogió una pluma y un papel y dijo vamos a formar el Comité.” Y yo le dije: “Pues tú Secretario, ya tenemos uno”. A Eduardo que era el vicecónsul, lo elegimos presidente, no teníamos otra. Hugo, que ya había jugado en Escocia, expuso que debíamos jugar desde el principio con las reglas de la Asociación, lo escogimos de capitán.

- ¿Así de fácil?

- Para qué quiere usted más jaleo. Entonces dijo alguien: “¿Cuándo empezamos?” Hugo se hizo cargo pronto de sus atribuciones: “Mañana, en el Hipódromo.”


- Y allí que fue usted a jugar.

- Bueno, yo no fui, me quedé dormido. Quedaron a las ocho de la mañana para ir remando hasta Tablada, así que no sé lo que pasó después, igual hasta jugaron.


- Sabemos que usted jugó poco ¿cómo fue eso?

- Mire usted, lo que pasaba es que a la hora de las partidas, a las tres o las cuatro de la tarde, ya me había bebido unas cuantas de cervecitas y algún wisquicito de mi tierra y me ponía a hacer todos lo driblings yo solo.

- Pero usted llegó a jugar.

- Yo jugué nada más que la primera partida contra el Recreation de Huelva. No vea que frío.

- ¿Cómo es que usted no apareció en la alineación que publicó la prensa?

- Los que sacaron la crónica en Huelva no llegaron a enterarse cómo me llamaba y les dio por poner “un sustituto”.

- ¿Llevaban ustedes algún tipo de uniforme?

- La verdad es que todos iban muy bien vestidos. Los sportmen llevaban unos pantalones de algodón que parecían unos calzoncillos largos, y una camiseta. Yo me dije, como nos conocemos todos, da igual la indumentaria. Yo no he sido nunca muy sportmen, así que como no tenía ropaje, me presenté en pijama, un pijama estampado.

-  ¡Ja, ja, ja! ¿Un pijama estampado para jugar al football dice usted? Supongo que sus compañeros le harían algún comentario.

- Los muy ******** me dijeron de todo, y se cachondearon de mi todo lo que les pareció, “payaso” era lo más suave que me dijeron.

- ¿Cómo quedó el partido? Si lo recuerda…

- ¡Cómo no voy a acordar! Ganamos por 2 a 0. El segundo goal lo metí yo.

- ¡¿Suyo?!

- Eso mismo pensaron todos los que estaban allí, que me pegaron una catea entre los dos equipos.

- Pasaron un buen día con sus amigos de Huelva…

- Yo donde mejor me lo pasé fue en el Café Suizo, allí enfrente, un poquito más abajo. Celebramos un banquete por todo lo alto. En los brindis me descojonaba, cogí una botella de champagne y le pegué un taponazo en la oreja a Mr. Palin, el secretario de Huelva, me di la vuelta y no sabía quién le había dado, Carlitos se meaba.

- Precioso fin de fiesta…

- Luego empezaron a cantar. Uno de Huelva, que no me acuerdo, empezó a cantar ópera; y Guillermo respondió cantando lo del toreador, que se había estrenado aquel verano en el Eslava, y los demás hacíamos el coro “loroololólo lo loló loró”. Entonces fue cuando me dio por salir a mí.

- ¿También canta usted?

- ¿Yo? ¡Qué va! Yo me subí en una silla y empecé a hacer equilibrios, y todos se reían, pero más se rieron cuando me pegué la… el batacazo.

- Excelente día, sí señor. Dígame por último ¿qué fue antes, el huevo o la gallina?

- El pollo, querido amigo, el pollo.

No termina aquí esta investigación, que tan excelente fruto ha dado, mañana podrán conocer el final de esta historia, sin el cual este documento tendría que considerarse incompleto.



(Continuará…)

viernes, 23 de diciembre de 2011

Una tarjeta de Navidad


Alicia es una sevillista de ocho años.
Ocho años de sevillismo por ósmosis, a fuer de vivirlo, sentirlo, tocarlo a su alrededor.
Sin imposiciones.
Por convencimiento.
Sabe que su padre se pone serio si el Sevilla va mal.
Sabe también que se vuelve loco con goles y triunfos.
Lo que es importante para su padre (piensa ella ahora) es que debe serlo porque sí.
Aunque nadie se lo haya dicho.
No hace falta.
Alicia pertenece a la generación sevillista de los papelitos.
Sí, esa generación de pequeños privilegiados que creen
que todos los partidos
de todas las competiciones
y todas las temporadas
que disputa el Sevilla Fútbol Club
terminan en un éxtasis de confeti blanco y rojo flotando en los aires
alrededor de una copa de plata.
Su concepto del fútbol en sevillista todavía comprende
el partido en sí mismo …
y la posterior ceremonia del triunfo.
Así es como lo ha aprendido.
Así es como debería ser siempre.
Para esta Navidad, Alicia ha preparado con su habitual esmero una tarjeta de felicitación sevillista.
La hago mía y la extiendo a todo el sevillismo.
Y a toda la gente de bien, aunque sean de los otros.
Felicidades.

domingo, 11 de diciembre de 2011

¿Todavía no lo tienes?


Es el calendario 2012 de la Asociación Autismo Sevilla.

Me cuenta Alvaro, un buen amigo de Kanouté, que es una auténtica pasada, y que igual que Freddy le mete goles al contrario cada domingo, nosotros podemos marcarle un buen golazo al autismo y ganarle la partida con un pequeño gesto de solidaridad.


Por 7 euros os lleváis el calendario y un trocito de ilusión y mucho cariño de personas con trastornos del espectro autista.

Lo podéis adquirir en la sede de la asociación, el colegio Ángel Rivière en la Avenida del Deporte s/n.



Si alguna peña o grupo está interesado en unos cuantos calendarios, basta con que envíe un correo a la dirección de este blog y nos pondremos en contacto con vosotros para llevároslos.
También puedes ayudar a la Asociación sin gastarte un solo euro, basta con ser cliente de Cajasol Banca Cívica y apoyar este proyecto. Bien cuando tengas que hacer alguna gestión en cualquier oficina, o bien a través de la banca electrónica utilizando los enlaces que vienen a continuación.
Número de proyecto:
45249
  • Entidad: Asociación Autismo Sevilla
  • Cantidad solicitada: 75.000 €
No te costará un euro, es como la cruz que se pone en la declaración de la renta.
Si quieres conocer algo más de los proyectos de la asociación puedes verlos en: http://www.autismosevilla.org/index.html
Este calendario ha sido posible gracias a la colaboración del fotógrafo José Antonio Lamadrid, Gesto Sevilla Comunicación, que lo diseña y publica, los patrocinadores; y al Real Betis Balompié y Sevilla Fútbol Club.
A todos, de corazón ¡MUCHAS GRACIAS!

domingo, 27 de noviembre de 2011

El kit del ascenso


Corrían vientos nuevos, suaves, ya era hora, por la ribera de Nervión, después de varios años tempestuosos, con el equipo ocupando un lugar impropio en la división de plata, y la amenaza, más teórica que real (por aquello de las carambolas), del partido de Linares en el horizonte deportivo más negro que se recuerda en sevillista.
Olsen trajo, según decía Eugenio Montes, “la disciplina que nos faltaba”, y el retorno a Primera, tras tres larguísimos años de penuria y desgracias (incluida la pérdida de Pedro Berruezo en Pasarón), se hacía por fin realidad de la mano de unos hombres, unos nombres, arraigados para siempre en mi memoria: Paco; Hita, Rivas, Martínez Jayo y Sanjosé; Jaén, Blanco y Rubio; Lora, Acosta y Biri-Biri.
La vida, con su peculiar timing para comparecer y su inclinación consustancial al melodrama, puso en mi familia la desgracia de la muerte de mi abuelo, el que fuera delantero, coincidiendo con el último descenso a Segunda del Sevilla. En su lecho de muerte, justo antes de partir hacia el tercer anillo, preguntaba todavía inquieto a los suyos, a su mujer, a sus hijos, si nos habíamos salvado.
Y coincidiendo esta vez con el ascenso a Primera, una nueva generación familiar empezaba entonces a peregrinar regularmente a Nervión cada domingo. Era algo así como el nacimiento a la vida de sevillista ejerciente, precisamente en uno de los momentos más felices y esperanzados de la historia del Club. Porque además de abandonar el pozo de la Segunda, se recuperaba el nombre de la entidad, Sevilla Fútbol Club, y se acariciaba por fin el ansiado cierre del estadio, que estaría presto y dispuesto para la temporada siguiente.


Eran tiempos, benditos tiempos, de cordialidad generalizada entre las aficiones de la ciudad. Todavía los políticos no habían metido cizaña a la rivalidad inventándose falsos roles de identidad social a la espera de que el aborregamiento del montón hiciera el resto. No importaba entonces que los de Heliópolis estuvieran armando el mejor equipo de su historia, los sevillistas podríamos esgrimir, podemos hacerlo, que las figuras más insignes del Olimpo blanquiverde, por ejemplo, Esnaola, Cardeñosa o Gordillo, jamás ganarían un derbi oficial, Liga o Copa, en el Sánchez-Pizjuán a lo largo de todas sus carreras.
La corriente de euforia sevillista llevó donativos a mansalva a las arcas del club, una fila cero, otra vez, para la terminación de las gradas, certificando por enésima ocasión el compromiso y la probada responsabilidad de la afición decana. Se cicatrizaba así una herida en el orgullo más hondo de los seguidores blancos, pues la obra inacabada del coliseo nervionense había servido de excusa para la mofa ajena en horas realmente muy bajas, cuando el sevillismo apenas tenía aliento para la réplica.

Y se disparaba también el consumo de la parafernalia propia de estas ocasiones, dando lugar a lo que he llamado el kit del ascenso.
¿Lo repasamos?
La ropa del equipo adquirida en Deportes Arza, blanco algodón inmaculado, sin ribetes ni logos ni nada de eso, con escudo y dorsal rojo para coserlos en casa. Balón de reglamento con pentágonos rojos y blancos. Si encima te lo despachaba el propio Juan Arza, subidón de los gordos.
Gorra de tela con visera de plástico rojo, roja igualmente en su parte superior, con laterales blancos, el escudo delante (en la frente) y un doble Sevilla F.C. escrito en rojo a los lados.


Bocina alargada de plástico blanco, con trompa roja, y banderín de plástico enrollado, con el escudo del Club en el centro, enmarcado en una orla celeste, que se desplegaba al hacer uso de la misma.

El disco de Los Rocieros, con las Sevillanas del ascenso (“Biri-Biri en el Sevilla / sigue marcando más goles / y sigue siendo Momodo / el mejor de los mejores”).

El libro ¡Dale al balón ...!, llamado popularmente “el de los birigoles”, con texto del periodista bético Gelán, e ilustrado con fotografías en blanco y negro de Ruesga Bono.

Finalmente, una fotografía color del mismo Ruesga, impresa en cartón, que un servidor guardaba celosamente en un bloc de cuatro anillas de la época, tamaño cuartilla, utilizado en preescolar, con un “recambio del 45”, lápiz del número 2 y una goma MILAN de nata, para hacer las tareas de clase.


Conservo algunos de estos fetiches, ya me conocéis, y he recuperado algún otro con el paso de los años.
Teletransporte al pasado asegurado.

miércoles, 12 de octubre de 2011

El cartel de las Bodas de Oro


Primer Premio
Autor: Carlos Hermoso Araujo

Si en mi última entrada les hablaba de Pepe Lafita, y su relieve sevillista de Sánchez Pizjuán, hoy vengo a hablarles de otros artistas, aquellos que licitaron a la conmemoración pictórica de los 50 años transcurridos desde la fundación legal del Sevilla Fútbol Club.

Arriba, a todo color, la obra ganadora del Primer Premio, un original de Carlos Hermoso Araujo, una preciosidad propia de su época, en la línea de la cartelística conocida mayoritariamente en Sevilla por las fiestas primaverales, Semana Santa y Feria de Abril, antes de que se impusiera la fotografía.

Pero no menos excelentes fueron el resto de candidatas, alguna de ellas, superior (es cosa de gustos) incluso a la vencedora.

Aquí están.


Segundo Premio
Lema: Pabellón
Autor: José María Padilla Márquez

Tercer Premio
Lema: Azul
Autor: Carlos Trávez Pérez

Primer Accésit
Lema: Homenaje
Autor: José Álvarez Gómez

Segundo Accésit
Lema: Amanecer
Autor: Francisco Marín Márquez

Tercer Accésit
Lema: Laureles
Autor: Vicente Flores

Les confieso mi debilidad por el Segundo Accésit, ese amanecer (alba) sevillista, alumbrando el globo (como diría Del Nido) desde el origen, en 1905, hasta el porvenir, 1955 ... y la eternidad. Me hace creer que Stanley Kubrick se inspiró en él para su "2001, Odisea en el espacio". Bromas aparte, cómo me recuerda el motivo aquel propósito de los fundadores sevillistas en la cena del Pasaje de Oriente, la noche del 15 de octubre de 1905:

"Reunidos en el pasaje de Oriente en banquete todos los abajo firmantes para festejar los éxitos obtenidos con el juego de pelota en los pies (football) en esta ciudad, pedimos a Dios fuerzas para seguir e implantar tan entretenido y excitante juego, que se eleve el número de socios y que crezca la afición a este nuevo juego, y, por último pedimos que vivamos todos y gocemos de perfecta salud al llegar al medio siglo de su implantación del juego en Sevilla, y celebremos entre todos los reunidos en este banquete, jugadores y socios, un partido con fines benéficos."

Aunque para obra de arte, de fútbol-arte más exactamente, la que cincelaron, según cuentan los más viejos del lugar, aquellos once mozalbetes con "babi" blanco de artista y a las órdenes del "Mago" Herrera que, puestos a rememorar, aplastaron al poderoso Stade de Reims francés de Raymond Kopa con un terminante 5-0 al más puro estilo de la Escuela Sevillista.



Ramoní, Arza, Pepillo y Liz haciendo de Ocaña, Brand, Kinké o Spencer.

Y Manolito Pérez, masajista, a la derecha, junto a Marcelo Campanal, recordando también a su padre, jugador y "arreglalotodo" del Club.

Mucha historia, y de la buena, en esa foto. Sabor a tiempos grandes de los de verdad.

domingo, 9 de octubre de 2011

Sánchez Pizjuán, por Pepe Lafita



Ramón Sánchez-Pizjuán, relieve en escayola
obra del escultor Pepe Lafita (Archivo del autor)

Fue Pepe Lafita, junto a su hermano Juan, fundador del Sevilla F.C. legalizado a la española, con visto bueno gubernamental definitivo en 14 de octubre de 1905.

Algún día contaremos la trascendental escaramuza que acaudilló Pepe junto al gran Paco Alba en el seno de la entidad sevillista en la primavera de 1908.

Pero hoy vamos con otra cosa. 

Hijo de artista y hermano de artista, el joven futbolista y directivo blanco, imaginero de las elegantísimas S, F y C entrelazadas que todavía se conservan en el escudo sevillista, fallecía a principios de 1945, en la antesala del mayor triunfo deportivo de los de Nervión en el siglo pasado.

Brazaletes negros por el fallecimiento del escultor.
Un equipazo clásico con Félix, Joaquín, Villalonga, Iturbe, López, Busto,
Mateo, Berrocal, Pepillo, Campanal y Alconero (Imagen cedida por Isaac García Solces)

Gil Gómez Bajuelo, el famoso periodista ultrabético de ABC, le dedicaba un elogioso memorial en las páginas de este diario, el 2 de febrero de 1945, del que entresacamos lo siguiente:



Lo que era difícil de imaginar es que, 66 años después del fallecimiento del artista, y 76 después de la obra a que se refiere el recorte, iba a aparecer precisamente ese medallón con la efigie de Ramón Sánchez Pizjuán.

Arriba lo tenéis.

jueves, 6 de octubre de 2011

Era hermoso y rubio como la cerveza



Nos referimos a Enrique Gómez Muñoz, "Spencer", el mejor "footballer" andaluz, según testimonio del "Divino" Ricardo Zamora.

Mucho se ha especulado acerca del origen de su apodo, apuntando la mayoría de teorías a la admiración que el trianero profesaba a un antiguo futbolista del mismo apellido que jugaba en Jerez, sirviéndole como tapadera para ocultar sus actividades deportivas a sus padres, que no la aprobaban.

Como todas las leyendas, ambas versiones tienen su parte de verdad y su tajada de fantasía, en no sabemos qué proporción.

Hoy añadimos a las anteriores, sin anularlas del todo, un nuevo dato: el factor físico, el parecido entre ambas estrellas del primitivo balompié andaluz, así como una nueva autoría del apelativo, que no sería cosa del propio Enrique, sino de sus compañeros.



Aquí está el texto que lo relata, conservado como una reliquia, y que pertenece a una antigua publicación que se conserva en el archivo de un servidor.

Que lo disfruten.



Yo, al leerlo, no he podido evitar acordarme de aquella letra de "Tatuaje", describiendo al triste marino de Rafael de León, que vino en un barco de nombre extranjero:

-Era hermoso y rubio como la cerveza ...

martes, 4 de octubre de 2011

Un bilardista en la corte del rey Roque


Rafael Jaén, con una curiosa elástica sin escudo

Cuando yo era pequeño, y comenzaba a frecuentar el Ramón Sánchez-Pizjuán, con sus muñones de hierro retorcido, sus cuatro focos gigantes en las esquinas, el cinturón de albero rodeando el césped y ese marcador electrónico Orient que hacía las delicias de la infantería, había un futbolista con el cuatro cosido a la espalda que llamaba mi atención poderosamente.

Primero, por su habitual vendaje en un brazo y, sobre todo, en segundo término, por tratarse de un consumado especialista en el lanzamiento de penalties, casi siempre raso, casi siempre cruzado y colocado a la cepa del poste, a la esquina del soporte de hierro que, todavía, antes del famoso (y falso) gol de Breitner, sujetaba las redes blancas sevillistas.

Con cuatro, cinco añitos en nuestro scorer particular, el penalty pitado, auténtica premonición del disfrute del gol, nos aseguraba a los niños de entonces comprobar, sin temor a distracciones, esa liturgia especial que tenía, y tiene, la suerte suprema del fútbol, con la esperanza cercana, ansiosa, del éxtasis goleador.

Ese jugador era cordobés, centrocampista patilludo, como se estilaba en esos tiempos, y que hoy llamaríamos mediocentro, con buena técnica y mucho oficio, protestón y con galones de líder.

Ese auténtico jugadorazo era Rafael (Rafa) Jaén.

Vino a un Sevilla de Segunda desde un Granada de Primera porque lo consideraba un paso adelante en su carrera: "jugar en un grande del fútbol español".

Roque Olsen, el hierático, gélido entrenador argentino con pinta de espía ruso, lo colocó inmediatamente en el eje del centro del campo, escoltado por la seda de Julián Rubio y el percal de Pablo Blanco.


Roque Olsen, entrenador del Sevilla F.C.

Sus actuaciones seguían siendo sensacionales, y digo seguían porque era, desde antes de llegar, uno de los asiduos "Kubala boys", como se les llamaba entonces, habitual en las convocatorias con la selección española en diversas categorías, "B", olímpica e incluso absoluta, pese a la difícil coyuntura que vivía su (nuestro) equipo.

Luego fue también pulmón de un Sevilla más selecto, con Carriega.


Paco, Juanito, Rivas, Sanjosé, Jaén, Dos Santos, Gallego, Scotta, Rubio, Cantudo y Yiyi

Futbolista valiente, racial, aunque a veces, cuentan que se escondía en algunos momentos difíciles durante los partidos. Mi recuerdo no da para tanto.

Sufrío lesiones que el equipo notaba en demasía, pues era de esos futbolistas que a veces se sienten más cuando no juegan que cuando están sobre el campo.

Los árbitros, los rivales, incluso sus compañeros, temían sus broncas, era muy temperamental.

Y ayudaba a los técnicos en la motivación, de andar por casa, de los propios compañeros. Todo ello lo podéis leer aquí, en esta magnífica entrevista.

Pero Jaén también tenía una faceta un poquito más peculiar.

Lo que yo llamo un ramalazo bilardista que ponía en práctica un domingo sí y otro también, mucho antes de que supiéramos siquiera de la existencia del gran Carlos Salvador "Pisalo" Bilardo.

Jaén se informaba de los problemas físicos de sus rivales, que si Fulano trae el tobillo izquierdo delicado, que si Mengano tiene problemas en el costado, que si a Zutano le duele el dedo gordo del pie ... ¿adivinan ustedes cuando llegaba el partido en qué lugar recibía cada uno de estos rivales una caricia de Rafa Jaén? Pues ya lo saben.

Se les quitaban las ganas de jugar al más pintado.

Supongo que a los hipócritas exquisitos del fútbol guay les escandalizaran estas cosas, pero así es el fútbol, y siempre lo ha sido.

Aaamén.

lunes, 3 de octubre de 2011

Varasvilloso


Con el máximo respeto que me merece el mejor portero de toda la historia sevillista, por encima incluso de los legendarios Eizaguirre y José María Busto, y que no es otro que nuestro (te llevamos y siempre te llevaremos en el corazón) Andrés Palop Cervera, creo que es de justicia aplaudir, con todos los honores y entusiasmos, el ejemplar inicio de temporada de nuestro guardameta titular en Liga, Javi Varas.
Sus reflejos, su concentración, su agilidad, están a la altura de los mejores, y sólo hay que pedirle (amén de que progrese en su técnica para los lanzamientos de penaltis) que no se lo crea, que persevere. Esto, teniendo en cuenta que no es ningún chiquillo, parece menos en riesgo que en otros casos, así que todo mueve al optimismo. Eso sí, vendrán días malos, inevitablemente, en probabilidad mayor tanto crece el número de minutos disputados, pero hay que confiar en que, arropado por los suyos, por la afición y por esa defensa (o sistema defensivo) que Marcelino está inoculando al equipo, el posible contratiempo no pase de ser un simple constipado.
Javi Varas, hoy por hoy, simplemente Varasvilloso.

domingo, 2 de octubre de 2011

La parada de los monstruos

Y que nadie se me enfade.

Parada, desfile más bien (¡aay, esas malas traducciones del inglés!) de recuerdos imborrables, extraños, amables.

Monstruos, porque más allá de su apariencia, su voluntad, sus méritos, son rechazados, marginados, ninguneados por la masa.

Mi gusto por algunos, muchos, jugadores sevillistas “incomprendidos”, de esos a los que la grada pitaba continuamente.

Debe ser cosa enfermiza.

Puro romanticismo.

Hace algún tiempo les hablé de mi admiración por Jesús Choya.

Cualquier otra día contaré mis desvelos por el cordobés Pineda.



O el coriano Benítez.



O Joaquín Pichardo.


Uno de los últimos casos ha sido para mí Diego Capel.

Y espero que no llegue a serlo Luis Alberto.

Lesiones, carácter, asesores, varias y todas son las causas del estrépito.

La mayoría de las veces, como puede apreciarse, estamos hablando de jugadores canteranos.

Sí se llega de fuera hay más paciencia.

Si las cosas van mal, y hay que buscar savia nueva, también.

Veremos en qué queda la cosa.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Pereda, más vale tarde que nunca

"Chus" Pereda, botando un corner en el Estadio Sánchez-Pizjuán

Mis obligaciones laborales me han impedido estos días realizar en este sitio un homenaje en tiempo real a la figura de "Chus" Pereda con motivo de su reciente fallecimiento, aunque pude consolarme al menos con una pequeña intervención en "Palabra de Fútbol", el magnífico programa de Antonio Oliver en SFC Radio, y otra en "Historia Viva", programa original de nuestro querido y añorado Agustín Rodríguez, actualmente dirigido con su maestría habitual por Carlos Romero. Es un auténtico gustazo, un orgullo grande, que los medios oficiales sevillistas hagan un hueco en su apretado guión diario, plagado de actualidad, para glosar la figura de un exfutbolista cuyo paso por el Club se produjo hace más de cincuenta años. En cualquier caso, como uno cuenta, por pura afición, con un importante banco de imágenes del Sevilla Fútbol Club, dejo aquí, como pequeño recordatorio, dos estampas poco conocidas de nuestro protagonista, demostrativas de que efectivamente, jugó en el equipo sevillista (ver imagen superior), y debutó en la selección española (ver imagen inferior) cuando todavía pertenecía deportiva y legalmente a la disciplina blanca. Descanse en paz este destacadísimo miembro de la inolvidable delantera de cristal de Nervión, campeón de Europa en 1964, junto a Paco Gallego, con quien coincidiría luego en el F.C. Barcelona.

Pereda desborda a un defensor argentino el día de su debut, como extremo derecho, con la selección española

sábado, 24 de septiembre de 2011

Mérida, mentiroso y cobarde



¡Qué fácil es tirarle piedras al Sevilla F.C.!

Tirar piedras y esconder la mano.

Cuatro partiditos, solo cuatro partiditos contra equipos de la Liga BBVA condenados a vivir en el último tercio de la tabla todo el campeonato, para que algunos que llevan tragando ya saben qué muchos años saquen el pescuezo del hoyo, no para presumir de lo suyo, aunque no sea para tanto, sino para zaherir al vecino.

Puro estilo ....

Sí señor.

Como ya hicieron cuando su triunfo en la Copa del 2005.

Y encima se atreven, olé sus cojones, a tildar al Sevilla de falta de categoría por no modificar el diseño de su portada web exclusivamente para homenajear a las criaturitas.

¿Se puede tener menos vergüenza?

Aquí tienen al ínclito ultrabético (disfrazado de periodista) de Javier Mérida, autor original de la última paletada de mierda contra el Sevilla.

Obsesionados por resucitar un ¿derby? con el que soñar.

Su actitud, ya lo han visto, desprecio, repugnancia, envidia hacia todo lo que sea el gran Sevilla F.C.

Como Griñán.

Como Lopera.

Como Fedriani.

Como tantos otros.

Luego dicen que generalizamos al meterlos a todos en el mismo saco y que herimos a su afición.

Que ladramos.

¿Pero es que hay alguno que se libre?

Mérida, vete a remover la mierda de tu casa, que hay mucha y que apesta a la legua.

¿Que no imaginabas lo que iba a pasar, ni que los medios nacionales se iban a tirar a la yugular del Sevilla?

No insultes nuestra inteligencia.

Eres un mentiroso o un imbécil.

O las dos cosas.

Lleváis toda la vida haciendo lo mismo, echando mierda sobre el Sevilla para tratar de rebajar su grandeza.

Es lo que has mamado, lo que te han enseñado, no sabes hacer otra cosa.

Déjanos en paz. Ni te acerques a decir una palabra del Sevilla, ni lo pienses siquiera.

Y ahórrate tus falsas justificaciones. Solo evidencian que eres una mala persona.

Por sus actos lo conoceréis.

Una resentida, cobarde y patética mala persona.

Pobre hombrecillo, lástima das.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Pepillo el melillense


"… la coge Pepillo, avanza Pepillo, regatea a un contrario, a dos, a tres, sigue Pepillo, se acerca al área rival, Pepillo dribla al portero, a otro defensa, Pepillo continua hasta la línea de gol, va a marcar Pepillo, y … gooooooooooooooooooooool de Pepillo, goooooolazo de Pepillo, sensacional, extraordinario una vez más el genio de Pepillo …”

Lo que acabo de transcribirles, bien lo saben los más veteranos, es el recuerdo de viejos ecos radiofónicos narrando una de aquellas inverosímiles jugadas del gran delantero centro que militara en las filas sevillistas en la década de los cincuenta del siglo pasado.

Un futbolista de fábula, único, genial, distinto.

Una figura de relumbrón de aquel extraordinario Sevilla en el que compartía nómina, balón y linimento con los Arza, Busto, Campanal, Ramoní, Domenech, Guillamón, Araujo, Loren o Valero, entre otras enormes estrellas.

Casi ná.

En aquellos tiempos lejanos no había fútbol para las televisiones, igualito que hoy.

De hecho, no había casi ni televisiones.

Al que no cabía en el viejo Nervión, le tocaba, si podía, escuchar la retransmisión del partido dominical en la radio.

Entonces, más que ahora, el fútbol, como el ponche Caballero, era cosa de hombres, algo que afortunadamente ya ha cambiado.

Así que el recuerdo radiofónico de goles narrados en sevillista, en el hogar de mis mayores, es el recuerdo de mi madre, o el de mi tía Carmen, dado que al fútbol iban sólo los varones, mi abuelo Antonio, su padre, mi tío Antonio, al que algunos de vosotros conocéis, o mi tío Enrique.

Si alguien pregunta a mi madre por el Sevilla de Helenio Herrera, por jugadores de aquellos tiempos, te hablará primero de Marcelo Campanal, por su fama, su categoría y su atractivo masculino de atleta.
Te hablará de Loren, no por su fútbol, que fue bueno, sino por su parecido físico con mi padre, su futuro esposo, tanto que llegaría a confundir a ambos en cierta ocasión en una jugosa anécdota que queda para la intimidad de nuestra historia familiar.
Y te hablará de Pepillo, porque las ondas hertzianas repetían insaciablemente su nombre, una y otra vez, sobre todo en esas tardes inspiradas, que no eran pocas, donde su fútbol individualista, chupón, hacía que pareciese que el partido lo jugaban el Pepillo F.C. contra el Athletic de Bilbao.

Hay que aclarar, para los menos duchos en los anales del sevillismo, y que cada día son menos, que este Pepillo fue el segundo de nuestra historia. Antes que él hubo otro, también extraordinario, y al que algún día homenajearemos como corresponde, que hizo historia con los stuka.

José Díaz Payán, "Pepillo"
Se trataba de José Díaz Payán, un finísimo delantero que se alineaba como interior derecha, entre López y Campanal, desplazando en ocasiones a Torróntegui a la media, en aquel Sevilla de la posguerra civil que, cimentado sobre su propia cantera local, se entretenía goleando a sus rivales, una vez sí, y otra también, como si tuviera un contrato televisivo de Barcelona o Real Madrid.
El Pepillo que hoy nos ocupa es José García Castro o como lo bautizara el inolvidable padre Federico Pérez Estudillo, Pepillo el melillense.

Yo no lo vi jugar, pero soy capaz de visionar su fútbol en mi imaginación, como podría hacerlo con Juanito Arza, Campanal o Ruiz Sosa, gracias a los relatos orales de mi casa y a la lectura de aquellos magníficos y personalísimos artículos de aquel cura sevillista de rancia sotana negra que representan una parte de la mejor literatura blanquirroja de todos los tiempos:
"Ya hemos hablado de Pepillo García Castro, el melillense que hizo las delicias de los sevillistas con su juego afiligranado, de pura escuela sevillana. El del encaje de bolillos, las "sevillanas" con el balón en los pies, los driblings inverosímiles y la alegría de su fútbol, que llenaba de claridad el campo.

¿Os acordáis? Contamos aquel geométrico gol al Madrid, pero no podemos dejar de contar otro gol histórico, prodigioso y con su poquito de guasa, como nos gusta a los sevillistas. Eran ya los tiempos del declive de nuestro equipo; pero aquel día, ya en el estadio nuevo, todavía con sus muñones de hierro retorcidos y sus huecos que parecía iban a durar siempre, resucitó el Sevilla de los mejores tiempos, gracias a aquel delantero centro fabuloso. Era el Atlhetic de Bilbao el oponente aquella tarde y era un partido de mucha responsabilidad para el Sevilla. Marcó primero el Sevilla, por medio de aquel extremo izquierdo húngaro, magnífico, pero frío, que hubiera sido definitivo con un poquito de genio. Pero después del gol de Szalay, que no era otro el húngaro, se impuso el Athletic y marcó dos goles, terminando el primer tiempo con esa ventaja para los vascos. El partido se había puesto muy difícil y en el público no había esperanza alguna de remontar el partido.

Comenzó el segundo tiempo. Pepillo y Pepín hicieron una jugada, al alimón, rematando a la red Pepín, y empatando así. Pepillo estaba inspiradísimo aquella tarde. Ya en el primer tiempo había driblado a tres o cuatro atléticos y había llegado al mismísimo poste de la izquierda, en donde tropezó con el balón, por lo que no pudo meterse con la pelota en la puerta. Pasaba el tiempo y se mantenía el empate. Todos creíamos que terminaría el partido sin que se alterara el marcador. Faltaban escasos minutos y llegó el milagro de Pepillo. El Athlétic defendía la portería de gol norte, o sea, la de Luis Montoto; Pepín pasó en profundidad a Pepillo. Ante él estaban los gigantescos defensas vascos y el meta, el magnífico Carmelo, uno de los mejores porteros de todos los tiempos del fútbol español y el mejor de aquella época. Dribló Pepillo a Mauri, el estupendo medio internacional que formaba con Maguregui una de las más fabulosas líneas medias del fútbol de España. Dribló a Etura y dribló al formidable Garay, central de la selección nacional. Quedó Pepillo en la línea del área grande, ante Carmelo, que iniciaba su salida tapándole todos los ángulos con su gran envergadura, ante lo cual Pepillo fintó hacia la derecha, hacia la que se lanzó Carmelo, engañado por el sevillista y éste, con el pie izquierdo, colocó la pelota en el palo contrario, lo que significó el gol de la victoria, con la desesperación de Carmelo.

Lo que no saben muchos es que Carmelo esperó a Pepillo en el túnel y le quiso pegar, porque decía que bueno estaba que le hubiera marcado el gol, pero que no admitía el "pitorreo" con que lo había hecho.

Por la Avenida de Dato abajo, el público iba todavía con los pañuelos en la barbilla, limipiándose la baba de gusto y de alegría de haber vencido a los vascos y de haber visto uno de los goles más bellos de la historia."

O si lo prefieren, aquí tienen la misma gesta narrada con la frescura de un excepcional cronista, el gran José Luis Herrera.
Como todos los genios, Pepillo sufrió también la incomprensión de la grada en esas tardes aciagas en las que, como un Rafael el Gallo, un Curro Romero o un Cagancho del fútbol, parecía que no quería destapar su tarro de las esencias.
Acabó abandonando Nervión para cambiar la alba elástica sevillista por la del Real Madrid más poderoso jamás conocido, donde generalmente fue suplente, a la sombra de monstruos sagrados como Di Stéfano o Puskas.
Antes, no obstante, se había paseado con el Sevilla por Europa, disputando la máxima competición continental, dejando su huella también en la conquista del torneo de las Bodas de Oro, así como los otrora prestigiosos trofeos Teresa Herrera o Ramón de Carranza.


Y dejando fundamentalmente para el recuerdo un puñado de partidos y goles memorables que desataban la locura de los aficionados.
Porque una buena tarde de Pepillo aseguraba una borrachera de olés en la tribuna, pañuelos blancos al viento festejando su fútbol, el público ronco de gritar, remedando luego sus fintas imposibles Eduardo Dato abajo o al propio futbolista en hombros de una multitud que parecía disfrutar con su juego como si de una faena en la Maestranza se tratase.


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En estas tardes de gloria, la prensa, rendida ante su inmensa categoría futbolística, llegaba a llamarle gráficamente “Don José”.
Tras su paso por el Bernabéu, llegaría el episodio más exótico de su carrera, su fichaje por el River Plate bonaerense, el más grande club de Argentina, por mucho que actualmente no ande viviendo el mejor momento de su historia.


Pepillo era aún un futbolista de gran prestigio y el país hermano todavía no se había convertido en exportador compulsivo de jugadores a Europa, conservando aún a sus grandes figuras e incluso, como era este caso, incorporando jugadores foráneos que pudieran decir algo distinto en su fútbol local. Pepillo debutaba con River haciendo gol.
Podríamos escribir mucho más sobre su figura, como por ejemplo, las intrigas del Atlético de Madrid para arrebatar su fichaje al Sevilla, o cómo le fue negada una internacionalidad absoluta que legítimamente le correspondía, debiendo conformarse con el entorchado B en dos ocasiones. En cualquier caso, conviene recordar que en estos tiempos, la selección española B no era una Sub-21 ni nada parecido, sino un segundo equipo internacional, una especie de equipo reserva, en el que figuraban aquellos futbolistas que se encontraban casi en el mismo escalón que los grandes. De hecho, si en aquellos tiempos hubiesen estado admitidas las sustituciones durante el juego, la mayoría de estos internacionales B habrían sido internacionales absolutos o aumentado sus presencias en la máxima categoría.
Pocos jugadores blancos vendrían luego a suceder a Pepillo, y su fútbol afiligranado. De los que yo he visto jugar, tal vez Enrique Montero o quizás Moisés Rodríguez Carrión, aquel extremo canterano de los ochenta, pudiesen parecérsele algo, tanto en lo bueno como en lo malo. En cualquier caso, parece claro que estamos ante una clase de futbolista, hoy por hoy, en vías de extinción.
Falleció Pepillo en Málaga, en el año 2003, pero su recuerdo sigue intacto, y no quedará en el olvido.