Concretamente, interior derecha, inside-right, como se decía entonces.
De la Gimnástica de Triana, señero equipo sevillano de los tiempos heroicos.
José Vidal Sánchez, por la gracia de Dios (en el centro de la imagen, de pie, junto al portero).
Decían que le pegaba al cuero con la fuerza de mil demonios.
Con la misma fuerza de su sevillismo, entonces temprano, aunque no pudiera llegar a jugar junto a sus ídolos, Spencer, Kinké, Brand, etc.
No iba mal encaminado el muchacho, pero lo pusieron en el brete de decidir entre el fútbol y la mujer de su vida.
Y eligió a Rosa.
La escena no tiene desperdicio.
Regresaba José en bicicleta de su paliza semanal, con aquellas sesiones dobles de trabajo y de fútbol, atravesando la ciudad, sin carril-bici ni ná, para "pelar la pava" con su novia adolescente.
Sentados en las escaleras de la casa de ella, una mano juvenil se posó sobre la rodilla de nuestro "sportman", y un gesto instintivo ante el terrible dolor de aquella caricia le traicionaría.
La joven, preocupada como siempre lo estaría por la salud de los suyos, le suplicó que le enseñara aquella rodilla maldita, para comprobar qué le pasaba.
Al levantarse la pernera, observó asustada una herida sangrante que incluso dejaba atisbar hueso.
Campos secos, pelados, tierra dura y piedras por doquier. Ésas eran las canchas de entonces.
José tuvo que confesar.
Y ella le dijo aquello que tanto se repetiría en otros muchos casos de la época:
"-O el fútbol o yo".
No había opción.
El fútbol pasó a ser entonces una pasión de aficionado.
Recuerdos de las bromas gastadas, las noches de pensión con los compañeros, los desplazamientos en coche de caballos, los equipos de entonces, el Onuba, la Eletromecánica cordobesa, etc ...
Y mucho, mucho sevillismo vivido al pie del cañón e inculcado a los suyos, hijos, nietos, todos ...
En el lecho de muerte, agonizando, sus últimas palabras buscaban conocer si el Sevilla, su Sevilla, se había salvado de bajar a Segunda División.
Los suyos mintieron, diciéndole que sí. Aquello le reconfortó.
Y una tarde de fútbol en el Sánchez-Pizjuán, su hijo menor, mi querido tío Pepe, oiría en la grada a un viejo aficionado sevillista exclamar:
"-El que le pegaba con fuerza era Vidal de la Gimnástica de Triana..."
Llevaba años compartiendo localidad con aquel aficionado, le unía una gran amistad con él, y sin embargo, hasta aquella tarde plomiza de fútbol, no supo cuánto aquel hermano sevillista admiraba a su padre como jugador.
Con estos antecedentes, no tengo más remedio que estar de acuerdo con Bill Shankly, cuando declaró aquello de "el fútbol no es una cuestión de vida o muerte, es mucho más que eso".
fantastica, emocionante historia, sinceramente puedo decir que ya llevaba tiempo sin leer una historia tan magnifica y maravillosa como esta, la he leido con muchisima atención y se me a hecho hasta corto el post. Muy bonita historia. Jose Vidal Sánchez ¡Que grande!
ResponderEliminarun abrazo.
Gracias amigo. Puedo asegurarte que todo lo que se dice en el post es verídico. Como se pone en las pelis, basado en hechos reales.
ResponderEliminarQue bueno...
ResponderEliminarPrecioso post.
Maravilloso post,historia sencillamente genial y magnífica fotografía. Felicidades.
ResponderEliminarUn abrazo
Me ha encantado la historia de tus abuelos.
ResponderEliminarFELICIDADES.
Dentro de pocos días al fin podré aabrir una caja perteneciente a la historia del Sevilla FC que por supuesto compartiré contigo.
Un saludo.
Otra pincleda, o mejor dicho, secuencia, que nos vuelve a dejar de elegancia, ternura y emoción.
ResponderEliminarSaludos.
ResponderEliminarAunque ya conocía ésta historia (he tenido el honor de escuchártela en persona), sigue siendo deliciosa, emocionante y todo un orgullo llevar una herencia así.
Cuídate.
Gracias a todos queridos amigos.
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