martes, 31 de marzo de 2009

Cambio de planes

Me acaban de comunicar que el programa a que aludía en mi anterior post se demorará, en principio, hasta el miércoles posterior a Semana Santa. La razón es la salida de la parrilla de programación de Historia Viva, a causa de los especiales dedicados a nuestra semana mayor. Así que toca esperar.
Pido disculpas por la confusión que haya podido generar, os aseguro que absolutamente involuntaria.
Y de paso aprovecho para felicitaros a todos por el 63º Aniversario de nuestro título liguero, conquistado tal día como hoy en Barcelona, gracias al empate a uno cosechado en Les Corts. El video de aquella efeméride lo tenéis en el margen derecho del blog, en los fotoreportajes históricos.
Espero que sepáis perdonarme los trastornos que pueda ocasionar.

Ayer y Hoy Sevillista en SFC Radio


Mañana por la noche, D.m., el titular de este blog tendrá el honor de participar en el programa de Sevilla Fútbol Club Radio, Historia Viva, dirigido y presentado por Agustín Rodríguez y Juan Castro Prieto.

Desde aquí quiero agradecer a ambos la invitación, que creo además han cursado o cursarán a algún otro blogero interesado por la historia sevillista. Estoy impaciente porque llegue el momento, aunque tengo muy claro que los protagonistas no somos nosotros, sino la Historia del Sevilla Fútbol Club.

Esperemos que el programa resulte ameno y de interés para todos sus oyentes y, cómo no, os invito a sintonizar nuestro querido dial FM 91.6 o a través de internet, a eso de las nueve de la noche.

Y si no podéis, tenéis la redifusión el lunes por la mañana, sobre las nueve, si es que la programación habitual no varía por razón de la Semana Santa.

Nota.- Mañana también juega la Selección Española a esa hora, creo, pero seguro que podéis simultanearlo con la emisión del programa.

sábado, 28 de marzo de 2009

El desmitificador

Ser del equipo de los ricos e insensibles, preocupados durante toda nuestra historia por machacar a los más débiles, en el campo y fuera de él, sí, ya saben, trabajadores, obreros, parados, etc. hace realmente inverosímil dar una explicación coherente a imágenes como la que os traigo.


Un mínimo de conocimiento de la historia sevillista nos lleva rápidamente a identificar al inolvidable Pepe Brand, el gran extremo izquierda de la "línea del miedo", y hacedor de tantas figuras en los escalafones inferiores blancos.

Pero, ¿a qué partido corresponde la imagen? ¿De qué trofeo se trata?

Aquí os dejo el párrafo literal del pie de foto:


Ni sé dónde se jugó el partido ni cómo quedó. Para eso hay otros cracks dentro de la blogosfera sevillista capaces de averiguarlo todo.

Me quedo con el significado más profundo de la imagen.

Que cada cual saque sus propias conclusiones.

Ah, por cierto. Me olvidaba de lo mejor.

¿Alguién adivina quien es el personaje con zapatos blancos, corbata y cigarrillo entre las manos que aparece a la izquierda de los jugadores?

Sorpresa, sorpresa.

Os dejo una pista:

"Dijo el blanco: -Yo puedo,
feliz, estar en todo, porque soy
la impresindible sangre para el justo
clarear de la luz en los colores."

Nota 1.- Añado, gracias a la inestimable aportación de A. Ramírez (Voladizo de Gol Sur), el resultado del encuentro, Sevilla-3 Betis-2, así como la reseña de la previa. Gracias de corazón Antonio.


Nota 2.- El personaje de zapatos blancos aparece también el primero por la izquierda, con un libro en la mano, en esta famosísima foto de 1925 en el Ateneo de Sevilla.


En el centro, Manuel Blasco Garzón, Presidente del Sevilla Fútbol Club 1923-1925), respecto al cual os dejo un link a una memorable entrada de "La Palangana Mecánica": http://www.lapalanganamecanica.com/2008/04/un-republicano-en-la-planta-noble.html
Nota 3.- Gracias a la amabilidad de mi querido y admirado Jose M. Ariza, transcribo un párrafo descriptivo de la escena fotográfica del Ateneo, donde se identifica no sólo a los fotografiados, sino también al resto de presentes ilustres. Gracias amigo.
"Serrano inmortalizó fotográficamente el acto; en el que aparecen centrados José María Romero Martínez y el presidente del Ateneo, Blasco Garzón; y a sus lados, Alberti, Lorca, Chabás, Bacarisse, Jorge Guillén, Bergamín, Dámaso Alonso y Gerardo Diego. Tras el fotógrafo se situaban Cernuda, Villalón, Salinas, Porlán, Adriano del Valle, José Bello, Amantina Cobos, su marido el pintor Villalobos, Alejandro Collantes, Romero Murube, Labrador, Llosent, Espina, Fernández Almagro, Muñoz San Román, Laffón, Bacarisas, el torero Sánchez Mejías, Juan Miguel Sánchez, Lafita, Majó, Núñez Cabezas de Herrera, Tamayo y José de la Peña, entre otros".
También os dejo un interesante enlace al respecto:

miércoles, 25 de marzo de 2009

Una estampa sevillista en 1905


Antes de la expansión generalizada de la fotografía, la representación gráfica de costumbres populares y usos sociales se realizaba fundamentalmente mediante la pintura, el dibujo y la ilustración artística, auténticos antecedentes del fotoperiodismo, tal y como hoy lo conocemos.

Ejemplo prototípico de lo que decimos, y de la utilización de tales medios gráficos en la prensa, puede considerarse la Revista Blanco y Negro, conocida por la mayoría de nosotros.

A principios del siglo XX en Sevilla eran muy pocos los aficionados a la fotografía con la capacidad económica y el conocimiento técnico necesarios como para disponer de los equipos y materiales precisos, menos aún para su utilización al aire libre. El género más extendido era el retrato y ello obligaba generalmente a acudir al estudio de algún profesional. Al margen de ello, las manifestaciones fotográficas que se han conservado de estos tiempos pertenecen primordialmente a fotógrafos extranjeros con pretensiones artísticas, turísticas y/o pintorescas.

En 1934, con motivo de una velada organizada para conmemorar el primer ascenso sevillista a primera división, el polifacético artista sevillano Juan Lafita y Díaz, jugador y fundador del Sevilla Fútbol Club en sus inicios (al igual que su hermano José, ambos hijos del también pintor José Lafita Blanco), decidió ilustrar el menú de la cena prevista con una escena de aquellos primeros tiempos en que el grupo de jóvenes pioneros sevillistas se acercaba a practicar el foot-ball al Huerto de Mariana.

He aquí la ilustración:

Maravillosa, ¿verdad?

Y también el menú.

El valor de la obra de Juan Lafita excede con mucho del simplemente artístico, siendo éste notabilísimo.

Su valor es equiparable al de una fotografía de nuestros precursores, pues está realizada, no ya por un testigo presencial, sino por un protagonista directo de aquel tiempo y de aquella actividad.

Es el propio artista quien, en el margen superior izquierdo, sitúa cronológicamente la escena en 1905, el año de la fundación del club, indicando al pie la ubicación exacta "Primer campo provisional del Sevilla FC Huerto de Mariana (hoy Plaza de América)."

Merece la pena recrearse en la escena y detenerse en cada uno de los valiosísimos detalles que aporta: la pareja de curiosos a la derecha, vestidos a la usanza de la época, el jugador que descansa sentado junto a un árbol, y con una bicicleta apoyada en el tronco (medio de transporte hasta el lugar de juego), la vestimenta de juego, el entorno o el pequeño edificio del fondo, que bien pudiera ser el quiosko donde guardaban los palos, el balón y sus ropas para los entrenos.

Para ser sincero, casi que prefiero este dibujo a una fotografía. Permite evocar aquellos tiempos con una mirada romántica, llena de nostalgia, superior a mi juicio a la que puede trasmitir la imagen fotográfica.

Y además, personalmente, estoy convencido de su autenticidad, pues al margen del toque artístico de la ilustración, indisoluble a toda obra de estas características, entiendo que el dibujo de Lafita, personaje relevante de la sociedad sevillana libre de toda sospecha, refleja fielmente los albores de la creación del Sevilla Fútbol Club.


Tanto como que si Lafita hubiera tenido a su alcance una cámara fotográfica tan manejable como las que cualquiera de nosotros puede disponer hoy día, seguro que hubiera inmortalizado la misma imagen que protagoniza su dibujo.

sábado, 21 de marzo de 2009

Con más pegada que nunca


Sí, por fin el slogan de la campaña de abonados de esta temporada se ha visto reflejado en el campo.

Y no lo digo por el número de goles, pues ya le habíamos hecho cuatro antes a Sporting, Athletic o Real Madrid, sino porque la gran diferencia entre ambos equipos la ha marcado, en mi humilde opinión, la eficacia sevillista en los últimos metros.

Eficacia personalizada en una dupla ofensiva de máximo nivel, Luis Fabiano Clemente y el Mesías de Mali, Frederik Kanouté.

Por cierto que este último ha hecho esta noche su primer hat-trick en la liga española.

Mitad inicial loca, con un Valladolid ejerciendo una presión asfixiante, gracias al despliegue físico de sus jugadores, que parecían superhombres. Mientras las pilas durasen, se antojaba difícil hincarle el diente a los pucelanos, aunque su planteamiento defensivo se veía extraordinariamente arriesgado, y seguramente vulnerable a poco que hubiese precisión en el pase interior sevillista.

Era necesario por tanto que apareciese la calidad.

Y así fue, casi a la primeras de cambio. Un inmenso Romaric, que va a más por partido, se saca de la chistera una maniobra propia de prestidigitador, perfilándose para un pase en primer plano a Navas, y cediendo sin embargo el esférico al 12 blanco, que venía libre y doblando por la derecha a la flecha de Los Palacios. El maliense acoge de zurda la bola, la prolonga unos metros a posición de disparo, y fusila al portero visitante con un derechazo esquinado al fondo de la red. Uno a cero.

Se sucede luego una fase de imprecisiones, de un ir y venir incoherente por parte y parte, hasta que gracias a una falta inexistente, que se inventa ese despropósito de árbitro que es Iturralde en el 25, Cannobio la pone de cine, para que Goitom sólo tenga que asomar la frente, dentro del área pequeña, y convertir de manera inapelable el empate forastero.

Afortunadamente, justo antes del descanso, el mejor asistente de la liga, Jesús Navas, irrumpía por su costado, centrando a media altura hacia el punto de penalty, para que, de nuevo Kanouté, dando un paso atrás para desmarcarse, y embarcando la pelota con su pierna derecha, como si de un muletazo se tratase, pusiera en el electrónico un tranquilizador dos a uno.

La segunda parte fue un auténtico paseo. Desde inicio ya parecía que el Valladolid había agotado sus fuerzas, con lo cual el Sevilla fue creciendo y madurando el partido, que ya quedaría visto para sentencia con el tercer gol local, anotado por Luis Fabiano, gracias a un fallido intento de fuera de juego de la defensa castellana, demasiado cerca del centro del campo, y a un gran pase entre líneas de Adriano, estilo Alves, que permitió a O Fabuloso controlar, comprobar que estaba habilitado por el linier, driblar a Villar y cruzar luego su disparo salvando el intento desesperado de Bea por bloquear la jugada.

Poco después llegaría el cuarto gol, en precioso cabezazo de Kanouté, tras centro medido de Navarro, preñado de toda esa plástica que sólo el Mesías de Mali puede regalarnos. El guardameta del Valladolid, Justo Villar, llegó a rozar el esférico, pero la potencia del remate del africano había doblado su mano, quedando el balón incrustado en la red.

De aquí al final, destellos inmensos de Perotti, y minutos para Crespo y la reaparición de Koné.

Victoria para la reafirmación de Jiménez, si es que hay que seguir confirmándolo semana a semana.

Y desde el punto de vista numérico, las lecturas, muchas y diversas, son todas positivas:

- Tres nuevos puntos, para sumar 54.

- Se reduce la cuenta de los puntos a obtener, de aquí al final de liga, para asegurar Champions. Nos quedan dieciocho.
- Se reduce igualmente el número de victorias precisas para el objetivo Champions. Cinco, con diez partidos por delante.

- Obligamos a nuestros perseguidores, sobre todo a los situados en zona Uefa, a cubrir unos registros realmente extraordinarios para poder desbancarnos.

El parcial que llevamos es de 16 puntos de 18 posibles en las últimas seis jornadas, 5 victorias y un empate (que también pudo ser triunfo).

Unas cifras impresionantes que, de seguir así, más que para la Champions, casi casi darían para pelear el campeonato.

viernes, 20 de marzo de 2009

La carta de Isaias White


Ya en otro lugar de este blog (“Descubriendo a Mr Henderson”) hemos aludido a esta carta, que tan nerviosos ha puesto a algunos desde que Juan Castro Prieto le diera adecuado lustre y contexto en su magnífico libro "Los primeros pasos del foot-ball sevillano".

La carta tiene un valor histórico indiscutible, y obliga a replantear tradicionales posiciones tenidas por inamovibles, mal que le pese a muchos.

He aquí los motivos:

1º).- La carta constituye una prueba directa –por cuanto que procede de uno de sus protagonistas, Isaias White- de la primera iniciativa para practicar fútbol organizado en la ciudad de Sevilla.

En una época donde para las compañías mercantiles y los entes asociativos en general estaba vedada la utilización de una denominación social de fantasía (no sean mal pensados, desde el punto de vista técnico jurídico, una denominación de fantasía es aquella que no responde al nombre de los socios –denominación subjetiva o razón social- ni a la enumeración de una o varias actividades económicas –denominación objetiva strictu sensu), el nombre de una organización decía mucho de las actividades de sus miembros. De hecho, debía “decirlo todo”, por lo que venía a constituir algo así como el ADN de la entidad.

Esto no sólo era así en el caso de este primitivo “Sevilla Foot-Ball Club”, sino también para el “Huelva Recreation Club”, y para todos aquellos clubes deportivos que comenzarían a proliferar en España a partir de esta época, los cuales, no por capricho, sino por reflejar su actividad, utilizaban denominaciones que, sin pensar en su significado, hoy tenemos “metabolizadas” como clásicas del fútbol, cuando en realidad, en origen, no lo fueron. Así, podríamos hablar de los clubes atléticos (“athletic clubs”), clubes gimnásticos (“gimnastic clubs”), clubes de carreras (“racing clubs”) o los ciclistas (“cycle clubs”), los clubes de regatas (“rowing clubs”) y, por supuesto, finalmente, los clubes estrictamente de fútbol (“football clubs”).

Es evidente, por tanto, que los miembros de la colonia inglesa de Sevilla aficionados al “foot-ball” pensaron dotarse de una cierta organización e infraestructura para la práctica regular de dicho juego (y no otros deportes), y que por eso decidieron constituir un club de fútbol (y no un club multidisciplinar, dedicado también a otras actividades).

2º).- La carta fue publicada en “La Provincia” de Huelva, el 28 de febrero de 1.890, aunque en puridad su texto forma parte de una nota de sociedad cuya publicación se realiza a instancias del Secretario del “Huelva Recreation Club”, E.W. Palin, para conocimiento de sus socios y demás interesados.

Es decir, es E.W. Palin quien decide informar de la carta recibida del Secretario del “Sevilla Football Club”, Isaías J. White.

La carta, escrita en inglés, y ya archiconocida, la podéis ver en esta foto.

Y su traducción es la siguiente:

“Estimado señor.

Su nombre como Secretario del Club Recreativo de Huelva nos ha sido proporcionado por el Sr. Henderson.

Como probablamente usted ha escuchado, hemos iniciado recientemente un Club de Fútbol aquí y se nos ha propuesto preguntar a los miembros de su club acerca de visitar Sevilla y tomar parte en un partido de fútbol amistoso con nosotros bajo las reglas de la Federación.

Si fuera conveniente para ustedes el sábado 8 de marzo, esta fecha sería adecuada para nosotros. Les propondríamos que el partido comience sobre las 5 p.m. con objeto de adelantarnos al frío de la noche y que posteriormente su equipo pueda cenar y pasar la noche con nosotros.

A la espera de su respuesta.

Quedo.

Suyo atentamente.

Isaías White J.”


El texto de la carta viene precedido en la publicación por una breve presentación del Sr. Palin, que literalmente dice:


“Huelva Recreation Club.

The following letter has been received from the Secretary of the Sevilla Foot-ball Club. Sevilla 25 th February 1890, E.W. Palin Esqr. Huelva.”


La traducción de este párrafo introductorio es la siguiente:

“Club Recreativo de Huelva.

La siguiente carta se ha recibido del Secretario del Sevilla Football Club. Sevilla, 25 de febrero de 1890. E.W. Palin Esqr. Huelva.”


Nótese que es E.W. Palin quien se refiere al club sevillano denominándole “Sevilla Foot-Ball Club”, es decir, utilizando el nombre de la ciudad en español –“Sevilla”- y no en inglés –“Seville”-, lo que induce a pensar que dicha referencia no es una mera traducción al inglés de lo que en español se diría “Club de Fútbol de Sevilla”, sino que probablemente se corresponde con la denominación social que se había otorgado la sociedad sevillana.

Además de transcribir la carta recibida de Isaías White J., la nota de prensa redactada por Mr. Palin, publicada en “La Provincia” advierte a los socios del “Huelva Recreation Club” de una reunión del comité del club (“Comittee meeting”) y de una asamblea general (“general meeting”) el lunes siguiente, para decidir si se aceptaban los desafíos recibidos para disputar partidos de fútbol y de cricket.

A continuación, ya redactado por los empleados del periódico, y no por E.W. Palin, figura un resumen en español de la reseña remitida por el Secretario recreativista, que dice: “El Secretario del Club Recreativo de Huelva (traduciendo al español Huelva Recreation Club) ha recibido una carta del Club Inglés de Sevilla, invitando a los señores socios a que visiten dicha ciudad, y tomen parte en una partida de pelota, que, de aceptar la invitación, tendría lugar el 8 de Marzo. El lunes próximo se celebrará Junta general en las habitaciones del club, Hotel Colón, a las ocho y media de su noche, para tratar si se acepta la invitación de Sevilla, como asimismo otra, de Rio-Tinto, para un “Cricket match”.

Cuando se compara con el texto inglés original de E.W. Palin, se comprueba que el resumen realizado por los redactores de “La Provincia” no es una traducción fiel, pues contiene diversas omisiones (por ejemplo, la eliminación de referencias a la reunión previa del Comité del club a las 7,45 p.m.) y errores de traducción (por ejemplo, “Club Inglés de Sevilla” en lugar de “Sevilla Foot-ball Club” o “Club de Football de Sevilla” y “partida de pelota” en lugar de “foot-ball”), por lo cual es preferible tomar como referente más fidedigno, y así lo hemos hecho nosotros, el propio texto escrito personalmente por el Sr. Palin.

3º).- Sabemos que el “Sevilla Foot-Ball Club” existió, al menos desde principios de 1.890, aunque conozcamos poco aún de su estructura orgánica.

Por consiguiente, quienes se enfrentaron al “Huelva Recreation Club” el 8 de marzo de 1.890 en la Dehesa de Tablada, no eran una selección improvisada de ingleses residentes en Sevilla, como se había venido manteniendo tradicionalmente hasta ahora.

Cuando decimos que el club “existió” nos referimos a la innegable realidad histórica de este “Sevilla Foot-Ball Club” de 1.890, no a su constitución con arreglo a la Ley de Asociaciones de 1.887, pues efectivamente no existe constancia aún de que la entidad completase los trámites legales de constitución previstos en la citada norma.

En cualquier caso, no es de extrañar que así fuese, porque:

(i) tampoco las demás sociedades que afirman haberse constituido contemporáneamente a ésta pueden acreditar su inscripción en el Gobierno Civil, y

(ii) porque el peso específico de los componentes ingleses probablemente hacía que considerasen innecesario cumplir tales trámites, si es que los conocían, puesto que, de alguna manera, se encontraban al margen de la legalidad española, a la que, como súbditos de la corona inglesa, se consideraban escasamente sometidos, siendo al fin y al cabo el foot-ball y su club, algo genuinamente “british”, ajeno a las costumbres de su lugar de residencia.

[En nuestro post “El sustrato ideológico en la fundación del Sevilla Foot-Ball Club” ya hemos explicado cómo la “españolización” del colectivo de precursores sevillistas hacia 1904 y 1905 es una de las claves de la legalización del club en octubre de 1.905]

4º).- No debe pasar inadvertido que Isaias White alude específicamente en la carta a la creación del club (“...we have recently started a Football Club here…”), situándola temporalmente incluso antes de realizar la proposición del envite al equipo vecino.

El término inglés de “club”, con significado tan familiar para los británicos, era escasamente conocido en la Sevilla del último cuarto del siglo XIX. De hecho, los primeros clubes de “sport” de Sevilla empiezan a aparecer justamente en este momento, aunque vinculados a clases económicas pudientes y a prácticas deportivas como el automovilismo, ciclismo, carreras de caballos, remo, etc., según puede apreciarse en las Guías Gómez-Zarzuela (la oficiosa “Guía de Sevilla y su provincia”).

Asimismo, el concepto de “club” era algo atípico dentro del ordenamiento jurídico español. Los clubes de “sport”, conforme a la tradición legal inglesa, eran sociedades sin ánimo de lucro (“non-profit corporation”), integradas por socios practicantes de los juegos organizados por la entidad. Estos socios adoptaban decisiones en asambleas, y confiaban el gobierno de la institución a una junta directiva, compuesta por lo general de un Presidente, un Secretario y diversos Vocales, además de otros posibles cargos honoríficos.

En la vecina localidad de Huelva se había fundado recientemente un club de recreo por parte de los empleados de “The Riotinto Company Limited”, la compañía creada para la explotación de las minas de Riotinto, concedida en 1.873 por el estado español a Matheson & Co., H. Doestch, N.E. Quentell y E.H. Taylor. El “Huelva Recreation Club”, que así era como se llamaba el club onubense, estaba dedicado también al fútbol y a otras disciplinas deportivas, como el tenis (“lawn tennis”), el cricket o las carreras de galgos.

Pues bien, este club tenía originariamente dos Presidentes efectivos, D. Carlos Adam y D. Pedro N. de Soto, y un Secretario, E.W. Palin, además de diversos Presidentes Honoríficos, fundamentalmente autoridades locales, designados en la asamblea celebrada el 23 de diciembre de 1.889, según resulta de lo publicado en el periódico “La Provincia” de Huelva, en su edición del 28 de diciembre de 1.889.

La denominación “Sevilla Foot-Ball Club”, la confirmación de White de que un “club” se había creado y la certeza de la existencia de un cargo, el de Secretario, nombrado y en ejercicio, hacen pensar, en buena y recta lógica, que el club sevillano había de tener también un Presidente y una junta directiva. ¿Alguien se imagina un club con Secretario y sin Presidente?

Y ello debió resultar forzosamente de una asamblea constituyente, cuyos detalles (fecha, asistentes, lugar de celebración, etc.) se desconocen, pero en la que se designarían dichos cargos en forma esencialmente parecida a lo sucedido con el “Huelva Recreation Club”, toda vez que:

- Los miembros de ambas instituciones procedían de una misma cultura y tenían un rango social semejante, por lo que habían de compartir un mismo entendimiento de lo que significaba crear un “club”.

- No parece de recibo que Isaias White se atreviera a dirigir una carta a su homólogo onubense para cursar la invitación del “match” y la del posterior convite, si él mismo no estaba formalmente investido como Secretario para suscribir la correspondencia de la sociedad y si el club hispalense no disponía de una mínima estructura orgánica y base social.

- Tampoco parece admisible que E.W. Palin publicase la carta, dándole credibilidad al club sevillano y al encuentro de desafío, si no tenía constancia de que efectivamente, se trataba de un club de “sport”, tal y como podían considerarlo los británicos. La vinculación entre ambos cuerpos sociales, a través de la conexión Henderson-White-Morrison, (ver el post “Descubriendo a Mr. Henderson”) y los hermanos Langdon así lo certifica.

- Finalmente, parece inconcebible que el Sevilla Foot-Ball Club no fuese un verdadero club cuando los actos previstos (el “match” y la posterior cena) iban a estar presididos, confiriéndoles así un alto grado institucional, por el Vicecónsul inglés de Sevilla, Sr. Johnson. ¿Se imaginan un “falso” club organizando un evento con presencia de la máxima autoridad consular? Quien escribe estas líneas, desde luego no.

5º).- En definitiva, el Sevilla Foot-Ball Club surgido hacia 1.890 seguramente no será, en términos estrictamente jurídicos, el mismo club que hoy día conocemos, pero sin ninguna duda es su antecedente inmediato (y posiblemente necesario).

Los datos apuntan a una cercanía temporal muy estrecha con la creación del “Huelva Recreation Club” (éste a finales de diciembre de 1889, y aquél en enero/febrero de 1890) y, si no puede considerarse el primer club deportivo –en el sentido inglés del término- practicante del fútbol en España, aquel Sevilla Foot-Ball Club fue probablemente el primero dedicado específicamente a dicho deporte.

miércoles, 18 de marzo de 2009

El Mesías de Mali


Vino a Sevilla para inaugurar un tiempo nuevo.

Un nuevo curso, un distinto devenir, pleno, gozoso, rotundo, afirmativo.

El fin de un sino sin fin. El anuncio de un tránsito ya fenecido.

El triunfo de la blanca luz sobre las verdes tinieblas.

La transmutación y el rompimiento de gloria.

Frederik Kanouté, el Mesías de Mali.

Sereno, recóndito, inaccesible.

Rodeado de un aura de misticismo reservada sólo a las grandes personalidades.

Ese halo que algunos, los de siempre, quisieron interpretar, torpemente, como mera inhibición.

Antiguo pastor en tierra extraña, vino a predicar su doctrina sobre la hierba, cada domingo, en el templo sacro de Nervión.

Una doctrina de fútbol puro, perfecta eficacia y plástica inigualable.

La expresión carnal de la elegancia, la sincronía, el trapío, la ingravidez …

Dones de un futbolista completo, un atleta intemporal.

La economía en el esfuerzo, la solidaridad en el campo.

El canon armonioso, siempre el “tempo” adecuado.

En cada salto, en cada control, en cada giro, en cada remate.

La pieza que nos faltaba en un puzle de ensueño, con Andrés, Javi, Antonio, Pep, Enzo, David, Jesús, Julien, Drago … y los brasileños.

Los héroes verdaderos de aquel centenario.
Todo cambió desde entonces.

Él y nosotros.

La historia es la de siempre, pero no es ya la misma.

Un nuevo evangelio alumbra, aquí y ahora, el alma única de todos los sevillistas.

Nuestro particular advenimiento.

La paz interior que nos trajo este futbolista gigante, capaz de transformar la inercia de largos años de ausencia en presencia cierta, real y tangible.

Y también un ser humano consciente, comprometido, que nos enseña que el mundo se puede cambiar.

Dentro y fuera del campo.

Que nos lo pregunten, si no, a los que profesamos la fe blanquirroja.

Podemos decir “hemos visto”.

Podemos afirmar “creo”.

lunes, 16 de marzo de 2009

Tres bloques de cuatro


Iniciamos ayer en La Rosaleda un final de campeonato que puede descomponerse en tres partes perfectamente diferenciadas.

Un primer bloque de partidos, contra rivales relativamente asequibles, como Málaga, Valladolid, Recreativo de Huelva y Getafe.

Un segundo tramo contra rivales complicados, como Valencia, Barcelona, Real Madrid y Villarreal, todos ellos fuera de casa, salvo contra los de Juande, a quienes recibiremos en Nervión.

Y para terminar, un grupo de cuatro encuentros con equipos de mitad de la tabla hacia abajo, como Mallorca, Osasuna y Numancia, así como contra el Deportivo de la Coruña, que aspira a colarse en Europa.

En total, en estos doce encuentros, el Sevilla, que los afrontaba con 50 puntos, debería hacer aproximadamente 21 ó 22 puntos sobre 36 para asegurarse plaza Champions. Ello significa una media de aproximadamente 7 puntos por bloque, dos victorias y un empate. Es decir, seis victorias y tres empates o siete victorias en doce (ya once) encuentros hasta el final de temporada. En términos porcentuales, tenemos que hacer aproximadamente el 60% de los puntos en juego. Ello nos daría 71/72 puntos en clasificación final.

Ayer en Málaga conseguimos el primero de siete (y el primero de veintiuno/veintidós). Lástima que entre Teixeira (impresentable su colocación en la jugada del gol anulado) y la falta de precisión en los últimos metros, se nos fuera una victoria que debió ser nuestra, por posesión, llegada y abrumadora superioridad técnica.

Como parecía de esas tardes en las todo lo bueno que haces no obtiene retorno, casi que nos dimos por contentos con al menos el empate. Igualada que, visto el desarrollo final de la jornada, puede resultar valiosísimo.

Extraordinaria jugada de Perotti, a lo Laudrup, para servir a Kanouté el primer tanto blanco (rojo ayer).

Y maravillosa igualmente la combinación del empate, una réplica casi exacta del inolvidable 1-0 de Eindhoven, en la final uefa contra el Boro (si permutamos a Daniel por Adriano, claro).

Si en este primer bloque sacamos adelante los partidos de casa, estaríamos en la media necesaria para asegurar Champions, aunque convendría sobremanera apretar para hacer pleno, teniendo en cuenta el tramo que se nos avecina después.

No quiero terminar este análisis sin aludir a lo que deberían hacer nuestros competidores inmediatos para desplazarnos de las plazas Champions.

Si Villarreal está a seis puntos de nosotros, tendría que hacer, manteniendo el criterio expuesto arriba, 28 puntos de 36 posibles, esto es, el 78% de los puntos en liza, que podrían ser más si nos llevamos el goal average particular. De momento, ayer no sumó. Aunque nos queda un enfrentamiento directo que podría condicionar este cálculo.

El Málaga, con ocho puntos menos, tendría que hacer 30 de 36, es decir, el 83% de lo que queda. El peligro estaría que nos gana el goal average particular.

Finalmente, el Atlético de Madrid, al tener perdido con nosotros el goal average particular, necesitaría llegar a los 31 puntos, aproximadamente. Ayer sumó 3, por lo que le restan 28 de 33. Claro que si los colchoneros pinchasen en dos partidos (por ejemplo, dos derrotas o casi dos empates), tendrían prácticamente imposible alcanzarnos (siempre que andemos en unos números razonables).

Las perspectivas son buenas, estamos en el camino correcto.

Adelante.

sábado, 14 de marzo de 2009

Campeones de Copa - Video 1948

Lo prometido es deuda.

Aquí tenéis un nuevo fotoreportaje histórico, esta vez del triunfo copero de Chamartín, en 1948, con victoria sevillista por 4 goles a 1 ante el Celta de Vigo.
Arza, Busto, Antúnez, Joaquín, Eguiluz, Alconero y compañía.


Espero que os guste.

viernes, 13 de marzo de 2009

Un pedazo de roca envuelto en un pedazo de seda


Así definía el periodista deportivo Rafael Rienzi al extraordinario medio izquierdo sevillista Andrés Mateo Vilches, uno de los más grandes jugadores que ha vestido la camiseta del Sevilla Fútbol Club.
Y a fe que Rienzi tenía razón.

Porque Mateo aunaba en perfecta amalgama el poderío y la clase casi como ningún otro jugador de su tiempo.

A primera vista, Andrés Mateo tenía facha de jugador norteño, como Deva, como Euskalduna o el mismísimo Fede, aquel alavesista del pañuelo en la cabeza que antecediera a Mateo en la línea media blanca antes de la guerra civil.

Alto, fornido, con tipo de guardaespaldas, nada en su apariencia hacía presagiar que escondiera en sus botas un fútbol preciso y exquisito.

Sin embargo, según muchos, Andrés Mateo ha sido uno de los futbolistas de técnica más depurada de la historia merengue. Un auténtico científico.

Os cuento una anécdota ilustrativa de su talento, que me comentaron unos viejos aficionados sevillistas hace ya algunos años.

Al parecer, al terminar un entrenamiento, varios compañeros de equipo porfiaban sobre quién de ellos era superior técnicamente en el golpeo de balón, y con objeto de dilucidarlo, ingeniaron una curiosa prueba: realizar un disparo que debía describir una línea recta lo más perfecta posible.

Allá que se aprestaron a intentarlo los más estilistas del grupo, Pepillo (el de los stukas), Iturbe, Juan Arza, …

Ninguno lograba acercarse al objetivo.

En éstas que llega el turno de Mateo.

Andrés toma el esférico con mimo, lo coloca sobre la línea de fondo del viejo Nervión e impacta el cuero con su pie izquierdo desplazándolo a todo lo largo de la cal sin desviarse un milímetro.

Los compañeros quedaron impresionados. Y no es para menos.

Tal vez por aquella apuesta o simplemente porque así lo pensaban, son varios los jugadores sevillistas contemporáneos de Mateo que lo han definido como el mejor futbolista con el que han jugado nunca.

Si su nombre no figura más alto dentro del Olimpo de héroes sevillistas probablemente se deba a que no consiguió alinearse en los onces que lograron los títulos de la década de los cuarenta y porque su figura se fue apagando poco a poco por culpa de las lesiones y de una extraña enfermedad.

Sin embargo, su recuerdo para los viejos aficionados nervionenses permanece indeleble. Tanto que algunos quisieron ver en jugadores como Francisco o Jesús Choya a un nuevo Andrés Mateo.

Vistió la camiseta internacional de España en tres ocasiones, debutando precisamente en Nervión contra Francia, en la victoria hispana por cuatro a cero, el 15 de mayo de 1942.

En la foto, lo podéis ver el día de su debut, de pie, el cuarto por la izquierda.


Luego jugó contra Alemania en Berlín, con empate a uno, y en Milán contra Italia, con derrota cuatro a cero.

Perteneció al Sevilla Fútbol Club casi una década, aunque su periodo de máximo esplendor se concentró entre 1941 y 1945. Pese a pertenecer a la plantilla, no llegó a disputar ningún encuentro en la temporada 1945-46, la del título liguero, ni tampoco en el campeonato de Copa de 1.948.

Formó una memorable línea media, plena de garra y calidad, junto con Alconero y Félix, en la época clásica del Sevilla Fútbol Club.


Algecireño de cuna, dedicó buena parte de su vida al equipo de su tierra, entrenando en las categorías inferiores del Algeciras, prácticamente hasta su fallecimiento, acaecido en 1.993.

La huella de su ejecutoria ha sido tal que su nombre rotula el Pabellón de Deportes de Algeciras, además de haberse instituido en su nombre un premio deportivo que concede el Ayuntamiento de la localidad portuaria.

El 10 de junio de 2008, el Diario Europasur se hacía eco de la siguiente noticia:

“Familiares de Andrés Mateo entregaron al concejal de deportes del Ayuntamiento de Algeciras, Julio Martínez Fírvida, recuerdos de la carrera del mítico ex jugador internacional algecireño ya desaparecido. Los familiares donaron álbumes de fotos, recortes de prensa de la época y placas que recibió Mateo durante su carrera deportiva. El PMD estudiará la mejor manera de exponer en sus instalaciones tan valiosos recuerdos para que todos los algecireños puedan ser partícipes de los mismos”.

Unos recuerdos que, sin duda, conforman también un trozo importante de la historia del Sevilla Fútbol Club.

martes, 10 de marzo de 2009

El sustrato ideológico en la fundación del Sevilla Foot-Ball Club

Pido disculpas de antemano por la extensión de este post, pero entiendo que está justificada por versar sobre uno de los aspectos clave, posiblemente el más importante y decisivo, para comprender y situar históricamente la constitución del Sevilla Foot-Ball Club.

En las próximas líneas desarrollaremos por qué aquel grupo de jóvenes que practicaban el “juego de pelota con los pies” en la ciudad de Sevilla desde principios del pasado siglo XX no se decidió a formalizar legalmente una sociedad de foot-ball hasta 1.905, cuál era el espíritu que inspiró la fundación del club y cómo dicho espíritu condiciona y justifica la actividad desarrollada por la entidad durante sus primeros años de vida.
Recién estrenado el siglo XX, un grupo de jóvenes entusiastas del “foot-ball” había retomado la iniciativa de los primitivos aficionados de la ciudad, comenzando a practicar con cierta regularidad el nuevo deporte, fundamentalmente en la zona de La Trinidad (ver el post “Geographica sevillista I”).
Al igual que una década atrás, el núcleo primigenio de estos deportistas estaba conformado por miembros de la comunidad británica de la ciudad.

Así lo refiere Arturo Otero, en su primer “Historial del Sevilla Club de Fútbol. 35 años de vida deportiva”, escrito en 1.941, del que guardamos celosamente un ejemplar original.


En su libro, Otero cita a Mr. Wood, Mr. Hamick, Mr. MacKenzie y Mr. Langdon, como principales precursores, repitiéndose este dato hasta la saciedad en casi todas las biografías posteriores del club.

Tales apellidos corresponden, según hoy sabemos, a John Wood, capitán del vapor “Cordova”, y uno de los primeros jugadores del club; Samuel Hamech, miembro de la primera directiva del Sevilla Fútbol Club [la transcripción de apellidos de origen inglés al español de acuerdo con su fonética jugará muy malas pasadas en estos primeros tiempos, hay numerosos ejemplos de ello: Hamick en lugar de Hamech; Querbu por Kirkwood; Maccoll por McColl; Braun por Brown, etc.]; Juan Mackenzie, jugador y directivo de la entidad en sus primeros años de existencia; y Charles Gustave Langdon, hijo de John Sidney Langdon, antiguo socio del Sevilla Football Club de 1.890, al que ya nos hemos referido en otro post (“Descubriendo a Mr. Henderson”), y que al igual que Hamech, formará parte del primer órgano de gobierno oficial de la institución.

Además de aquellos “cuatro locos en paños menores”, según la original y felicísima expresión de Otero, en su obra ya citada, dentro de la colonia inglesa de Sevilla, figuraban otros elementos habituales de esta primera época como el también marino Brown, Greensmith, Duncan Thompson, el londinense Adam Kirkwood y Cirilo Smith Robinson, ingeniero este último de la “Compañía de Aguas de los Ingleses” y padre del afamado periodista sevillano Javier Smith. A todos estos ingleses los encontraremos posteriormente alineados en el primer “team” de la escuadra sevillana y, en ocasiones, también, en otros equipos de fútbol, locales y extranjeros.

Alrededor de los ingleses, van apareciendo nuevos adeptos al juego, que engrosan paulatinamente el número de simpatizantes al fútbol en la ciudad, e irán insuflando al colectivo el espíritu que, poco más tarde, les llevará a culminar el proceso legal de constitución de una sociedad de “sport”. Se trata de personas que, bien por su profesión, relacionada con las actividades comerciales o industriales de los ingleses, o bien por sus estancias en el extranjero, generalmente como estudiantes, ya han tenido algún contacto previo con el “foot-ball”.

Entre ellos, cabe citar, en primer lugar, a los españoles, con José Luis Gallegos Arnosa a la cabeza, a quien siguen Manuel Jiménez de León, los hermanos Manuel y Fermín Zapata, Juan Mejías, Benito Romero, Nicolás Carretero, Ruiz de Castañeda, Valenzuela, Jorge Graells Miró, los hermanos Tiburcio y Francisco Javier de Alba y Alarcón, Luis Ibarra y Osborne, Carlos García Martínez, Fernando Escandón, los hermanos Juan y José Lafita, Fidel Echevarría, Artaza, Ángel Leaniz, Javier Lasso de la Vega, Sevillano, los hermanos Luis y José María Cobián, Carlos Peizoto, Francisco Illana, Diego Otero, Francisco Montoto, Pepe Gamero, Antonio Avilés, Álvaro Rivas, Medina de Togores, Balbontín, etc. Y también los franceses, como Emilio Bezard Ortigosa, Carlos Lecompte, los hermanos Labourdette, Peyré, etc. En total, una cincuentena de jóvenes, algunos de ellos incluso menores de edad, que a lo largo de este periplo inicial tendrán que enfrentarse a no pocas dificultades y a la incomprensión de una sociedad ensimismada en el pasado, que digiere con recelo los importantes cambios que se le avecinan.

La cafetería Eslava, en la Puerta de Jerez, y el domicilio particular de los Alba, en la actual Avenida de la Constitución, eran los lugares habituales de tertulia de aquellos primitivos aficionados al fútbol.


Cada cual daba su opinión sobre los diferentes aspectos que rodeaban la práctica de dicho deporte, sus reglas, las dificultades que encontraban para practicarlo, etc., aunque el debate central para todos ellos era la conveniencia de constituir un club de fútbol.
Razones para ello había de lo más variado, según ha trascendido hasta nosotros, gracias a los testimonios de sus protagonistas. Algunas de ellas, puramente anecdóticas, y otras más serias y prácticas. Por ejemplo, algunos de estos jóvenes justificaban el interés por constituir formalmente una sociedad en la necesidad de regularizar la situación de semiclandestinidad en que venían practicando su juego favorito, pues ya habían tenido algún que otro encontronazo con la autoridad policial. Otros sostenían que la legalización de la sociedad permitiría contar con ingresos regulares procedentes de las cuotas de los socios, y sujetar la actividad social a una cierta disciplina y uniformidad por parte de todos los partícipes. Ha de tenerse en cuenta, en este sentido, que una mínima organización y estructuras eran cada vez más imprescindibles para sufragar los gastos del material deportivo procedente del extranjero –botas, balones, equipaciones, etc.-, así como para aspirar a la disputa de partidos serios con contrincantes de una cierta entidad, aún cuando se tratara de enfrentarse a equipos formados por tripulantes de embarcaciones atracadas en el puerto.
Sin embargo, creemos que las razones fundamentales que provocaron la constitución del Sevilla Fútbol Club fueron otras.

A las alturas de siglo en que nos encontramos, 1.904 y 1.905, ya se conocía la existencia de otros clubes de fútbol que se habían legalizado, registrándose debidamente, lo que les había permitido disputar por derecho, con gran éxito de público, la primera Copa de España, el denominado Concurso de Foot-Ball de Madrid, en la primavera de 1.902, con ocasión de la coronación de S.A.R. Alfonso XIII.


Los equipos participantes fueron el Bizcaya (unión circunstancial del Athletic Club y el Bizcaya, ambos de Bilbao), F.C. Barcelona, C. Español de Football, New Football Club de Madrid y Madrid C.F., y el patrocinio del rey hizo que gozara de un amplio tratamiento periodístico, muy superior a lo que se solía estilar por entonces para los acontecimientos deportivos. No es difícil adivinar, por tanto, en aquellos ilusionados “sportmen” sevillanos, el afán por emular a sus colegas madrileños, catalanes y vascos, y sus deseos de medir fuerzas con ellos en próximos campeonatos.

Pero por encima de todo, fue clave en el proceso y motor principal del nacimiento del club, el aspecto puramente ideológico, que se percibe con nitidez en los documentos y testimonios que se han conservado de este trance.

Una idea por encima de todas preside el hito fundacional del Sevilla Foot-Ball Club, y hace cristalizar entre los promotores la necesaria “affectio societatis”. Y es una idea de su tiempo: fomentar la salud, la higiene y la educación física de los jóvenes, para con ello mejorar su espíritu y contribuir al bienestar y el progreso social en España.

Este noble planteamiento entronca directamente con los postulados de Pierre de Coubertain, padre de los modernos Juegos Olímpicos.


Y tuvo su acogida en España en clave regeneracionista por intelectuales de la talla de Joaquín Costa, Miguel de Unamuno o Francisco Giner de los Ríos, que veían en el deporte, y en el fútbol, el vehículo para la transformación de España, tarea “sólo posible con un pueblo fuerte y atlético”.

He aquí la clave.

La voluntad constituyente no cuaja entre los primitivos aficionados al foot-ball en Sevilla hasta que el grupo se “españoliza”, y la balanza del liderazgo dentro del mismo pasa de manos de los ingleses a recaer en prohombres locales como Gallegos y los hermanos Alba, comprometidos con la sociedad sevillana y con su tiempo, lo que provoca una toma de conciencia colectiva que prende la llama de la institucionalización.

El espíritu regeneracionista había trascendido a aquellos jóvenes sevillanos, que quisieron sumarse con su iniciativa a la recuperación de su entorno vital, una Sevilla insalubre, que vivía en la miseria y la hambruna, y que tenía unos índices de mortalidad infantil elevadísimos, y una España sumida en una profunda crisis de identidad, que según muchos aún hoy perdura.

Aquel “leiv motiv”, auténtico ideal de conducta que ha marcado desde entonces el perfil más comprometido y social de la institución, constituye el más preciado legado de aquellos fundadores para las generaciones venideras. Tan decisivo fue aquel espíritu que se consagró en los estatutos sociales del club, como objeto social de la entidad:

“…siendo su fin propagar y fomentar este sport para mejorar el desarrollo físico de la juventud”.

Pocos estatutos de sociedades de foot-ball pueden presumir de contener referencias semejantes a una finalidad social altruista y desinteresada, distinta de la mera práctica del “sport” por sus socios. En este aspecto, como en tantos otros, se distingue el Sevilla Foot-ball Club, de manera real y tangible, de otras muchas entidades, algunas de ellas con pretensiones de representar supuestos ideales superiores que no son más que estereotipos convenientemente cultivados a lo largo de los tiempos.
Pero no sólo los estatutos sevillistas reflejan dicha preocupación. El espíritu social que rodea la constitución del club queda plasmado también en el celebérrimo discurso fundacional pronunciado por el primer Presidente de la sociedad, D. José Luis Gallegos Arnosa.


Fue la noche del 15 de octubre de 1.905, durante la cena celebrada en el Pasaje de Oriente:

“Todos los hombres, de cualquier nivel social, ideas religiosas o políticas, tendrán aquí cabida”.

Finalmente, sabemos que aquellos ideales eran los propios de Francisco Javier de Alba y Alarcón, el gran “Paco Alba”.

Cerebro en la sombra de la creación del club, jugador y Presidente decisivo años más tarde, hasta su fallecimiento, acaecido el 14 de abril de 1.921. Al glosar su inolvidable trayectoria, con motivo de su muerte, su compañero y amigo, que también presidiera la entidad, Carlos García Martínez, resaltaba lo siguiente:

“… fiel a su convencimiento de que la salvación de España estaba en la vigorización de la raza, fue el alma mater del fútbol sevillano y el más experto y constante cultivador de todos los ejercicios de educación física”.

Muy pronto quedaría demostrado que estos altos propósitos de quienes a la postre fundarían el club, lejos de constituir simples ideales abstractos sin materializar, iban a tener un inmediato reflejo práctico en la vida de la sociedad.
Así, en sus primeros tiempos oficiales, y por encima de la búsqueda de “desafíos” con rivales de cierta entidad -que se celebran sólo esporádicamente, dada la ausencia de equipos cercanos con los que competir-, el Sevilla Fútbol Club opta por orientar sus actividades “ad intra”, concentrándose en la formación de hasta cinco equipos de cantera, con numerosos jóvenes sevillanos bajo su tutela, algunos de ellos incluso en edad infantil, dedicados a la práctica regular del “foot-ball”.
Esta actividad inicial del club está perfectamente contrastada gracias al artículo de El Liberal del 31 de octubre de 1.908, que refleja el resultado final de una paciente labor formativa de jóvenes deportistas que hoy por hoy, vista con la perspectiva de los años, cuando el valor pedagógico del deporte y su capacidad de reconducir a la juventud están archiprobados, resulta extraordinariamente meritoria y sin duda adelantada a su tiempo.


El desempeño del club, por consiguiente, en estos primeros años, no sólo es fruto de una necesidad insoslayable –la falta de contrincantes-. Es, por encima de cualquier otra cosa, fiel y estricto cumplimiento del fin social que se inserta en los estatutos de la sociedad “... propagar y fomentar este sport para mejorar el desarrollo físico de la juventud”.

Por ello, no es casualidad tampoco que el primer partido serio organizado por la entidad, tuviera carácter benéfico. La catástrofe de Messina y la necesidad de contribuir a paliar sus terribles consecuencias, era de ese tipo de causas que daba sentido a la existencia legal de la sociedad, de ahí que sus miembros se volcaran en la organización de un “match”, con el único rival de enjundia posible entonces, el “Huelva Recreation Club”.

Los esfuerzos dedicados a la preparación y desarrollo del evento tuvieron su recompensa con el reconocimiento social de toda una ciudad para una institución que, públicamente, acababa de empezar a andar.

Y que al margen de su excepcional recorrido deportivo, siempre ha estado dispuesta a contribuir generosamente en todas las iniciativas solidarias en las que ha sido requerida su presencia.

domingo, 8 de marzo de 2009

Control y contragolpe


Victoria para la redención, con una primera parte tranquilísima y una segunda abierta, por no haber sabido cerrarla en algunas de las numerosas contras que fuimos capaces de generar.

Pese a que el pleito se presentaba con múltiples aristas, el gran comportamiento, una vez más, del sevillismo, y la seriedad con que los jugadores se tomaron el envite "ab initio" sirvieron para encarrilar pronto el resultado, con una triangulación excelsa entre Renato, Romaric y Kanouté, en el minuto 5, que este último convirtió en gol con un "drive" con la zurda, al más puro estilo Nadal. Una auténtica preciosidad, de la que me quedo principalmente con el pase de Romaric, puro tiralíneas de precisión, y la elegancia sublime del Mesías maliense en la ejecución.


El resto de la primera parte fue una lección magistral de control, sin arriesgar más de lo preciso, dominando la posesión, de tal manera que el Almería no dispuso de ningún tiro a puerta en todo el periodo. Faltó algo de profundidad, es cierto, pero aún así, una gran jugada de Perotti (¡cuantos quilates en sus botas!) estuvo a punto de convertirla en gol Jesús Navas, con un cabezazo que sacó apuradamente Alves sobre la línea.

La segunda mitad fue muy distinta, tenía que serlo necesariamente. El Almería adelantó líneas y ello propició una "performance" alocada, con ocasiones en una y otra puerta, fundamentalmente en la visitante, donde he llegado a contabilizar hasta ocho ocasiones claras de gol protagonizadas por Renato, en dos ocasiones, Navas, Perotti, Adriano y tres chances de Luis Fabiano. Y sólo un nuevo tanto de los nuestros, en otra combinación a tres bandas, puro billar, trazada por Capel, Kanouté (en posición dudosa, al límite del fuera de juego) y Renato, y convertido en gol por este último, no sin cierta dosis de suspense, debido al esfuerzo y sacrificio aplicados por el mediocentro brasileño para llegar a la línea de remate. Era el minuto 16 de la reanudación, y aunque todavía quedaba mucho, Jiménez optó inteligentemente por darle minutos a la recuperación de Luis Fabiano.

El Almería quemó su naves, y el ratonero Piatti, recién salido, supo provocar el penalty de Renato, muy claro, que Negredo transformó inmisericorde, cuando el cronometro rozaba el minuto 70 de la contienda.

Ahí se quedó todo.

En los momentos decisivos, un enorme, gigantesco Andrés Palop, volvió a demostrar su extraordinaria categoría, especialmente en una estirada imposible a ras de cesped para sacar un tirazo de Uche, y en un despeje a una mano a centro de Negredo que de haberle sobrepasado forzosamente hubiera terminado en gol.

Sobresaliente Diego Perotti, por derecha, por izquierda, enseñando la bola por un lado, acariciándola por otro, puro "trile" futbolístico, recordándome en ocasiones a aquél Moisés Rodríguez Carrión, el "Moi", en sus tardes más inspiradas, cuando levantaba olés en la grada.

Y en otro nivel, estratosférico, sobrenatural, Frederik Kanouté. Qué maravilla verlo jugar. Qué repertorio de controles, quiebros, pases, saltos, remates. Qué privilegio para los sevillistas verlo tejer nuevas obras de arte cada domingo con el escudo de nuestros amores en el pecho. Si de bien nacidos es ser agradecidos, gracias Monchi, gracias Presidente, y gracias a todos los que habéis hecho posible que disfrutemos de semejante megaestrella futbolística.

Y cómo me alegro que tenga la edad que tiene este auténtico patrimonio intemporal del sevillismo.


Cuarto triunfo consecutivo, misma distancia con el Villarreal y una jornada menos para el fin del campeonato. Recortamos al Madrid y nos despegamos de Atlético de Madrid y Valencia. Tenemos que aferrarnos a la tercera plaza, que este año, tiene "bola extra", en forma de pasaporte directo a la fase de grupos.

Calculo que nos faltan aproximadamente 22 puntos para asegurar la Champions, aunque posiblemente habrá premio con menos. Así que lo tenemos al alcance de la mano.

Adelante, Sevilla.

Hoy vemos el futuro con otra cara.

No todo es como nos lo pintan.

jueves, 5 de marzo de 2009

Mi tío Antonio

En un día como hoy, después de la amarga noche copera de San Mamés, necesito bucear en lo más profundo de mi alma y aferrarme a mis fundamentos sevillistas para coger aire y mirar hacia adelante.
Y en éstas me he acordado de mi tío Antonio.
Figura esencial dentro de mi familia, de seguro extrapolable a vuestro entorno vital más íntimo y cercano.
No conozco a nadie más sevillista que mi tío Antonio.
Mis recuerdos de infancia van indefectiblemente unidos a las tardes en que me llevaba al fútbol de la mano, después de aparcar aquel viejo Renault 8 suyo, blanco blanquísimo, faltaría plus, en las inmediaciones del parque del Portaceli.
Eran los tiempos de Biri-Biri, Superpaco, Julián Rubio ….
El ascenso con Olsen, la terminación del estadio, aquella trompeta-bandera que se puso de moda, ¿os acordáis?
El marcador electrónico Orient…
El calendario Dinámico que siempre me regalaba…

Y aquellas sevillanas de los Rocieros:

“A cualquier niño andaluz,
a cualquier niño andaluz,
lo que más le maravilla
es decir como mi padre,
señores, soy del Sevilla.”

Me veo a mi mismo, con él, sacando a contrarreloj aquellas entradas pequeñas, minúsculas, de Infantil-Militar, a cien pesetas, en las taquillas del estadio. Todavía conservo algunas, manchadas de óxido, amarillentas, con el troquelado esculpido con aquel artilugio metálico para picar que utilizaban los porteros de entonces, esos con pinta de guardias.
Y en otras ocasiones, las menos, entrando con mi propio carnet, mágica cartulina blanca plastificada, con tu foto en blanco y negro y llena de escuditos en gris, salvoconducto expedido en la calle Harinas para mis sueños de chaval.
Aparecían nuevos héroes.


Paco Gallego, Scotta, Sanjosé, Bertoni, Enrique Montero…
Y mi tío haciéndome un hueco en el cemento de voladizo, entre los mayores, cubriéndome con un impermeable gris que me parecía inmenso, en las tardes de lluvia en Nervión.
El Sevilla de Cardo … y Francisco.
Como si fuera ayer.

Recuerdo también aquellas otras jornadas inacabables en que mi tío me contaba historias sobre Ramoní, Pepillo, Graça, Bancalero, Diéguez y, sobre todo, Marcelo, el gran Marcelino Campanal, aquel coloso que esprintaba como el Correcaminos de los Looney Tunes, levantando una estela de polvo en cada cruce para, tras unas milésimas de suspense, alzarse imponente, orgulloso, sobrado, con la pelota pegada al pie y el escudo al frente, cortando el aire del viejo Nervión, mientras el extremo de turno a duras penas podía ponerse de rodillas, aturdido aún por el remolino formado por el buen defensa asturiano.


Aprendí casi todo lo que sé del Sevilla de mi tío Antonio.

Cada lección.

Cada consejo.

Cada ilusión.

Cada secreto.

Y aún hoy sigo aprendiendo.

Forjado a fuego en el sentimiento sevillista por su padre, mi abuelo, supo transmitir ese veneno a sus sobrinos, primero, y a sus hijos, después.

Dicen que una imagen vale más que mil palabras.

¿Cuánto vale esta imagen?

Ahora continúa su tarea, sabiamente, con mimo, con su primer nieto, Alejandro.
Ha vivido lo suyo, peina ya algunas canas (pocas, que está hecho un pincel), y puede presumir de una hoja de servicios sevillista privilegiada, que se abre de capa ni más ni menos que con el título liguero de 1.946, siendo apenas un bebé.
Y al cabo de muchos años de sufrimiento, de amargor, de resignación, aunque también de orgullo y firmeza, cuando a lo mejor ya no lo esperaba, la vida, su Sevilla, le tenía reservado un “premio gordo” para su fidelidad.
Cinco títulos como cinco soles, ahora que ya estaba jubilado, y con tiempo de sobra para paladearlos, acariciarlos, gozarlos.

Estuvo en Gelsenkirchen, con otros tres mil valientes (incluido un servidor), pero no pudo ir a Eindhoven, por razones que no vienen al caso exponerlas ahora.
Aquella noche mágica del 10 de mayo de 2006, primero me acordé de mi padre, Manuel, sevillista de ley a su manera, tanto tiempo ya en la tribuna del cielo.
E inmediatamente después, en acto casi reflejo, sentí el impulso de llamar a mi tío.
Necesitaba escucharle, sentir su alegría, compartir la gloria del triunfo con él, pese a la distancia.
Nunca olvidaré ese momento.
Luego fuimos juntos a Mónaco, Glasgow o Madrid. Levantamos nuevas copas, gritamos y reímos con los éxitos de nuestro equipo, nos fundimos en incontables abrazos.

Lloramos la muerte de Antonio Puerta en el mismísimo Luis II.

Y seguimos polemizando de vez en cuando, como a él le gusta.

Del Sevilla, siempre del Sevilla.

Y que dure.

Va por ti, Antonio Carrasco.

Sevillista.

Gracias.