jueves, 14 de enero de 2010

El diez con el pañuelo en la cintura

Dedicado al excelente jurista del Registro Mercantil y buen amigo Francisco Rubio Santos, un compendio de sevillismo y de sevillanía por los cuatro costados


Ahí lo tenéis en la imagen, estampa majestuosa donde las haya, con la prenda de marras colgada sobre el calzón, como solía estilar.

Le llamaban “el Sordo”, por desarrollar sobre el terreno de juego esa labor tan eficaz y necesaria para el equipo, como poco vistosa para el aficionado. Una tarea sacrificada que se echaba en falta precisamente cuando nuestro protagonista no se alineaba en el once merengue.


Aunque ello ocurriría pocas veces, a decir verdad, durante los años en que este castellonense formó parte de la primera plantilla del Sevilla Fútbol Club, nada menos que once temporadas, entre la 1946-47 y la 1957-58.

Hablamos, por supuesto que sí, de Manuel Domenech Pinto, Manolo Domenech, figura esencial del Sevilla clásico del siglo XX, que desgraciadamente ya no está con nosotros.

Fue uno de esos fichajes de altura que, como ahora sucede con Monchi y su agenda, permitió a nuestro Sevilla instalarse durante más de una década en los altares del fútbol patrio, junto con los Alconero, Busto, Arza, Araujo, Campos, antes de su llegada, y luego con Antúnez, Pepillo, Campanal, Ramoní o Valero, entre otros fenómenos. Nada de tejemanejes federativos ni de favores políticos, aquel Sevilla se hizo gigante por mor del acierto puro y duro en la política de fichajes, y la gestión con mano firme desde la presidencia por Ramón Sánchez-Pizjuán.

Muchos recordaréis a nuestro protagonista detrás de la barra de su barecito en la calle Murillo, junto a ese retrato con la camisola de la selección nacional que colgaba de la pared. Una internacionalidad, por cierto, que le llegaría algo tarde, en 1955, con casi treinta años, y que le dio nada más que para tres partidos, contra Suiza, Irlanda e Inglaterra, este último en el mítico Wembley.



Domenech fue uno de los primeros centrocampistas del club, en la concepción moderna que hoy se tiene de este término: resistente, sacrificado, disciplinado, notable cabeceador, con buena llegada y remate con ambas piernas, vino a suceder al gran Pepe Herrera, al que tanto admiraba, y a quien las lesiones impidieron llegar a ser figura grande del fútbol español, aunque su juego estaba más en la línea del legendario Miguel López Torróntegui. Posteriormente, quizás el asturiano Juan Carlos Álvarez haya sido el mejor heredero de su juego, por rendimiento y por las temporadas de abnegado ejercicio para nuestro club.




Llegaría a disputar 262 partidos de competición, siempre en Primera División, marcando 78 goles, y proclamándose Campeón de Copa en 1948, subcampeón copero en 1955 y de Liga en 1951 y 1956.



Subcampeón también de la Copa Eva Duarte Perón, precedente de la Supercopa de España, alzaría trofeos otrora prestigiosos como el Ramón de Carranza y el Teresa Herrera.



Además de futbolista de club, Manolo Domenech fue técnico de los escalafones inferiores y ayudante ocasional de algún entrenador de la primera plantilla.



Me cuentan, porque no tuve el honor de conocerle (a salvo de cuatro palabras cruzadas en la barra de su bar) ni de verle jugar, que era un auténtico sabio del fútbol, que tenía buen olfato con los jugadores, y que aún siendo veterano, hacía maravillas con una pelota en los pies en las playas onubenses.

Desde aquí este modesto recuerdo pretende homenajear la leyenda de un extraordinario deportista con una ejecutoria digna de las más grandes figuras del balompié nacional. Futbolista para el equipo, jugador de club y amigo de sus amigos, éstos son algunos de los valores de esta gran estrella del firmamento sevillista.

7 comentarios:

  1. Otra vez y van...

    Biografías sevillistas que, a quienes no vimos jugar a estos trocitos de nuestra historia, nos emocionan.

    Muchas gracias.

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  2. Podría contar muchas andecdotas de Manolo Domenech, desde luego era más sevilista que muchos que presumen de serlo, llevaba su sevillismo con toda la humildad que una persona como él podria llevarlo.En verano, en mi casa de Matalascañas, se veia todos los partidos amistosos que po nian en la tele, se sentaba en su sitio preferido con su gorrilla y a chuparse todos los encuentros y a comentarlos.De él aprendí muchas cosas una d eellas de que el futbol es un juego que consiste entre otras cosas en meter un balón entre los tres palos, cosas a veces imposible.Seguro que manolo desde el cielo está disfrutando del momento actual del Sevilla. ¿Recuerdan el campeonato que nos robaron con el Atlectico de madrid? El siempre lo recordaba.gracias a todos

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  3. Sin ninguna duda, un sevillista de los pies a la cabeza.

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  4. Otro magnífico post, D. Enrique. Suscribo cuanto dice el sabio Cornelio.
    Gracias por existir.
    Por cierto, sigo a la espera de recibir cierta obra de arte.

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  5. Eso está hecho -literalmente hablando-, Jefa. Gracias por su comentario.

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  6. Que tal amigo? Genial el post!muy completo!

    Te comento que en mi blog acabo de estrenar una nueva sección!, es sobre grandes partidos del sevilla, y de paso relato los goles :)

    Espero que te guste! Un abrazo desde Argentina!

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  7. Sensacional post
    y sensacional tu programa en la radio!
    Un abrazo!

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