Con el máximo respeto que me merece el mejor portero de toda la historia sevillista, por encima incluso de los legendarios Eizaguirre y José María Busto, y que no es otro que nuestro (te llevamos y siempre te llevaremos en el corazón) Andrés Palop Cervera, creo que es de justicia aplaudir, con todos los honores y entusiasmos, el ejemplar inicio de temporada de nuestro guardameta titular en Liga, Javi Varas.
Sus reflejos, su concentración, su agilidad, están a la altura de los mejores, y sólo hay que pedirle (amén de que progrese en su técnica para los lanzamientos de penaltis) que no se lo crea, que persevere. Esto, teniendo en cuenta que no es ningún chiquillo, parece menos en riesgo que en otros casos, así que todo mueve al optimismo. Eso sí, vendrán días malos, inevitablemente, en probabilidad mayor tanto crece el número de minutos disputados, pero hay que confiar en que, arropado por los suyos, por la afición y por esa defensa (o sistema defensivo) que Marcelino está inoculando al equipo, el posible contratiempo no pase de ser un simple constipado.
Javi Varas, hoy por hoy, simplemente Varasvilloso.
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