O el investigador, investigado.
¿Quién me iba a decir a mí la sorpresa que me esperaba esta mañana de domingo?
Mis planes eran otros, pero la meteorología me quiso dejar en casa, buceando entre mis viejos papeles.
Porque yo, como Discóbolo, guardo hojas de prensa amarillenta, libros, fotografías y recuerdos ajados por el paso del tiempo que nunca se sabe el valor que pueden tener.
Hojeando (sí, con hache, de hoja, no de ojo) cierta publicación setentera, me detengo maravillado, como siempre, ante las pruebas de un sevillismo movilizado para rematar el estadio.
Donantes de fila cero, interminables.
Sevillismo de vieja guardia. ¿O no tanto?
¿Qué ven mis ojos? ¿Cómo es posible?
¿Wally escondido en esa nómina de valientes?
Gracias papá.
Sigo, seguimos, al pie del cañón.
Verdaderamente, es para sentirse muy orgulloso.
ResponderEliminarQué grande.
ResponderEliminarPadre y tío, supongo.
ResponderEliminarGracias a tod@s.