Dedicado a quienes se pierden en batallitas de fechas y no quieren (o no saben) profundizar en la Historia
Decía Hegel (que no era precisamente el "señor" de la foto) que “los hechos históricos sólo tienen un relieve, una significación, cuando se los pone en relación con un algo general y a través de su entronque con ello; tener ante los ojos este algo general es, por tanto, comprender la significación de los hechos en la historia.”
El contexto
El siglo XIX se abre y se cierra con dos guerras dispares que aniquilarán España material y moralmente.
La Guerra de la Independencia fue especialmente devastadora en su atipicidad, al carecer de un frente de combate definido, lo que hacía que se librase todos los días y en todas partes, extendiéndose a lo largo de todo el territorio nacional, exceptuando Cádiz, y con la participación tanto de fuerzas militares como civiles, lo que hizo que el número de víctimas mortales se disparase, calculándose en un millón aproximadamente las bajas, para una población total cercana a los doce millones de habitantes.
España, que ya antes del conflicto con los franceses estaba escasamente industrializada, veía como además sus campos quedaban literalmente arrasados a causa de la guerra, resintiéndose con ello, de forma aguda, las fuentes primarias de riqueza, que seguían siendo la ganadería y la agricultura.
Para la recuperación económica del estado, no hubo más remedio que practicar una política de aperturismo hacia el exterior, en busca de capitales extranjeros que permitieran la reactivación de la incipiente industria y la imprescindible vertebración del país, atrayendo la inversión de las potencias europeas más desarrolladas, principalmente Gran Bretaña y Alemania.
Se produjeron notables reformas legislativas que facilitaron la entrada de capitales foráneos en sectores clave de la economía como la minería, el transporte e incluso las finanzas. Se normalizaron las comunicaciones marítimas con el continente y las Islas Británicas, y el país comenzó a salir de su secular aislamiento.
Es en esta época cuando surgen los Altos Hornos de Vizcaya y las primeras industrias textiles de Cataluña, y también cuando comienza a ser constante el flujo de expatriados que se establecen en España como representantes o empleados de compañías forasteras, o incluso como titulares directos de compañías mercantiles radicadas en nuestro país.
En Andalucía, florece la industria del vino en la comarca de Jerez, así como las explotaciones mineras en Linares y La Carolina, el norte de la provincia de Sevilla y en las onubenses Tharsis y Riotinto. En todos estos casos, el desarrollo industrial se debe a la inversión extranjera, que se nutre de la materia prima local para su exportación o la utiliza en nuestro país para la elaboración de productos de consumo en el exterior.
Todos estos extranjeros serán los primeros protagonistas del movimiento deportivo allá donde se establecen, por condicionantes sociales principalmente, pues en su mayoría pertenecen a esa alta burguesía, heredera de la Revolución Industrial, que empieza en estos tiempos a interesarse por el deporte como actividad idónea para ocupar sus ratos de ocio, siguiendo las últimas tendencias pedagógicas de las escuelas elitistas en que se han educado.
Empieza a acuñarse el término “sportsmen” para definir a estos aficionados, interesados por cualquier modalidad deportiva, aunque aún falta un elemento decisivo para su arraigo a nivel local. Es necesario un tiempo para que en los jóvenes españoles que han acudido al extranjero a formarse cale el gusto por el deporte, y sobre todo, es fundamental para ello que surja el sentimiento regeneracionista, la idea de la recuperación de la raza, mediante los métodos saludables e higiénicos que brinda la educación física y el deporte.
Esto sucederá, principalmente, a raíz de la guerra finisecular con los Estados Unidos y la pérdida definitiva de las colonias. Será entonces cuando los jóvenes españoles de ideas europeizantes, influidos por la intelectualidad del país, y comprometidos con la salvación de la patria, verán en el deporte el vehículo más adecuado para sus propósitos.
El hecho histórico
Acción: Ejercicio de la posibilidad de hacer.
El 14 de octubre de 1.905 culmina el largo proceso fundacional del “Sevilla Football Club”.
La entidad nace impregnada del espíritu regeneracionista de sus socios, mayoritariamente jóvenes españoles que se han formado en el extranjero y que están influenciados por las más modernas corrientes de pensamiento europeas que ven en el deporte –y en el fútbol- el vehículo ideal para la recuperación del país, mediante la mejora de la salud y la higiene de la juventud.
Este objetivo aperturista y social se plasma en los primeros estatutos de la entidad e inspira el discurso fundacional de su primer Presidente, José Luis Gallegos Arnosa: “Todos los hombres de cualquier condición social, ideas políticas o religiosas, tendrán aquí cabida…”
A falta de rivales, el club se vuelca en los primeros años de su vida en tareas formativas y benéficas.
Reacción: Acción que resiste o se opone a otra acción, obrando en sentido contrario a ella.
En 1.909 aparece en escena el Sevilla Balompié, club integrado por estudiantes militares de la Academia Politécnica que se forma con el propósito de oponerse deportiva e ideológicamente al Sevilla Football Club, enarbolando la bandera de la tradición y del gusto por “lo español”, frente a la modernidad, el progreso y el ideal europeísta que propugnaban y representaban los jóvenes del seguidores del club decano. Su composición humana, denominación social, colores de su indumentaria y escudo iniciales delatan sin ninguna posibilidad de duda esta finalidad reactiva.
Saludos.
ResponderEliminarPues para ser un investigador amateur tal que parece usted un Historiador. Y todo ello sin necesidad de falsificar nada ¿o no?
No obstante, le sugiero, para otra futura entrada, que defina un poquito más lo del regeneracionismo/humanismo y lo enfrente al nacionalismo/patriotismo/militarismo. Igual a alguno se le cae un moco verde de vergüenza. O se pone de ése color porque rojo no lo podrá hacer, no le llega.
Gracias, maestro, por éstas delicias que solo pueden ser paladeadas por la parte que nos toca.
Cuídate.
Y ahora para que venga uno y le diga que eso no tiene nada que ver.
ResponderEliminarPues para cambiarle el pie de foto y en lugar de decir "Hegel" y decirle ""Ejeee".
Buenísimo Enrique.
ResponderEliminarQue cosas criatura, nacionalismo/patriotismo/militarismo/españolismo/republicanismo/obrerismo/izquierdismo/victimismo/creaturismo...me he perdido...debe haber algún eslabón perdido...
A esta gente se le ha acabado el chollo del pasotismo sevillista sobre su historia. Que vengan los béticos de bien que quieran conocer su verdadera Historia a quitarse a estos tipos de enmedio, que solo tienen rencor, envidia y bilis a repartir a mansalva. Cuando eso sucede, más pronto que tarde, estos manipuladores quedarán para siempre en el olvido.
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