Vaya por delante que el asunto me parece una absurdez, al menos en cuanto respecta al Sevilla Fútbol Club, que es lo único que a mí me importa, toda vez que su grandeza no depende de etiquetas o títulos honoríficos, sino que resulta de toda una vida llena de triunfos a nivel local, regional, nacional e internacional, amén de una trayectoria ejemplar al margen de lo deportivo. Por eso, me parece más bien una batallita de otros, de aquellos que necesitan buscarse un pretexto para conseguir una parcela de reconocimiento que, de forma natural, como entidades deportivas, y en las competiciones correspondientes, son incapaces de lograr.
Creen los que ven amenazado su decanato o pretenden sacarse de la chistera uno nuevo, que las investigaciones realizadas por algunos amantes de la historia sevillista persiguen robarles algo que siempre ha sido suyo o bien impedirles alcanzar lo que tan afanosamente han querido construir desde la nada. Puedo decirles sin embargo, por conocimiento de primera mano, que están completamente equivocados.
Es muy probable que los que acusan de interesados a aquellos investigadores lo hagan convencidos de que les mueve el mismo afán que a ellos. Éste es su primer error. La historia no es un camino para llegar a un fin predeterminado. El camino es el propio fin. Lo que ahora sucede es que, a diferencia de los tiempos en que los historiadores han masacrado la biografía del Sevilla a base de copiarse unos a otros, e incluso de manipularla impunemente, aquéllos beben directamente de las fuentes precisas, son exhaustivos, contrastan lo que descubren, y sólo sacan a la luz lo que pueden demostrar.
Debemos aprender que lo importante no es que la historia sea buena o mala, ni que nos guste o no nos guste, sino que sea "nuestra". Y algunos, muchos, prefieren escribir una historia falsa, que no les pertenece, convenientemente edulcorada, porque les parece más apropiada y presentable que la real. Esto es lo verdaderamente triste. Sobre todo porque la historia real, no la inventada, es la única rica, la determinante, la que debe marcar carácter y fijar las señas de identidad. La que vivieron sus protagonistas. El resto, es una estafa de dimensiones descomunales y lo que es peor, una renuncia a conocerse a sí mismos.
En la guerra de los decanatos hay mucha hipocresía. Se pretende para los demás lo que no se aplica para uno mismo. Un criterio sirve para unos y no para otros, y se mantiene con el mayor de los descaros, porque siempre hay quien prefiere no saber la verdad y pasar por lo que le echen. ¿Cuál es el criterio para reconocer la antigüedad de un club?. Por ejemplo, en Huelva piensan que es del Recre, pero ¿qué pasaría si el club actual no fuese el mismo que aquel histórico Huelva Recreation Club de 1889? ¿O es que el Burgos o el Málaga actuales son los mismos clubes que sus antecesores desaparecidos? Por otro lado, en la misma Huelva protestan cuando desde Tarragona el Nástic ha pretendido arrogarse dicho honor, aludiendo a que inicialmente el club catalán, aunque más antiguo, no se dedicaba al fútbol, pero sin embargo, el propio Huelva Recreation Club se constituyó con fines distintos a los futbolísticos, según reza en su acta constituyente. Otros dicen que son los primeros porque en determinada zona geográfica hay rastro de la disputa del fútbol, ya sea en Galicia, Murcia, Riotinto o, sobre todo, Jerez, que cuenta con la prueba evidente de un diario de 1870. ¿En qué quedamos?
En Sevilla además venimos padeciendo un esperpéntico intento de darle la vuelta al asunto que cada día nos viene teñido de mayor ridiculez. ¿No se dan cuenta quienes defienden esto que, más allá de los documentos tangibles, muchos y contundentes que hay, la realidad sustantiva les desmiente? En otras ocasiones ya hemos explicado el trasfondo ideológico que se encuentra detrás de la constitución de los principales clubes sevillanos, y cómo su orden de aparición responde a una causalidad que es imposible de ignorar. Son capaces de sabotear su propia historia, con tal de imponer sus personal visión de cómo les hubiera gustado que fuese. ¡Ay, desgracia de historiadores de pacotilla, que no ven más allá de lo que les interesa, que se pierden en cualquier palabreja mal traída y son incapaces de analizar y de profundizar con los materiales de que disponen!. Se hacen hacen un flaco favor a sí mismos y a la afición a la que pretenden representar.
Señores, seamos serios. Los investigadores sevillistas no tienen la culpa de que la primera noticia escrita de un club de “football association” en España sea del Sevilla Football Club, ni de que esta entidad fuese la primera en organizar un partido en territorio español (y ganarlo). Así fue y ello no se puede cambiar. Tampoco tienen la culpa esos investigadores de las manipulaciones interesadas que han disfrazado esta realidad, hoy definitiva y palpable, para defender lo indefendible durante años. Afortunadamente, eso se acabó. Pese a las conexiones evidentes de aquel primitivo equipo de 1890 con el actual Sevilla Fútbol Club, SAD, todavía no ha salido a la palestra nadie desde el Sevilla para reclamar decanato alguno, y sin embargo, cómo ladran sus enemigos, cómo protestan cada iniciativa, cómo les duele que este dato salga a la luz. ¿Por qué será? Busquen al principio de este texto, y encontraran la respuesta.
Gran post Enrique.
ResponderEliminarEs que los sevillistas son así de malos.
Primero les quitamos a unos el título de equipo de los obreros oprimidos y ahora a otros el decanato. No pué sé.
No saben más que molestar...
En cuanto a decanato la diferencia es clara, unos revuelven sus orígenes de forma teledirigida para conseguir demostrar su decanato.
Otros sin embargo, investigan sin pretensiones sus orígenes por el placer de conocerlos y que aparezca lo que tenga que aparecer.
Un saludo.
Dear Sir.
ResponderEliminarEn efecto, ostentar el decanato no es, ni con mucho, obsesión del sevillismno de bien, es decir, todo.
Si algunos apostamos por investigar profundamente, es porque pudiera darse el caso. Solo por eso.
Si se diera, miel sobre hojuelas.
Si no, nada y tan amigos.
En lo que a mí respecta, no pienso hacer "casus belli". Sin embargo, seguiré metiendo las narices en toda información que se precie (si es que no la han ocultado convenientemente).
Hablo, por supuesto, del decanado del fútbol español. Del fútbol sevillano y salvo un engorro de menor cuantía, está todo aclarado.
Y como dice Don Tántalo, es un placer investigar y poner en limpio la Historia. La buena.
Pero sobre todo, es un placer compartir afición con personas sevillistas como usted.
Un barazo.
Y cuídese, por favor.