sábado, 24 de abril de 2010

Sevilla-Argentina, Gustavo versus Paco



El 1 de abril de 1976 se disputó en el Estadio Ramón Sánchez-Pizjuán un singular amistoso entre el Sevilla Fútbol Club y la selección nacional de Argentina.

La albiceleste, entrenada por Menotti, se encontraba de gira por Europa, preparándose para “su Mundial”, y cerraba precisamente en Nervión su periplo viajero.

Veinte mil espectadores acudieron al campo, con el reclamo principal de futuribles fichajes para el club decano.

Las alineaciones fueron las siguientes:

SEVILLA F.C.: Gustavo Fernández; Juanito (Sanjosé), Gallego (Blanco), Pulido e Hita; Rivas, Lorant y Rubio (Villalba); Lora (Martínez), Módigo (Cantudo) y Duda.

ARGENTINA: Gatti; Olguín, Carrascosa, Killer y Tarantini; Gallego, Ardiles y Bochini; Houseman, Luque (Ladueñas) y Kempes (Scotta).




El partido finalizaría con empate a cero, resultado muy meritorio para el conjunto local, si tenemos en cuenta que alineaba a un buen puñado de suplentes y que se enfrentaba a una pléyade de estrellas que un par de años más tarde iban a proclamarse campeones del mundo.

Para el recuerdo, los escasos quince minutos finales de Scotta, con tirazo al larguero incluido, y que seguramente fue determinante para su inmediato traspaso, meses después, al club sevillista.

Las figuras del encuentro fueron ambos guardametas, sobre todo el nuestro, Gustavo Fernández, aquel uruguayo larguirucho que, tras dos años a la sombra (me refiero del banquillo) por problemas con los papeles de oriundo, acababa de estrenar permiso para poder jugar oficialmente con el club de Nervión.


Gustavo era un buen portero, joven, y el mejor de su país junto al mítico Ladislao Mazurkiewicz. Incluso superaba a éste, según muchos. Estuvo en el Mundial de Alemania en 1974 con la selección celeste.

Tras la felicísima actuación del guardameta charrúa ante Argentina, Paco, el gran “Superpaco”, hasta entonces titular indiscutible bajo los tres palos de la portería sevillista, fue objeto de las burlas y la guasa de sus compañeros, buenos conocedores de la vehemencia del de San Fernando y de su fácil tendencia a la irascibilidad y el mosqueo.




Os lo podéis imaginar.

Vinieron a decirle que sus días como titular estaban contados, que Gustavo era un fenómeno, que era mejor que él por alto, y que con los papeles ya en regla, no había obstáculo para que triunfase.

Vamos, que se fuese preparando para dedicarse a otra cosa.

Tanta fue la vara que le dieron que Paco quiso ver en ello una amenaza para su carrera, y no se le ocurrió otra cosa que realizar unas declaraciones públicas incendiarias en las que daba a conocer su propósito de retirarse definitivamente del fútbol activo si en cualquier momento apreciaba que su titularidad no se encontraba todo lo firme que había estado hasta entonces.

Aquellas declaraciones tuvieron una gran repercusión.

No podemos olvidar que Paco era entonces “Superpaco” y estaba en la cresta de la ola de la fama.

La mejor prueba de ello es que los niños de entonces pedíamos a los Reyes Magos la ropa que Paco vestía, como podéis apreciar en la foto de Mi Perfil.

Era titular de la selección olímpica, con la que tuvo sonadas actuaciones, y acostumbraba a entrar en las convocatorias de Kubala con la absoluta, aunque nunca llegó a debutar en la misma. Imposiciones mediáticas del madridista Miguel Ángel y la irrupción del extraordinario Arconada se lo impidieron.

Se hablaba de muchos equipos que lo pretendían, el Valencia, el Atlético de Madrid, el Barcelona… Era una de las grandes figuras del Sevilla Fútbol Club y de todo el balompié nacional.

El cariz de la noticia obligó a la junta directiva sevillista a una reunión de urgencia el martes 6 de abril, en la que se decidió imponer una sanción económica al futbolista.

Al día siguiente, el Presidente del Club, Eugenio Montes Cabeza, se entrevistó con Paco para recriminarle su actitud, advirtiéndole que no toleraría la menor postura de divismo entre los jugadores blancos.

Todo quedó en eso.

Ciertamente, como sus compañeros apuntaban en broma, Gustavo llegó a ser una amenaza real y cierta para la titularidad de Paco, tanto que le arrebataría el dorsal 1 a la temporada siguientes, tras una desafortunadísima actuación del gaditano en casa ante el Elche, en partido que acabó empatándose a tres, y que recuerdo perfectamente por haberlo presenciado desde la grada.

Luego Paco se recuperaría, volvería a ser Súper, porque Gustavo tuvo nuevamente problemas con los papeles, aquel año en que hubo de buscarse un suplente de urgencia, Valero, que pasaría a la historia por jugar aquel mítico partido contra la Real Sociedad, el de los goles de Bertoni, en el que los donostiarras perdieron la liga ...

Y en el que Paco perdió la prima cobrada por la victoria.

Después de aquello, Paco, el ”Súper” volvería a cuajar buenas temporadas, hasta la llegada de su tocayo Buyo, que lo relegó definitivamente a los banquillos.

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