sábado, 28 de febrero de 2009

Campeones de Liga - Video 1946

Mi trabajo -y mi tiempo- me han costado, pero aquí os dejo, para degustarlo, como un buen vino, un pequeño video que he preparado con mucho cariño (y escasa técnica, todo sea dicho), para ofreceros un puñado de imágenes -creo que muchas de ellas inéditas para la mayoría- de la hazaña sevillista de Barcelona, el 31 de marzo de 1946, cuando nos proclamamos campeones de liga.

Guardo en mi archivo bastante documentación de aquel inolvidable encuentro, así como del resto de partidos de dicha temporada, hasta ahora, la campaña más brillante de la historia de nuestro club. Ojalá nuestros ojos puedan ver de nuevo algo tan grande como lo que hicieron aquellos héroes del pasado.

Que lo disfrutéis.

¡Viva el Sevilla!
P.D. También lo podéis encontrar con mejor resolución y amplitud en YouTube.

domingo, 22 de febrero de 2009

La prueba del nueve


No me refiero con el título de este post a la enésima desgracia de Chevantón en forma de lesiones ni a las tribulaciones de Manolo Jiménez para poder alinear algún punta desde hace mucho, demasiado tiempo.

Quiero aludir a que el partido de ayer supone la constatación fidedigna de cuanto habíamos anticipado desde este blog en nuestras reseñas de las últimas dos jornadas ligueras.

En parte debemos agradecérselo a Abel Resino. Entrenador éste que, algo tendrá nuestro Sevilla, traicionando su supuesta filosofía de fútbol de ataque, defensa adelantada, y demás menottismos, se presentó en el Sánchez-Pizjuán con un planteamiento copiado de “pe” a “pa” del ínclito Chaparro. Sí, ya saben, aquella estrategia "inteligentísima" –prensa sevillana dixit- consistente en meter al equipo, autobús incluido, debajo de la portería para defender el cero a cero, y a ver si suena la flauta.

Pero Resino ni eso. Por lo que demostró ayer, le falta superar alguna que otra cartilla de lectura ... de partidos. En particular, debería aprender bien la lección que trata de “las circunstancias de contexto que rodean la preparación de los partidos”.

Porque si a Chaparro la providencia, en forma de semifinales de copa en Nervión con diluvio universal, amén de otras minucias (lesiones, infortunio, crispación, prensa local volcada con la causa, etc.), le abrió a machetazos la posibilidad de mojar en Nervión, a Resino no.

Aquellas circunstancias excepcionales que se dieron en el pre-derbi es muy difícil que se repitan.

Y se ve que Abel no cayó en la cuenta.

Con una semana normal para preparar el trabajo, sin partido intersemanal, e incluso recuperando efectivos, el Sevilla encaraba el partido en disposición diametralmente opuesta a la de hace dos semanas.

Las fuerzas duraron noventa minutos, y bien que se notó en el marcador.

Lamentable, como tantas veces, el Atlético de Madrid, primero por la apuesta de presentación –nueve jugadores defensivos de once- y después por su puesta en escena, leñera y vulgar. Para cuando se acordaron de Agüero, ya estaban Simao y Forlán fundidos y Maxi desquiciado.

Me encantó nuestra defensa, con un gran Mosquera y un sensacional Squilaci. Muy bien Fazio y Navas. Y el resto en buena línea.

Victoria muy importante, clasificatoriamente hablando. Que siga la racha.

jueves, 19 de febrero de 2009

El gol de Araújo anulado por Azón ¿nos privó de una liga?

Ahora que el próximo fin de semana recibimos en casa al Atlético de Madrid, creo que es buen momento para trasladaros una singular reflexión sobre aquel encuentro disputado en Nervión en abril de 1951, en el que nos jugábamos con los colchoneros proclamarnos campeones de liga.
Se trata del partido del famoso gol de Araujo anulado por Azón.
Como muchos sabéis, era la jornada final de la competición, y a la misma llegaban los dos equipos como únicos candidatos al título, con dos puntos de diferencia en la clasificación a favor de los rojiblancos.

Al Atlético de Madrid le bastaba un empate para cantar el alirón, mientras que el Sevilla necesitaba a toda costa vencerle.

La expectación era máxima y, como era lógico y natural, el viejo Nervión presentaba un aspecto impresionante, completamente abarrotado y con público incluso al borde del terreno de juego.

Actuaron como capitanes Pedro Alconero, por los locales, y Alfonso Aparicio, por los visitantes. En la foto aparecen flanqueando el juez de la contienda, el catalán Azón, con el línea Saz a la derecha (con bigote).


Los nuestros alinearon al siguiente equipo:


De pie, de izquierda a derecha, Araújo, Manolín (portero suplente), Oñoro, Domenech, Antúnez, Campanal y Guillamón. Sentados, en el mismo orden, Arza, Ayala, Alconero, Enrique y Busto.

Reaparecía, quizá prematuramente, Juan Arza y el equipo bien que notó que el navarro no estaba al cien por cien.

No obstante, nos adelantamos en el marcador, con gol de Manolo Domenech, que fue neutralizado poco después por Ben Barek, al remachar a la red un desvío de Busto a tiro de Carlsson.

Ya en la segunda parte, se produjo la jugada polémica del partido. Una internada de Ayala a banda cambiada culmina con un centro raso muy apurado al área, donde Araujo empalma por alto al techo de la red para hacer el dos a uno.

Aquí esta el disparo.

Y el centro.



Ciertamente la pelota, como [puede] parece apreciarse en las imágenes, rebasa la línea de fondo antes de ser golpeada por Ayala, pero en los jugadores atléticos, que son los mejor situados en la jugada, no se percibe ninguna reacción de protesta en los segundos inmediatamente posteriores al gol.



De hecho, si algo transmiten los jugadores visitantes, según se ve en la imagen, es la lógica desolación por haber encajado un tanto de enorme trascendencia, dado lo que se estaban jugando ambos equipos.

Según señalan las crónicas, Azón llegó a señalar el centro del campo, dando validez a la jugada.

Sin embargo, será el juez de línea Saz quien levantará el banderín, originando con ello el cruce de protestas de unos y otros que termina con la anulación del gol.


En la media hora que restaba del partido, el Sevilla no fue capaz de batir la puerta de Marcel Domingo, finalizando la contienda con el empate a un gol que hacía campeones a los madrileños.

Evidentemente, se armó la marimorena.

Todas las referencias periodísticas y bibliográficas que hemos encontrado sobre el partido indican que la anulación del gol de Araujo fue decisiva, que era el gol de la victoria en el partido y, por ende, un gol que valía una liga.

Sin embargo, desde este blog, no estamos tan seguros de que el gol anulado a Araujo fuese “el gol del título”, pues entendemos que la victoria por la mínima, ese hipotético dos a uno si el tanto hubiera subido al marcador, no habría sido suficiente para ser campeones.

Veamos por qué.

La clasificación liguera tras la penúltima jornada era la siguiente:

1. AT.MADRID. Jugados 29; Ganados 17; Empatados 5; Perdidos 7; Goles Favor 86; Goles Contra 49; Puntos 39.

2. SEVILLA F.C. Jugados 29; Ganados 17; Empatados 3; Perdidos 9; Goles Favor 78; Goles Contra 45; Puntos 37.

Efectivamente, los dos puntos de diferencia entre ambos equipos obligaban al Sevilla a ganar, dado que el empate y, obviamente la derrota, le condenaban a ser subcampeón.

El partido entre ambos rivales en la primera vuelta había finalizado con victoria del Atlético de Madrid sobre los nuestros por dos goles a uno. Esto significaba que una victoria por la mínima del Sevilla Fútbol Club en la segunda vuelta igualaría el “goal average” particular.

En el “goal average” general, el Atlético partía con una diferencia de más treinta y siete antes de la última jornada, mientras que el Sevilla tenía una diferencia favorable de más treinta y tres goles. Esto implicaba una ventaja para los atléticos de cuatro goles, imposible de voltear con una victoria sevillista por la mínima.

En ningún otro baremo clasificatorio superaba el Sevilla al Atlético de Madrid. Los colchoneros habían logrado más goles y habían encajado menos que nosotros. También habían perdido menos partidos que nosotros.

Únicamente en caso de victoria sevillista se hubiera desequilibrado un dato, el del número de partidos ganados por cada equipo, que hubiera sido en tal caso dieciocho para el Sevilla por diecisiete para el Atlético.

De lo anterior se desprende que, a salvo de que el criterio del número de victorias prevaleciese sobre el “goal average” particular y general en caso de empate final a puntos, la única manera que tenía nuestro club de proclamarse campeón en la jornada decisiva contra el Atlético de Madrid era una victoria con al menos dos goles de diferencia, que le permitiera superar a los madrileños en el “goal average” particular.

Por lo tanto, aquel gol anulado a Araujo por el árbitro Azón quizá no fue tan decisivo como siempre hemos pensado. Indudablemente fue determinante, porque además de ponernos a un solo gol de ser campeones, hubiera afectado a la moral de los nuestros –jugadores y afición- y a la resistencia de los atléticos.

Pero posiblemente no era el gol que nos daba el título de liga.

Habríamos necesitado uno más.

Nota.- Acompaño unas imágenes que me ha enviado A. Ramírez (gracias nuevamente Antonio) y que enriquecerán el post. La primera es de un artículo del mismo dia del partido donde el cronista comenta la única posibilidad para que el Sevilla ganase la liga (ganar por dos goles de diferencia). La segunda la clasificación final. Por último un trofeo que se puso en juego (por la casa Martini) al equipo con mejor averaje. Quedamos segundos.






martes, 17 de febrero de 2009

Geographica sevillista, I


Las primeras patadas a un balón en nuestra ciudad probablemente se dieran en el principal puerto comercial del Río Guadalquivir de la época, junto a la Torre del Oro. Serían los miembros de las tripulaciones de los navíos británicos que allí amarraban los que, aprovechando sus ratos de ocio, se ejercitaban informalmente en el nuevo “sport”, dentro de las propias embarcaciones, o en cualquier espacio libre cercano.


Para mayores y más serias empresas, como por ejemplo, los partidos disputados contra el “Huelva Recreation Club” a partir de 1.890, o el celebrado con ocasión de la catástrofe de Messina en 1.909, se escogieron las instalaciones del Hipódromo de la Sociedad de Carreras de Caballos de Sevilla, situadas en la Dehesa de Tablada, acotando el terreno de juego sobre el espacio interior libre de la pista de carreras.




Además de la amplitud del recinto y de la calidad del piso, una magnífica tribuna para presenciar las carreras –y los partidos- completaba las dotaciones de aquella sede, convirtiéndola en la más apropiada de toda la ciudad para este tipo de espectáculos hasta la inauguración del campo del Mercantil.

A principios del siglo XX, los nuevos aficionados surgidos alrededor de Mr. Wood, Mr. Hamick, Mr. MacKenzie y Mr. Langdon, acudían preferentemente a un lugar situado en las inmediaciones de una conocida industria sevillana, la “Fábrica Vidrio-Cristalera La Trinidad”, propiedad de la compañía mercantil “Rodríguez Caso y Cía. Sociedad en Comandita”, situada en la Avda. de Miraflores, número 26.
Aunque la calidad de las imágenes es limitada, en las fotografías podéis observar las instalaciones de la referida empresa, tomadas de un folleto publicitario de la época.



En concreto, aquellos entusiastas se ejercitaban en terrenos de la Huerta de San Francisco, situada justo detrás de la fábrica y de la Huerta de Santa Felisa, al sureste. Como cabe imaginar, este emplazamiento no puede tacharse de campo de fútbol en sentido estricto, con las dimensiones reglamentarias, sino más bien de un espacio improvisado para entrenamientos, con superficie irregular, piedras y algún que otro árbol como inevitable testigo de aquellos escarceos en pos del balón.

Inicialmente, los jóvenes que se acercaban a la Trinidad a practicar el “foot-ball” fabricaban las rudimentarias porterías amontonando sus propias ropas para formar los postes. Posteriormente, según relata Arturo Otero en su primer "Historial del Sevilla Club de Fútbol. 35 años de vida deportiva" se hicieron de unos palos que, gracias a la amabilidad de D. Rafael Jiménez, Director de la industria de vidrios, quedaban custodiados en las dependencias fabriles junto con el resto de enseres necesarios para el “sport”.

Os dejo una carta comercial de “Rodríguez Caso y Cía. Sociedad en Comandita” firmada por aquel primer protector de la causa sevillista, Rafael Giménez. (con “G”, no con “J”).


De la Trinidad se pasó al Prado de San Sebastián, detrás de las tapias del Parque de María Luisa, y luego frente al Cuartel de Ingenieros, a la espalda de lo que más tarde sería, con la llegada de la Exposición Iberoamericana de 1.929, la actual Plaza de España.

Todos conocemos este lugar, pero muy pocos hemos podido visualizar cómo era este emplazamiento en la época a la que nos estamos refiriendo. Hasta ahora. Os traigo una preciosa fotografía, extraída de una postal de principios de siglo, que nos permite trasladarnos en el tiempo hasta aquellos lejanos instantes.

No me diréis que no os doy razones para la nostalgia.

Nota.- Gracias a la gentileza de mi admirado A. Ramírez, puedo postear los planos de la época que ubican cartográficamente la Huerta de San Francisco, terrenos utilizados por los pioneros del Sevilla Foot-Ball Club para practicar el "juego de pelota con los pies" a principios del siglo XX. Te reitero mi agradecimiento Antonio.
Su nota acompañatoria es la siguiente:

"... adjunto dos porciones de los planos de Poley de 1910 y del Antonio Padura y Manuel Vega Campuzano de 1891. Aparecen ubicados en plano la huerta de San Francisco... El de Poley es el de tonos verdes y anaranjados."



domingo, 15 de febrero de 2009

Justo y necesario


El triunfo de hoy es de esos que, conforme al argot periodístico, reportan más de tres puntos.

Sumamos en una jornada importante donde nuestros más directos competidores -Valencia, Villarreal y Atlético de Madrid- sólo han empatado (de hecho, no ha ganado ninguno de los equipos situados entre el puesto 4º y 12º de la tabla), con lo que seguimos administrando, aun con los lógicos vaivenes que siempre te reserva la competición, una ventaja nada desdeñable, que nos permite alimentar nuestras aspiraciones de Liga de Campeones.

Y además, rompemos la mala racha de tres derrotas consecutivas, pese a las numerosas bajas, recuperando la confianza, y devolviendo las aguas a su cauce antes de que tanto buitre como anda por ahí suelto agarrase el bocado con que rellenar de bilis la semana que empieza.

Esta tarde en Montjuic, el Sevilla ha ganado y el Español ha perdido.

O mejor dicho, el partido lo ha ganado Jiménez y lo ha perdido Pochetino.

Me explico.

Nuestra victoria ha sida justa y merecida porque hemos sido mejor que el Español de cabo a rabo, salvo esporádicos coletazos de raza de los “periquitos”, sin duda alguna muy presionados por su angustiosa situación clasificatoria.

También hemos tenido atrás la pizca de fortuna que nos había faltado en otros encuentros, sobre todo en la oportunidad de Coro, increíblemente salvada por David Prieto (y que, por cierto, no debió computarse, por la falta previa de Iván Alonso a Palop).

En la primera parte, no obstante, hemos pecado de un mal antiguo, y ciertamente preocupante, la falta de claridad en el último tercio del campo. Nuestros ataques apenas si se han producido en superioridad numérica, por la raquítica aportación de los laterales. Kanouté quería estar en todas partes, y casi no estaba en ninguna, y hemos desperdiciado demasiadas salidas a la contra al inicio de la transición. Para mí, el mejor de los nuestros en este periodo fue Romaric, seguido de Capel y Renato. El resto ha rayado a un nivel aceptable, aunque Fazio se hiciera merecedor a alguna que otra reprimenda, por esa costumbre suya tan arriesgada de conducir demasiado el esférico en zonas de alta tensión. Cada equipo ha tenido un par de ocasiones, pero el control del partido ha sido mayoritariamente sevillista.

El descanso ha sido clave, porque las decisiones de los técnicos han condicionado de forma determinante el resultado final.

Mientras Jiménez mandaba a los suyos que adelantasen la línea defensiva, metiendo más hombres en campo del Español y sumando más efectivos desde las alas para percutir sobre el área de Kameni, Pochetino repetía el mismo error que Valverde en la final de Glasgow, y con idéntico castigo, sacando a De la Peña por Román, y manteniendo en el campo al tarjeteado Lola. Los locales no sólo perdieron rigor táctico, sino también al medio de cierre serbio, dilapidando cualquier posibilidad de hacerse con el partido.

Ya antes de la expulsión, el Sevilla había tenido durante quince minutos contra las cuerdas al Español (con la excepción aislada de la ocasión malograda por Coro antes mencionada), disparándose a su favor la posesión de balón, y las ocasiones de gol.

Luego, en superioridad, y con la salida de un magnífico Adriano, los goles, aunque tarde, acabaron cayendo de nuestro lado. Jesús Navas y Kanouté, como en tantas y tantas ocasiones (sin ir más lejos, Glasgow), elaboraron y ejecutaron las dos jugadas gemelas de los goles. Antes, Renato y Romaric habían estrellado en los postes nuestras mejores opciones.

Feliz debut de Perotti y José Carlos.

En definitiva, necesitábamos la victoria y la hemos conseguido. Misión cumplida.

Seguimos arriba y es de esperar que, sin compromisos intersemanales y con la recuperación progresiva de los lesionados, el equipo vaya ganando frescura y con ello lucidez.

Así sea.

sábado, 14 de febrero de 2009

psi, psi...que viene, que viene...


Hace ya algunos años trabajé con un abogado catalán llamado Jordi y de apellido Bertomeu.

Al conocerle, durante un almuerzo en Barcelona, yo, aficionado al fútbol de toda la vida, le pregunté si tenía algo que ver con un portero del Español del mismo apellido.

Me espetó secamente:
- ¿Por qué?

Me quedé un tanto perplejo. Esperaba un sí o uno no, sobre todo esto último, pero no otra pregunta.

- Es un apellido que me suena especial, aunque no sé si aquí, en Cataluña, es muy común. Recuerdo muy bien de crío a ese portero, al que vi jugar y me salía en los cromos que coleccionaba –le dije.

Respiró profundamente y ya más relajado, confesó:
- Es mi padre.

Me pidió disculpas por su recelo, que justificaba en su temor a escuchar de mí comentarios despectivos hacia su progenitor. Había tenido alguna experiencia desagradable con el clásico bocazas de turno y no quería que le sucediese otra vez algo semejante.

Inmediatamente nos enfrascamos en una conversación futbolera en la que Jordi me puso al día de las ocupaciones de su padre, entonces dentro de la secretaría técnica españolista.

Al confesarle mi filiación sevillista, Jordi comenzó a hablarme de cómo su padre le relataba, de pequeño, que le entusiasmaba jugar en el Ramón Sánchez-Pizjuán:

- La ciudad, el estadio, la grada, el equipo… Todo era distinto, especial, Jordi. Y para colmo tenían a ese argentino, Scotta.

Sí, Héctor Horacio Scotta.

El más terrible cañonero en la mente de cualquier guardameta de finales de los setenta en la liga española.

Profesaba Bertomeu auténtica admiración por el gringo, confesada íntimamente a su vástago.

Y algo más:

- Antes de jugar contra Scotta, no podía conciliar el sueño –me contaba Jordi sobre su padre. Y eso que en aquella época era ya un veterano.

[Joan Josep Bertomeu Ferri nació en Amposta (Tarragona), el 20 de febrero de 1.943. Jugó en el Español de Barcelona hasta 1.976, pasando después al San Andrés. Teniendo en cuenta que Scotta llegó al Sevilla para la temporada 1976-77, los hechos que me relataba Jordi debieron acontecer con ocasión de una eliminatoria de copa de 1978 entre el Sevilla y el San Andrés, con global de 4-1 para los nuestros].

Y yo me regocijaba escuchándolo, recordando para mis adentros la pegada de acero de aquel “siete”, que fue ídolo absoluto de mi infancia.

Le vi debutar en liga en el Sánchez-Pizjuán, marrando un penalti ante el Elche, tirándolo contra la valla de gol norte.



Y le vi muchas más veces lanzando obuses a la red.

Ahí van unos cuantos.


Eran tiempos de fútbol de domingo por la tarde, con olor a puros, pipas y caramelos pictolines, albero alrededor del césped y coche publicitario en el descanso.

Yo iba al campo de la mano de mi padre, que en Gloria esté, o de mi tío Antonio, o de mi tío Paco. Que siempre tenía donde elegir para no perderme un partido.

Y no puedo evitar una sonrisa socarrona al rememorar nuestra grada cuando nos pitaban un golpe franco a favor en las inmediaciones del área contraria.

Han pasado treinta años y todavía no acierto a saber si el público disfrutaba más con el presagio de un gol o con el probable pelotazo a la barrera, que obligaba a retirar defensas como en sus tiempos a los caballos en la Maestranza durante el segundo tercio.


Asensi, Rojo II, Sabaté y tantos otros damnificados de aquellos scottazos …

… y de la guasa sevillana.

Que no sé qué era peor, si las costuras del balón incrustadas en el estómago, o el descojone del personal cuando los camilleros de la Cruz Roja los llevaban al vestuario.

¿Qué pensáis vosotros?

¿Os animáis a dejar vuestros recuerdos sobre Scotta?














Nota.- Querido Jordi, hace tiempo que perdimos el contacto, cada uno hemos seguido nuestro camino, pero si lees este post, espero que no te disguste que haya compartido nuestra vieja conversación con los amigos de mi blog. Donde quiera que estés, un fuerte abrazo para ti, y otro para tu padre.

miércoles, 11 de febrero de 2009

En Montjuic fuimos campeones


Aunque nuestro próximo rival liguero, el R.C.D. Español de Barcelona, nos evoca inevitablemente –y nos evocará siempre mientras vivamos- el dulce recuerdo de la gloriosa victoria de Glasgow, es uno de esos equipos que tradicionalmente se nos ha atravesado, sobre todo en feudo catalán.

Recuerdo un par de veces que encajamos cinco goles. Una con Wallace en el banquillo, en la temporada 1.986-87, en Sarriá, y golazo extraordinario, de cabeza, en plancha, de Amaro Carlos Nadal para el 5-1.

Y otra en la primera temporada de Juande Ramos, en 2006, poco antes de la final de Eindhoven

Esperemos que este domingo tengamos mejor fortuna, que falta nos hace. Hay que romper cuanto antes la racha negativa de esta segunda vuelta.

No obstante, el estadio que actualmente ocupan los “periquitos”, y en el que se disputará el encuentro, rebautizado como Estadi Lluis Companys, es de los que ha visto a nuestro Sevilla Fútbol Club proclamarse campeón.

Fue la tarde del 25 de junio de 1.939, con motivo del Campeonato de España, cuando nos enfrentamos en la final al Racing de Ferrol, al que vapuleamos por seis goles a dos.

Este fue el equipo.


De pie, de izquierda a derecha, Félix, López, Pepillo, Berrocal, Bueno, Campanal, Villalonga y Brand (entrenador). Agachados, en el mismo orden, Leoncito, Cayuso, Torróntegui y Raimundo.

Eran los comienzos de la delantera “stuka”, en la que aquel día se alinearon López, Pepillo, Campanal, Raimundo y Berrocal, desplazándose Torróntegui a la línea media.

Campanal se entretuvo en hacer cuatro tantos, y Raimundo Blanco los otros dos.

Os dejo una instantánea de un gol del asturiano.

Y otra de Raimundo.


En el banquillo sevillista, dirigiendo al personal, se encontraba el inolvidable, y nunca suficientemente ponderado, Pepe Brand.

El estadio de Montjuic fue remodelado de forma prácticamente integral para los Juegos Olímpicos celebrados en la ciudad condal en 1.992, lo que no quita que en aquellos tiempos tuviese un aspecto colosal, que lo convertía, sin duda, en el mejor de España en su época.

Y el único de su aforo habilitado para la práctica del atletismo.

Como podéis ver en las fotos, el día de la finalísima presentaba un graderío absolutamente abarrotado y un ambiente especial, reservado a los grandes acontecimientos deportivos.





Presidió el partido el General Moscardó, entonces Delegado Nacional de Deportes.


El mismo general que daría alas, siete años más tarde, a la mayor insidia deportiva pretendida –y afortunadamente frustrada- desde un club contra otro en España, con motivo de un legítimo fichaje. Se ve que debió escocerle mucho al personaje entregar la copa a los campeones. A fin de cuentas, eran esos tipos que siempre humillaban a los militares jugando al “balompié”.

- “...but that’s another story.”

Que diría Lou Jacobi, encarnando al personaje Moustache, el inolvidable barman de Irma la Dulce (Dir. Billy Wilder, 1963).

O sea, que eso es otra historia, vamos. Algún día la contaremos.

La copa nos la trajimos en propiedad, para los restos. Y luce esplendorosa en nuestras vitrinas.
Las crónicas dijeron cosas como:

"El Sevilla, campeón de Copa. El Rácing, desbordado por el maravilloso fútbol y sorprendente movilidad del equipo merengue".

"...todas sus líneas, incluso aquellas que habían sido reformadas o rehechas en procos o breves días, como la media o la defensa, se han comportado sobre el terreno igual que pudieran hacerlo lo más acabados y expertos profesionales."

Por cierto, tengo la plena certeza de que existen imágenes filmadas de esta final.

El prestigioso investigador de cine Román Gubern tiene incluido en el índice filmográfico de su obra “Historia del Cine” (Ed. Lumen, 1989) una cinta titulada “La Copa del Generalísimo en Barcelona”, con fecha de producción 1.939.

Y algunos años después, a principios de la década de los setenta del pasado siglo, se produjo otra película con imágenes del NODO de la mayoría de finales del Campeonato de España, titulada “114 Goles”.


¿Adivinan cuál es la primera de las finales a que alude la cartelería?

Pues sí, la final copera de 1.939.

Desde aquí animo a quien quiera indagar sobre estas películas a que las busque en la Filmoteca Española, o en la de Cataluña, en el archivo de TVE o similares. Sería increíble encontrarlas y conservar una copia en el museo de nuestro Sevilla.

¿Os imagináis gozar viendo en acción a la delantera “stuka”?

Más de un abuelo lloraría de emoción con solo pensarlo. Y quizá nosotros mismos también lloremos, acordándonos de nuestros mayores.

Con apoyo institucional del club, seguro que lo lograríamos.

Forman parte, al fin y al cabo, de nuestro mejor patrimonio deportivo y sentimental.

lunes, 9 de febrero de 2009

Esto me suena de algo

Conste que no quiero dedicarle mucho espacio al tema, que los especialistas en insonorizar triunfos en esta clase de duelos están en la otra acera. Ya saben, que si el cuchillo sobre Benjamín, que si el vasito de agua en el antepalco, las camisetas de toda la vida, etc.

“Si he ofendido a algún sevillista, lo siento, no era mi intención”.

Esto es lo que se le ha ocurrido pergeñar al famélico Chaparro después de su impresentable actitud al término del partido de liga del pasado sábado en el Ramón Sánchez-Pizjuán, cuando se han hecho públicas las imágenes que lo delatan.

Y yo que me he acordado del tal Carretero, sí, aquél de la bromita del escudito de la portada de Feria de 2.005, la de nuestro Centenario. Seguro que se acuerdan. El tío se mantenía en sus trece, negando la mayor, hasta que aparecieron las fotitos, y entonces salió con esa excusa de medio pelo que sólo se creen los mentirosos.

Vaya, pues resulta que ahora Chaparro piensa lo mismo que entonces pensaba su coleguita barbudo. Y va y le parafrasea.

No Chaparro, no cuela.

Un gesto de rabia y alegría es un gesto de rabia y alegría aquí y en Pernambuco.

Y además, se te ve el plumero, que la noche del sábado intentaste hacerte el escurridizo en sala de prensa.

Así que el gesto de Cristóbal Soria la noche del botellazo a Juande Ramos, alzando ambos puños apretados al cielo, como hacen el 99% de los futbolistas al marcar un gol, es una auténtica provocación que poco menos que justifica la salvaje agresión que sufrió nuestro entrenador, y ahora el gesto de Chaparro es todo un monumento a la deportividad más excelsa.

El tiempo pone a cada cual en su sitio, Chaparro.

Aunque tú llevas ya para un añito donde mejor te corresponde.

domingo, 8 de febrero de 2009

Los primeros trofeos del Sevilla Foot-Ball Club

En el texto del manifiesto suscrito por los asistentes al banquete organizado en el Pasaje de Oriente para conmemorar la fundación (?) del Sevilla Fútbol Club, celebrado el 15 de octubre de 1.905, hay un par de informaciones tremendamente elocuentes, que queremos destacar hoy.

Antes recordemos el texto completo de tan valioso documento:

“Reunidos en el Pasaje de Oriente en banquete todos los abajo firmantes, para festejar los éxitos obtenidos con el juego de pelota con los pies en esta ciudad, pedimos a Dios fuerzas para seguir e implantar tan entretenido y excitante juego y por último pedimos que vivamos todos y gocemos de perfecta salud al llegar al medio siglo de su implantación de este juego en Sevilla y celebremos todos los reunidos en este banquete, jugadores y socios, un partido con fines benéficos. Sevilla. Pasaje de Oriente. Domingo 15 de octubre de 1.905.”

Empezando por la última, nos llama la atención la existencia de dos categorías de miembros de la entidad, jugadores y socios, algo que difícilmente podría comprenderse sin la existencia de una sociedad con una cierta organización y actividades, por muy rudimentarias que éstas fuesen, y con una mínima reglamentación interna. ¿Dónde hay que situar temporalmente entonces el origen de dicha organización? La redacción de la nota no lo resuelve explícitamente, pero se intuye que es anterior a la fecha de la cena en cuestión.

Por su parte, la primera ha abierto ya algún que otro debate, agudamente auspiciado por un blog muy apreciado por quien suscribe, La Palangana Mecánica.


¿Cuáles pudieron ser los –enigmáticos- éxitos ya obtenidos en 1905?

Añado para las interpretaciones que persigan descubrir la verdad un documento gráfico excepcional.


Se trata de una fotografía que perteneciera a quien fue fundador y jugador del equipo sevillista en sus primeros tiempos, Benito Romero, en cuyo dorso, escrito por el propio interesado, figura la siguiente leyenda:

“Caseta del S.F.C. en la Feria de 1907. El presidente, don José Luis Gallegos (en la butaca), y Benito Romero (en el sofá)”.

No sé Vds., pero un servidor aprecia en la mesa del centro diversos trofeos, así como algunas fotografías colgadas de la pared. ¿Son copas ganadas jugando al fútbol? ¿Son copas de fútbol y, quizá, de otros deportes? También cabe, aunque es la tesis más endeble, que la fotografía esté mal datada (nuestros expertos en "copas" nos lo podrán decir).

Pero si no es así, ¿no creen que se cae por su propio peso la tesis de quienes defienden que la constitución del Sevilla Fútbol Club se produjo a finales de 1.908?

Por cierto, la fotografía fue publicada, no diré donde, en agosto de 1.974. No es por tanto un invento ni una manipulación. Y que yo sepa, la Feria, nuestra Feria sin par, se celebra en abril, y en abril de 1907, fecha en que el propio Benito Romero tenía datada la imagen, no había otros equipos de fútbol en Sevilla...

Y es que el Sevilla siempre ha tenido presencia destacada en nuestra feria... (Ver Caseta de la izquierda, ¿les suena de algo el escudo?).



La culpa la tiene Kolmogórov

Si esta noche hemos caído, no ha sido por demérito futbolístico ante nuestro rival, sino víctimas del cansancio físico y mental de un mes de enero demasiado exigente, con un calendario nefasto martirizado por las malditas retransmisiones televisivas, si has perdido tu capacidad de rotar. ¿Verdad que es así, Jesús Navas?, ¿Verdad que sí, Kanouté?, ¿Verdad Romaric?

Si esta noche hemos caído, no ha sido por desidia ni exceso de confianza ante el adversario, pese a que éste se ha demostrado timorato y vulgar (no se dejen engañar por las crónicas ventajistas de mañana, 70 minutos atrincherados atrás, sin pasar de mediocampo, y dos estirones en superioridad numérica y con ventaja en el marcador no son un bagaje ambicioso precisamente), sino porque el corazón y la raza de los nuestros requieren de una mínima puesta a punto para que aflore la calidad que marca la diferencia.

Si esta noche hemos caído, no ha sido por despreciar la pelota ni rehuir la iniciativa, tampoco por interrumpir el juego constantemente a base de malos modos. Aunque dos entradas al límite por nuestro bando (¿quién ha exagerado las caídas ahora, Chaparro?) han merecido mayor castigo que noventa minutos de brusquedades y destrucción. Una vez más, con González Vázquez, no acabamos un partido con once. Y van ...

Si esta noche hemos caído, ha sido por la excelsa vista del linier de preferencia. ¡Qué habilidad para ver a Romaric adelantado por milímetros, y qué seguridad para habilitar la jugada del primer gol enemigo! Que Dios le conserve la vista.

Si esta noche hemos caído, mañana nos levantamos. Somos grandes y este accidente no empequeñece nuestra historia. No hemos perdido el partido del siglo, aunque para muchos en nuestra ciudad, sobre todo para quienes tienen que vender la burra mediática de la equidistancia deportiva, así se pregone. Me preocupa la derrota no por ser contra quien ha sido, sino por ser la tercera de la segunda vuelta, donde aún no hemos sumado, y porque con ello se estrechan los cálculos de puntos (aproximadamente 38) necesarios para asegurarnos un puesto Champions. Hoy no quiero hacer autocrítica, no es el momento.

Si esta noche hemos caído, seguramente ha sido cosa de las matemáticas y de la teoría de la probabilidad que, ya se sabe, son infalibles. Ganar siempre es difícil incluso para los mejores.

Ya lo dijo Kolmogórov, Andrei para los amigos.

WIKIPEDIA.- Andréi Nikoláyevich Kolmogórov (Андре́й Никола́евич Колмого́ров) (
25 de abril de 1903 - 20 de octubre de 1987) fue un matemático ruso que hizo progresos importantes en los campos de la teoría de probabilidad y de la topología. En particular, desarrolló una base axiomática que supone el pilar básico de la teoría de las probabilidades a partir de la teoría de conjuntos. Trabajó al principio de su carrera en lógica constructivista y en la serie de Fourier. También trabajó en turbulencias y mecánica clásica. Asimismo, fue el fundador de la teoría de la complejidad algorítmica.

sábado, 7 de febrero de 2009

Descubriendo a Mr. Henderson




A partir de la publicación en 2.005 del libro “Los primeros pasos del foot-ball sevillano”, escrito por Juan Castro Prieto, ha tenido notable difusión, en foros no solamente sevillistas, la carta remitida por el Secretario del “Sevilla Foot-Ball Club”, Isaías White J. a su homólogo del “Huelva Recreation Club”, E.W. Palin, situada cronológicamente en febrero de 1.890, y que puede suponer, según muchos, la primera evidencia del origen del actual Sevilla Fútbol Club. Desde luego la carta (se adjunta reproducción) tiene un valor histórico importantísimo, dado el calado de la información que, directa e indirectamente, proporciona a cualquier atento lector. Hoy iniciamos una pequeña serie sobre la misma, centrándonos en un dato sobre el que, hasta la fecha, según creo, nadie ha profundizado en demasía.

Alude White al comienzo de su escrito a que el contacto con Mr. Palin se lo ha proporcionado un tal Mr. Henderson. ¿Quién es este personaje? ¿Qué sabemos de él? Su mediación se antoja fundamental para el encuentro de ambos clubes. ¿Cómo pudo fraguarse la relación?

Sin duda los vínculos entre el Huelva Recreation Club y el Sevilla Foot-Ball Club son inicialmente muy intensos. Baste recordar el precedente de la familia Langdon, ya publicado (ABC, Football Club). Originarios de Gibraltar, los hermanos William y John Sidney Langdon se trasladaron por razones laborales a Huelva y Sevilla, respectivamente. El primero, para ocupar un cargo ejecutivo en “The Riotinto Company Ltd.”, y el segundo, para establecerse como médico en la capital hispalense, en el número nueve de la céntrica Calle Don Remondo. William Langdon figura entre los socios fundadores del “Huelva Recreation Club”, según se publicó en “La Provincia” el 28 de diciembre de 1.889, mientras que John Sidney Langdon era socio del Sevilla Foot-Ball Club, pues se sabe que actuó como juez de línea en el partido del 8 de marzo de 1.890 en representación de la entidad sevillana. Esta función de linier, en aquellos tiempos, se desempeñaba por un socio de cada equipo contendiente. De hecho, en aquel partido, el juez de línea de la otra banda del campo, en representación del club recreativo, fue E.W. Palin.

Además de los Langdon, nuestro Henderson sirvió igualmente de enlace entre los clubes de Huelva y Sevilla. Lo sabemos gracias a un magnífico estudio en inglés titulado “A Guide to Sources of Information on Foreign Investment in Spain, 1780-1914”, publicado para la “Section of Business and Labour Archives of the International Council on Archives by the International Institute of Social History” en Amsterdam, año 2000, obra de Teresa Tortella y Stichting Beheer IISG (¡Qué grande es la red!).

En este documento científico encontramos, entre otras muchas perlas, que el tal Mr. Henderson se llama John Henderson, tiene nacionalidad inglesa aunque está afincado en Sevilla y es de profesión comerciante, del sector metalúrgico. Dos años más tarde de la carta de White, en 1.892, Henderson aparece como socio fundador de la sociedad “Thomas Morrison y Cía”, establecida en Huelva con un capital de 500.000 pesetas para la comercialización de metales, junto con Thomas Morrison, comerciante residente en Huelva, D. José María Vélez Díaz, abogado onubense, Charles James Quiney, comerciante de Londres y Antonio Onieva Domínguez. Como algunos sabrán, uno de los socios de Henderson, concretamente Thomas Morrison, figura entre los fundadores del “Huelva Recreation Club”, siendo elegido como uno de los Presidentes Honoríficos de dicha entidad en la sesión del 23 de diciembre de 1.889. Las actividades profesionales de Henderson y Morrison –proveedores metalúrgicos- estaban entre las complementarias de las de la fundición “Portilla & White”, participada por el padre de Isaías White J., por lo que no resulta difícil adivinar cómo se fraguó esta primera conexión formal entre los dos clubes de “sport” andaluces.

lunes, 2 de febrero de 2009

Sacando de centro

Querido lector:

Si te acercas a este blog es preciso que conozcas el doble propósito que lo inspira, y que pretende reflejar su título, "Ayer y Hoy Sevillista".

El primero y principal es difundir entre el sevillismo lo que su autor, humildemente, considera un auténtico tesoro, un archivo documental privado que poco tiene que envidiar al mismísimo Museo del Sevilla Fútbol Club: libros, periódicos, revistas, fotografías y multitud de recuerdos acumulados durante casi cuarenta años. Ha llegado el momento de que este montón de páginas vean la luz, para disfrute y gloria de todos los sevillistas (al menos, de los interesados por su historia), y para que no se pierda en el olvido el recuerdo de lo vivido.
Pero la historia es memoria y la memoria, experiencia. Necesitamos conocer el pasado, para comprender mejor el presente y preparar con inteligencia el futuro. Para hacer un Sevilla mejor, un Sevilla más grande, para que nuestros hijos y nuestros nietos disfruten de un Sevilla envidiado y temido, es preciso también estrujar el presente, centrifugarlo, analizarlo desde todos los puntos de vista posibles, y dejar las señales necesarias para que quienes nos sigan sepan qué paso y por qué de fuentes libres de toda sospecha.

Sirva pues esta web para transmitir y compartir toda la información recopilada y guardada por su autor, para que prevalezca la verdad de nuestro "Ayer", libre de los tuercebotas de la historia. Y para disfrutar de este "Hoy", redondo y brillante, que nos inunda y nos sobrepasa, con toda la potencia que es capaz de generar el Sevilla Fútbol Club de nuestros días.
Muchos me han precedido con notable mérito y valentía, otros muchos vendrán mejores que yo. No aspiro a estar a su altura. Me conformo con aportar algo nuevo.

Y ruego al D10S del fútbol (¿estás ahí, verdad, Diego?) que me dé fuerzas en este empeño.