domingo, 31 de mayo de 2009

Inimitable


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viernes, 29 de mayo de 2009

El último vuelo del capitán de los "stukas"




Llegó el primero y se marchó casi el último (sólo Pepe López se retiró después).

Guillermo González del Río, “Campanal”, indiscutible capitán de la delantera stuka.

Aún hoy, todos la recitamos de memoria: López, Pepillo o Torróntegui, el propio “Chato”, Raimundo y Berrocal.

Años cuarenta y fútbol de posguerra.

Guillermo arribó por Sevilla con la Exposición Iberoamericana de 1.929, siendo apenas un “guaje”, con diecisiete años, aunque a precio de figura.



Y estuvo en primera fila de vanguardia hasta el glorioso 1.946, cuando salimos campeones de liga por vez primera y única, hasta la fecha.



Se hizo hombre en Sevilla.

Y también futbolista, de máxima categoría. Internacional antes y después de la guerra. Y mundialista.

Luego gran entrenador y técnico, sub-campeón liguero en 1.951, cuando el “mangazo” de Azón.

Sevillista siempre, hasta la muerte, fue amortajado con la bandera de nuestros amores.

Tuve la fortuna de conocerle personalmente siendo niño, una tarde en que mi padre, con su atrevimiento de siempre, me lo presentó en plena Plaza de la Gavidia, donde se encontraba sentado en un banco tomando el fresco. Tenía vendado un pie, quizás una vieja herencia de sus tiempos de nueve. Sus ojos transmitían toda la verdad y la grandeza de sus mejores tiempos.

Asimismo recuerdo una anécdota del verano de 1.988, con Guillermo de protagonista indirecto, cuando, recién fallecido mi padre, apenas un par de meses atrás, y para levantar nuestro ánimo, nos presentamos mi hermano Manuel y yo, dos chiquillos entonces, en las taquillas del estadio, con la intención de ser los primeros en renovar nuestros abonos aquella temporada.

Mes de julio, a las cuatro de la tarde, en Sevilla. Casi ná.

Pues delante nuestra, el primero de todos en la cola, y en el primer día para las renovaciones, se encontraba, cuando llegamos, un señor mayor, vestido con esa clásica guayabera celeste que ya se ha perdido. Debía tener el hombre unos ochenta años, que ya tiene mérito, e inevitablemente cruzamos con él algunas palabras:

- Yo soy asturiano, nos decía. Vine a Sevilla en el 29, cuando la Exposición, como delegado de la leche “La Asturiana”. Como acababa de fichar el Sevilla a un paisano mío, Campanal, me hice socio del club inmediatamente, y desde entonces, aquí sigo, incombustible, hasta que el cuerpo aguante…

Lamentablemente desconozco el nombre de aquel señor, para homenajearlo como es debido. Sin duda, uno de tantos sevillistas anónimos, como mi padre, que estarán disfrutando de su equipo en el cielo de Nervión.

Y es que Guillermo, como luego su sobrino Marcelo, convirtió en sevillista a media Asturias desde su llegada.

En fin, a lo que iba.

En su última temporada como jugador, el “Gordo” apenas jugaba. Encinas había repescado del Jerez al “Pato” Araujo, que se estaba marcando una campaña memorable. El papel de Campanal en el grupo, más que de jugador, era de ayudante del técnico, debido al carisma que poseía, y al respeto que le profesaban sus compañeros. Estaba pasado de peso, como casi siempre, y carente de ritmo, pero su veteranía y su arrojo aún podían ser muy válidos, si resultaba preciso contar con él.

Y así fue.

Para el importantísimo enfrentamiento con el Real Madrid en Chamartín, en la segunda vuelta, Araujo causó baja, y Encinas tiró de Guillermo. Es un partido muy recordado por significar el debut de Antúnez, recién fichado del Betis, en la línea media sevillista.


La fecha, el 27 de enero de 1.946.

El equipo vistió elástica roja y blanca a rayas verticales, y pantalón y medias negras, una segunda equipación histórica que no me explico cómo Vizcaíno aún no la ha rescatado para el primer equipo (desde aquí le animo, a ver si reverdecemos viejos laureles con ella).

Necesitábamos puntuar para no perder comba en la lucha con el todopoderoso Madrid, y seguir en la brecha en pos del título. En la segunda parte, Guillermo se interna y lanza un zambombazo con su pierna derecha que se cuela irremisiblemente en las redes madridistas.



Era el gol sevillista para el empate final a uno. Un punto que resultaría decisivo para ser posteriormente campeones.

Después de aquello, “Campanal” no volvió a vestir la camiseta sevillista en partido oficial. Aquel sería su último partido y, evidentemente, su último gol.

Por eso a mí me gusta llamarlo como el título de este post. Después de diecisiete temporadas en el club blanco, con una amplia y fecunda hoja de servicios, aquel tanto quedará para la historia como el último gran servicio del delantero “Campanal” a la causa sevillista.

miércoles, 27 de mayo de 2009

La paradoja de los números



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domingo, 24 de mayo de 2009

El extraño caso de los gemelos marselleses

Georges Dard Fontaine

A finales de los años cuarenta y principios de la década de los cincuenta de la pasada centuria, el fútbol español vivió una especie de fiebre por la contratación de futbolistas extranjeros, procedentes fundamentalmente del fútbol francés.

Algunos de ellos, los más conocidos, llegaron a nuestra liga de la mano del mago Helenio Herrera, que asimismo procedía del balompié galo, como por ejemplo, el delantero marroquí Ben Barek, y el portero de los jerseys deslumbrantes, Marcel Domingo, luego discreto entrenador, ambos enrolados en las filas del Atlético de Madrid.

Al Sevilla Fútbol Club, en el lejanísimo 1.948, recién proclamado campeón de copa por tercera vez en su historia, también le pudo aquella fiebre por la inmigración futbolera, poniendo sus ojos en un futbolísta, delantero marsellés, llamado Georges Dard Fontaine, que vendría a ser la avanzadilla de todos los que llegaron después: Casagrande, Thetis, o más recientemente, Escudé, Keita, Squillaci o Romaric.

Aún cuando muchas fuentes lo catalogan como el primer extranjero del club de Nervión, no podemos considerarlo así, no sólo por razón de aquellos protosevillistas foráneos que se alinearon con el "Football Club" de nuestra ciudad en los partidos contra el "Recreation" onubense de la última decada del XIX, e incluso por aquellos otros consagrados de principios del siglo XX -Wood, Kirkwood, Mackenzie, Smith, etc.-, sino porque, aún prescindiendo de todos éstos, ya en la temporada 1942-43, el argentino Francisco Alfonso Villegas vistió la elástica del club decano.

En su país, Georges Dard era una estrella de primerísimo nivel, internacional absoluto con Francia, por lo que su fichaje se convirtió en un auténtico culebrón, barajándose altísimas cifras para su traspaso.



Así lo reflejaba la prensa de la época:




Sin embargo, lo más sorprendente del asunto lo descubrimos en los siguientes recortes, sobre los que quisiera llamaros la atención, pues nos ponen en la pista de un auténtico misterio, difícilmente resoluble, tantísimos años después.






¿Vino Dard al Sevilla, como así parece, acompañado de un hermano gemelo?

Desde luego en la historia sevillista, no se recogen testimonios de ello, sólo hay constancia de que un Dard jugase en el Sevilla Fútbol Club.

¿Y si vino a Nervión el hermano "malo" en lugar del "bueno"? Quizá los marselleses nos dieron gato por liebre...

Para colmo de rarezas, el directivo Lahore, padre del más reciente Consejero del mismo apellido, conocido por todos, de los tiempos de Carrión, explicaba en una entrevista del mes de mayo de 1949 que el Dard fichado por el Sevilla, y que acababa de ser devuelto a su país, procedía del Toulousse (?), no del Marsella:




Lo cierto es que, fuera quien fuese el Dard del Sevilla, acabó fracasando estrepitosamente, tanto que al año siguiente, ya estaba resuelto su traspaso de vuelta al Olympic de Marsella:


Las malas lenguas del fútbol sevillano, así lo he escuchado de viva voz de algunos viejos aficionados sevillistas, dicen que el francés tenía una extraordinaria calidad, y que no triunfó en el Sevilla porque no recibió el necesario apoyo de sus compañeros, especialmente de las figuras del equipo, posiblemente descontentos con el alto salario que se le pagaba al marsellés en comparación con los suyos.

El largo y cálido verano


Ya está aquí, gracias a Dios.

Ha empezado para el sevillismo esta noche de las postrimerías de mayo en el Ramón Sánchez Pizjuán.

Otros, más adinerados, más presuntuosos, más zafios, no pueden decir lo mismo.

Tiempo de luz, alegría, fiesta, diversión, que se abre de un golpe seco, como un abanico, con rayas rojas y blancas, llenándonos los pulmones con el aire fresco del orgullo.

Gol de Perotti. Gooooooooolazo.


Y de nuevo esas imágenes de nuestro pasado más reciente ante los ojos, renovando ilusiones ...

Primero Javi y las copas.


Inolvidable adiós para un inolvidable capitán.

Luego Nervión tornado en Maestranza, la grada en feria, focos, fuegos artificiales, y ese público embriagado de gozo, cantando, saltando, llevando a hombros su sevillismo a la calle.


Tercera plaza liguera, conseguida a pulso, sin excesiva brillantez, poco glamour, a base de sangre, sudor y lágrimas, con fe, con afán y espíritu de sacrificio.

Y el próximo ejercicio, otra vez, una vez más, que ya van tres, entre los grandes, entre los más señeros, por derecho propio.

Preparémonos para un interminable estío, vacuo de competiciones y simulacros de fútbol playero, inevitablemente cargado de rumores baratos, insidias y algunos anhelos.

Tiempo también para recargar baterías, y recuperar el resuello.

Tiempo para la reflexión.

Y para el trabajo de Monchi.

Pero eso será mañana.

Esta noche, congratulémonos todos:

El campeón sevillano vuelve a la Champions.

Así, queridos amigos, se escribe la historia.

jueves, 21 de mayo de 2009

Columnas Blancas: Jiménez, la planificación y el juego del equipo


Como muchos de vosotros ya sabéis, desde hace unas semanas se ha puesto en marcha un nuevo proyecto de blog denominado Columnas Blancas, en que el que se recogen las opiniones e inquietudes de determinados columnistas de los más variopintos perfiles y profesiones, pero con un único denominador común, su sevillismo, y una misma temática, nuestro Sevilla Fútbol Club.

El sitio promete por su originalidad, por lo bien cuidado que está, por unificar opinión y por la calidad de la pluma de muchos de los que allí escriben. Baste citar, entre otros, al maestro Barbeito, a Ernesto López de Rueda, a Agustín Rodríguez, nuestro historiador oficial, responsable del Museo y Director de Historia Viva, de SFC Radio, al gran Carlos Romero, sin su palangana mecánica, o a mi gran amigo Pedro Monago.

El autor de este blog ha tenido el honor de ser invitado a colaborar en dicha empresa (cosa inexplicable, habida cuenta el nivelazo de los demás), así que cada cierto tiempo encontraréis allí, en Columnas Blancas, y a través de un link, aquí, en Ayer y Hoy Sevillista, algunas opiniones sobre nuestro equipo desde una perspectiva menos habitual a la acostumbrada. También encontraréis una nueva sección sobre COLABORACIONES a la derecha, donde pinchar para leer los artículos. Pido disculpas por no reproducir aquí los artículos al completo, sino mediante links, pero así me lo han solicitado.

Dado que en Columnas Blancas no cabe la posibilidad, al menos de momento, de dejar comentarios, os invito a que opinéis y comentéis en este blog todo lo que queráis sobre los artículos que allí se cuelgan.

Os dejo el enlace con el último que hemos dejado escrito, publicado hace unos días, titulado Jiménez, la planificación y el juego del equipo.

martes, 19 de mayo de 2009

El capitán de las cinco copas ...


… y del mejor equipo del mundo.

Así fue y así será, por siempre jamás.

Aún cuando la última de esas copas, aquella maravillosa noche en la que humillamos al campeón liguero en su propia casa, no pudiera disputarla de corto en el terreno de juego.


UEFA 2006 en Eindhoven, Supercopa de Europa 2006 en Mónaco, UEFA 2007 en Glasgow, Copa del Rey 2007 y Supercopa de España 2007 en Madrid.

Una, dos, tres, cuatro y cinco.

Mejor Equipo del Mundo, en Salzburgo.


No una, dos veces. 2006 y 2007.

Casi ná.

Para mi generación, para la tuya, lector, para las venideras, Francisco Javier Vicente Navarro, Javi Navarro, o simplemente Javi, representará a perpetuidad, por los siglos de los siglos, amén, el recuerdo del Sevilla más poderoso de todos los tiempos, de un Sevilla en la cúspide de su propia grandeza.

Su gesto levantando títulos es ya puro símbolo del triunfo, la imagen de la victoria, el vivo retrato del éxito sevillista, como la roja bandera centenaria, como el himno de Arrebato, como la voz de nuestro Jesús Alvarado cantando goles de gloria a puñados en SFC Radio, la emisora del alma, la que siente como tú…


Cuando estemos en el lecho de muerte, muchos de nosotros, al dar el último repaso al álbum de nuestras vidas, nos detendremos tranquilamente en el fotograma de Javi alzando una copa al cielo, cubierto de papelillos …


Una escena, para mí, casi onírica, estructurada como un cuadro religioso del barroco, con el capitán, abajo, en el centro, brindando con el cáliz del triunfo, rodeado de sus discípulos, y arriba, el rompimiento de gloria, representado por esos copos mágicos de papel, rojos y blancos, suspendidos en el cielo, bailando como seises, sobre el fondo difuso de una grada sevillista.


Se nos va, sin quererlo, muy a su pesar, y al nuestro, casi, casi en silencio, un futbolista grande, auténtico, un deportista que sabe de oscuridades, sacrificios, olvidos, humillaciones … y un atleta de verdad, irrepetible, con su leyenda negra, como otrora el gran Marcelo Campanal, pero mentalmente aún más fuerte e invencible que el asturiano, capaz de sobreponerse a todo.

En cierta ocasión escuché decir “lo difícil se consigue, lo imposible se intenta”. Creo que Javi Navarro personaliza como nadie dicha afirmación. Su carrera, marcada por las lesiones, pero también por los laureles, es un ejemplo cierto de superación, dignidad y fe, el triunfo de la voluntad sobre la lógica, la prueba de que el trabajo duro tiene su recompensa.

Miles de posters de Javi deberían recubrir las paredes de los centros de rehabilitación traumatológicos, para demostrar a los pacientes que se puede salir del pozo, que es posible recuperar el vigor y la destreza perdidos, que hay que creer en uno mismo …

Con todo lo que había sufrido en la soledad de los gimnasios, teniendo que ponerse de nuevo el traje de novillero después de haber tomado la alternativa, estando dos años largos parado en plena efervescencia de juventud, sin sentirse futbolista, postrado en una habitación mientras los compañeros le sobrepasaban como un Ferrari a una carreta, resultaba casi un milagro verlo saltar con esa fuerza descomunal que lo ha distinguido del resto, imponiéndose a todo y a todos, ejecutando ese escorzo imposible, esculpido a lo Rodin, para alejar el peligro de la meta sevillista con un cabezazo de hierro, o bien lanzarse a la velocidad del rayo en un cruce decisivo, sin contemplaciones, para arrebatar el esférico de los pies al delantero rival.




Afortunadamente, el fútbol le tenía reservado un espacio privilegiado en su particular “hall of fame”. Aún en las postrimerías de su trayectoria futbolera, superada ya la treintena, empezó a acumular uno tras otro trofeos e incluso la internacionalidad absoluta, cuando probablemente ya no la esperaba. Tenía que administrar bien los esfuerzos, medirse, reservarse para las grandes ocasiones.


Su última actuación, colosal, fue en Madrid, en la final de la Copa del Rey del 23 de junio de 2007 contra el Getafe. Yo estaba allí, como tantas miles de almas sevillistas que anegaron la capital, apretando los dientes en ese descuento agónico en el que Javi y el resto de compañeros de zaga, Drago, Escudé, Andrés Palop, se hincharon a despejar los balones aéreos colgados a la desesperada por la delantera madrileña. El honor de la última intervención sevillista en el partido antes del pitido arbitral correspondió a Javi … y allí terminó todo.

Han pasado casi dos años sin su presencia sobre la hierba, golpeado de nuevo por los males de su rodilla, y parece que Javi, definitivamente, dirá adiós este martes al fútbol activo, lamentablemente, sin vestirse de corto.

Se va como vino, sereno, discreto, misterioso, como es él, como siempre ha sido, pero con la maleta cargada de gloria, de orgullo y del cariño y la admiración imperecederos de una legión de sevillistas que siempre lo considerarán su Capitán.

lunes, 18 de mayo de 2009

Una jornada de campaña ... sevillista


Este pasado fin de semana, Ayer y Hoy Sevillista no ha tenido la actividad acostumbrada, y por ello, pido disculpas de antemano si alguno de vosotros, amigos míos, ha visitado este sitio esperando encontrar la crónica del partido contra Osasuna o algún otro post de los habituales.

La razón de este “momentáneo” silencio se explica con la fotografía que encabeza la entrada, y que ilustra una felicísima jornada de sevillismo campestre organizado con ocasión de celebrar los aniversarios de los títulos de UEFA Cup conseguidos por el Sevilla Fútbol Club en Eindhoven y Glasgow, por parte del núcleo sentimental de familiares y allegados que tuvimos el honor de compartir, íntimamente, aquellos gloriosos días de nuestra historia más reciente: Antonio padre, Antonio hijo, Manuel, Miguel, Manolo …

Nos enfundamos nuestras camisetas, entonamos gozosos cánticos, enarbolamos al viento viejas bufandas y copas artesanales en papel de plata, renovando emocionantes recuerdos, revisamos algún que otro video, incluso confeccionamos un modesto tifo de banderas rojas y blancas, e inundamos de sevillismo, en definitiva, una vez más, a todos esos pequeños que podéis ver en la foto, emulando a sus mayores, contagiados mágicamente de la alegría inexplicable de vivir y sentir en sevillista.

Me gusta especialmente, queridos amigos, esta imagen poliédrica, auténtico microcosmos del más puro sevillismo, en la que faltan algunos imprescindibles, cómo no, desde hace algún tiempo en la gloria del cielo, pero que ilustra a la perfección todas las edades de la afición, y por ende, la propia esencia de este blog, el ayer y el hoy sevillistas, el pasado, el presente y la certeza de un futuro garantizado por las nuevas generaciones, criadas en el espíritu del sí o sí, que, ya lo podéis ver, vienen pisando fuerte, pero que muy fuerte …

Como alguien dijo ya en una ocasión, Manuel, Alicia, Laura, Alejandro, ahora también María, pronto, quien sabe, alguno o alguna más, sevillistas todos, familiares y amigos, este pequeño homenaje, este post, con todo mi cariño, va por vosotros …

Y por el Sevilla Fútbol Club.

Larga vida.

jueves, 14 de mayo de 2009

Papirofútbol II - Te quiero Glasgow



El próximo sábado se cumple el segundo aniversario de la conquista de nuestra segunda Copa de la UEFA, y para seguir con la tradición recién inaugurada el pasado domingo, y conmemorar aquel brillantísimo éxito, os traigo la versión "escocesa" en papirofútbol de los campeones de Europa. Espero que os guste.


martes, 12 de mayo de 2009

El futuro de Jiménez


Prácticamente desde que Manolo Jiménez se hiciera cargo de la dirección técnica sevillista, se abrieron de par en par las compuertas para el debate sobre la idoneidad del arahalense para ocupar tal puesto.

Al margen de que ello es poco menos que inevitable, habida cuenta la trascendencia y la responsabilidad inherentes a su cometido, el debate, en ocasiones, al menos para quien escribe, ha llegado a rebasar los márgenes de lo razonable, alcanzando incluso a cuestionar, no ya la profesionalidad del todavía inquilino del banquillo nervionense, sino incluso aspectos personales completamente ajenos a su labor, y fuera por tanto de todo orden y lugar.

A nadie pueden sorprender los excesos dialécticos y la visceralidad sin medida en el mundo del fútbol, sobre todo entre nosotros, los aficionados, donde es comprensible, para lo bueno y para lo malo, esa hipérbole en la exteriorización del pensamiento, por imperar muchas veces el corazón y los sentimientos sobre la lógica y la razón.

Ni siquiera asombra a estas alturas, desgraciadamente, encontrar esta especie de “fenómeno ultra” en la crítica, que salvo excepciones contadas, ha tirado por tierra esa presunción de objetividad de la que muchos se vanaglorian, fagocitada por su propia estirpe. Ya que hablamos de fútbol, confieso que estos periodistas que se auto-proclaman independientes se me parecen demasiado a los defensas que levantan el brazo reclamando un fuera de juego que han roto ellos mismos, con su negligencia al quedarse atrás cuando está saliendo la zaga. Cada vez que uno invoca su imparcialidad, estoy convencido de que la está mancillando.

En definitiva, todos conocemos las reglas del juego, incluidos sus protagonistas, pero en el caso de Jiménez, seguramente muchos, a lo mejor me equivoco y quizá tan sólo unos cuantos, podemos convenir que el asedio público sufrido por nuestro entrenador ha sido feroz e incesante. Esto es algo que pueden reconocer incluso sus más acérrimos detractores.

No obstante, si en el Sevilla Fútbol Club actual hay algo que viene marcando la línea del éxito institucional en todos los órdenes es una dirección profesional exigente, salpicada de unas convenientes –y necesarias- gotas de sevillismo. Y esta combinación, más que las personas con nombre y apellidos que actualmente la interpretan, a mí me merece confianza.

En el mundo de la empresa, la evaluación permanente del desempeño de cualquier empleado o profesional, y más si se trata de uno de los más cualificados y de mayor jerarquía dentro del organigrama, no sólo es deseable, sino que es una obligación del Consejo de Administración.

En el Sevilla Fútbol Club no lo es menos, y la valoración del trabajo de Manolo Jiménez, no sólo en sus aspectos cuantitativos (léase, obtención de resultados y cumplimiento de objetivos en las diferentes competiciones), sino también cualitativos (dotes de mando, capacidad de hacer grupo, encaje con la afición, relaciones con la prensa, etc.), es y debe ser fundamental en el marco de la adecuada gestión deportiva, económica y social de la entidad.

En su momento, que está prácticamente a la vuelta de la esquina, las personas competentes (el propio míster, la dirección deportiva, la comisión ejecutiva, el Consejo), con toda la información relevante, interna y externa, con la debida valoración de los atenuantes, eximentes y agravantes del curso, y desbrozando de lo esencial todo aquello que estorbe, deberán tomar una decisión para el futuro.

Sin desdeñar otras, ésta es la evaluación que a mí más me interesa, la única que puede “compendiarlo todo” y situar cada cosa en su sitio, en su adecuado contexto, con la necesaria mesura.

No sé Vds. pero yo confío en la sensatez de nuestros gestores, y lo hago - con todo el respeto y el cariño que le tengo a nuestra masa social, de la que formo parte-, por encima de los pálpitos de la afición, incluidos los míos propios.

domingo, 10 de mayo de 2009

Papirofútbol I - Rememorando Eindhoven



No es la primera vez en este blog que recibimos ayuda externa para la confección de sus contenidos. Desde mis queridos Guardianes de la Memoria de Nervión -Antonio, Carlos y Juan Luis-, hasta mi propia hija de cinco años -para el post sobre Ramoní-, pasando por mi señora, autora intelectual del logo que podéis observar a la derecha, y también de los dibujos que hoy, en esta fecha tan señalada para el sevillismo, ilustrarán esta web como medio original de conmemorar los tres años del inolvidable triunfo de Eindhoven.

Espero que os guste.
Primer Acto. La Afición.




Segundo Acto. Juande Ramos, José María del Nido, Arrebato y Monchi.


Tercer Acto. Los Jugadores.


Epílogo. La Copa.


Continuará ...

sábado, 9 de mayo de 2009

La hora de los solistas


Cuando la orquesta no acaba de funcionar del todo, hay que encomendarse a los solistas para salvar el concierto.

Es lo que hay.

Desde luego es una forma lícita como otra cualquiera para alcanzar el éxito, quizá demasiado arriesgada, lo peor es que dice más bien poco de quien tiene la obligación de ajustar cada una de las piezas de las que dispone para lograr la mejor expresión de conjunto.

Ciertamente esta tarde-noche, como tantas otras esta temporada, faltaban unas cuantas de dichas piezas, pero no las fundamentales, los solistas de lujo, Kanouté, Navas, Luis Fabiano, a la postre, qué remedio, responsables directos de una nueva victoria, importantísima, basada, cincelada, en los moldes de su inspiración más que en la debida afinación del bloque.

La jornada pintaba traicionera, al menos para mí. No tenía buenas vibraciones en la previa del choque. El Sánchez-Pizjuan presiona lo suyo, lo sabemos, y este año además se han escapado muchísimos puntos de nuestra casa; el rival venía liberado de todo riesgo, y dirigido por un técnico que parece que nos tenga tomada la medida; los antecedentes de las últimas cuatro temporadas con los isleños no invitaban precisamente al optimismo; y los primeros veinticinco minutos del partido, con un gol en contra que te aparece de la nada y hasta tres palos de los nuestros, Escudé, Mosquera y Luis Fabiano, no hacían sino confirmar los peores presagios.

Afortunadamente, dos chispazos de O Fabuloso, plenos de oficio y calidad, permitieron los tantos de la remontada, con espacio para una obra maestra, otra más, de Frederik Kanouté, esta vez desde los once metros. Llegaron además los goles en momentos decisivos del choque, antes de que se iniciara la desesperación de jugadores y grada en ambas mitades del pleito (y antes también de que pudiera desencadenarse el casi inevitable show de Pérez Lasa).




La guinda del partido, la auténtica joya para el recuerdo, vino de la mano de Jesús Navas, continuamente percutiendo desde el costado derecho, para angustia de su par Ayoze, hasta que tras un infortunado ensayo, remató por fin "su" particular faena. Recorte excelso hacia dentro y zurdazo al techo de la red que sería deseable se repitiera en más ocasiones en un extremo de su categoría.

Queda aún camino por recorrer, no podemos descuidarnos un milimetro. El calendario tampoco nos lo está poniendo nada fácil, baste el ejemplo del Valencia hoy, que se ha beneficiado del pasotismo madridista y de la normalidad arbitral hacia éstos cuando nada se están jugando. Quizá los choques directos entre nuestros perseguidores puedan servirnos para consolidar la tercera plaza. Al margen del Barcelona-Villarreal de mañana, los valencianistas tienen que enfrentarse aún los amarillos y al Atlético de Madrid, y es de esperar que de toda esta trifulca podamos nosotros salir beneficiados.

Punto y aparte, para finalizar, la presencia en Nervión de Pep Martí, sus lágrimas, su emoción, su categoría, y la réplica calurosa y nostálgica de la afición de Nervión, a la altura del personaje que nos visitaba.

Para enmarcar.