jueves, 29 de abril de 2010

¡A la cárcel!



José Antonio Blázquez lo llamaba el “gigantismo sevillista”.

Con ello se refería a la grandeza deportiva del Sevilla como fuente de envidias y de la animadversión hacia el club decano por parte de otros equipos dentro de la geografía andaluza.

En otro momento ya me ocupé de este tema. Aquí.

La Historia está llena de episodios que lo demuestran, casi siempre desde fuera de Sevilla hacia Sevilla, y casi nunca al revés.

Si acaso, esto último, como legítima defensa, salvo contadas excepciones.

Porque ese gigantismo del que Blázquez hablaba no era, ni es, flor de un día, se remonta a los tiempos, años veinte del siglo pasado, en que el Sevilla Fútbol Club era conocido como “el eterno campeón de Andalucía”.

La memoria de los torpes es escasa.

Y corta en el tiempo.

La ingratitud de los seres humanos, grande.

Ya lo dice el refrán, cría cuervos, que te sacarán los ojos.

Sin ánimo de reabrir viejas heridas, pero tampoco de olvidarlas, un par de muestras:

¿Por qué en Cádiz pasó lo que pasó con Maradona, al término de aquel encuentro liguero en que todos se enzarzaron a ostias, y solo los sevillistas fueron detenidos? ¿Por qué, si por ejemplo el Sevilla se brindó a dar lustre a un recién nacido Trofeo Carranza que nadie conocía cuando surgió, poniéndolo en el candelero, y permitiendo así que el Cádiz se financiara, año tras año, con el trofeo de los trofeos?

¿Por qué en Huelva sucedió lo que sucedió tras un enfrentamiento con los locales en el Colombino, cuando volaron sillas y todo tipo de objetos para agredir a los nuestros? ¿Por qué, si el año de Maradona, por ejemplo, el Sevilla acudió a la desesperada llamada de los onubenses para un partido amistoso que no cabía en el machacado calendario sevillista, cuyo único objeto era captar fondos para evitar la desaparición del Recreativo?

¿Por qué nadie se acuerda en Cádiz y en Huelva, o en Málaga, Granada o Jaén, de todo lo que el Sevilla Fútbol Club ha hecho por ellos, y sigue haciendo? ¿Por qué no se recuerdan estas cosas cuando les visitamos?

Gracias al Sevilla, se gestó en su día la Federación Regional Sur, hubo campeonatos que hicieron surgir equipos por toda Andalucía y eclosionó el deporte rey bajo cauces institucionales en nuestra tierra.

Gracias al Sevilla también, muchísimos jugadores andaluces han podido desarrollar una brillante carrera profesional dentro o fuera del club de Nervión: fichajes, traspasos, cesiones, alianzas, siguen beneficiando a muchísimos equipos andaluces, de primera fila o más modestos. Pensemos estos años en los Duda, Lolo, Casado, Armenteros, Fernando, etc.

Gracias al Sevilla, y a su grandeza deportiva e institucional, hoy existe una plataforma de clubes andaluces que está consiguiendo réditos impensables sin el liderazgo y la cohesión que únicamente el Sevilla es capaz de aportar.

Frustraciones, fracasos, incapacidades …

Rencores que no saben o no quieren ocultarse ...

Otro tipo de recelos ajenos a lo deportivo, complejos de inferioridad, victimismo…

De todo un poco.

Éstos son los resortes que impulsan el odio al Sevilla Fútbol Club.

Y la ira hacia nuestro Presidente.

Ira que es directamente proporcional a su valía como máximo mandatario del primer club balompédico de la región.

Ira que transforma portales de información deportiva en improvisadas tertulias del corazón.

Daño por el que ruegan los necios como única vía de agua para tratar de hundir el transatlántico del club de Nervión.

José Antonio Blázquez hablaba de gigantismo sevillista, pero no lo hacía fuera de contexto.

Eso ha sido cosa mía.

Blázquez tiraba de franqueza para explicar lo sucedido con el defensa sevillista Lorant en Granada, en una ya lejana noche invernal de 1976.



Para los morbosos, diré que a ello responde el título de este post.

Lo siento.

Nada que ver con asuntos que no vienen al caso, nunca mejor dicho, con la actividad judicial que pueda desarrollarse en la Costa del Sol.

Un partido de competición, un ambiente convenientemente caldeado en la previa, un exceso de confianza de los gestores sevillistas en la caballerosidad de sus homónimos granadinos, un Granada C.F. que empezaba a flaquear de su efímera grandeza.

Póngase todo ello en adecuada relación, y sin más explicación, hallarán la respuesta.

El sevillista Lorant, a la cárcel.


¡Dos noches entre rejas!

Gracias a un energúmeno que pudo dormir tranquilamente en su casa, y al que una gorra de acomodador le parecía un sombrero de sheriff del oeste.

Incidentes que, por comunes a todos los equipos y en todos los estadios, no dejan de sorprender.




La nota oficial del Sevilla y la respuesta del sevillismo de base, lo dicen todo.

NOTA DEL SEVILLA F.C.

En relación con los acontecimientos ocurridos a la terminación del partido de Copa de S.E. El Generalísimo, celebrado el pasado miércoles, día 25 de febrero de 1976 en Granada, y ante la inexactitud de los hechos que se recogen en algunas informaciones de agencias o corresponsales, procedentes de la ciudad granadina, debemos aclarar lo siguiente:

1.º) No hubo incidente de tipo personal entre el público y jugadores sevillistas, ni éstos se enfrentaron a ningún espectador.

2.º) Las agresiones, de palabra y de obra, se produjeron al entrar los jugadores en el pasillo o corredor que da acceso a los vestuarios, e iniciados por los empleados del Granada C. F., que ostentaban la insignia de este club en la gorra, capitaneados por uno de dichos empleados que, posteriormente, fue llevado a la Comisaría.

3.º) El jugador Lorant fue objeto, en unión de otros compañeros, de patadas, puñetazos, etc., por los citados empleados, teniendo que intervenir la Policía Armada, que estaba protegiendo la salida del Campo de los jugadores, para poner orden y dar por terminado el incidente.

4.º) Posteriormente, y cuando los jugadores se hallaban en los vestuarios, fue requerido el jugador Lorant para ser conducido a la Comisaría, por la denuncia de un polícia armada, que alegaba había sido agredido por el citado jugador.

5.º) En el intervalo o tiempo transcurrido, mientras el jugador se vestía de calle, nuestro delegado, señor Álvarez Broquetas, lo comunicó al Presidente del Granada C.F., don Cándido Gómez, que dijo que no podía hacer nada en el asunto.

6.º) El jugador Lorant fue trasladado a Comisaría, donde prestó declaración, negando en absoluto que hubiere agredido a ningún agente de la Policía Armada, y él sí había sido agredido por los empleados del Club junto con sus compañeros, pasando toda la noche en la dependencia policial, hasta las 11 de la mañana del siguiente día 26, en que fue conducido, esposado, al juzgado de Guardia, donde se ratificó en sus declaraciones, ordenándose su ingreso en la Cárcel Provincial, desde donde ha sido puesto en libertad, aproximadamente a las dos y media de la tarde de hoy, 27 de febrero de 1976.

7.º) Lamentamos tener que manifestar que son totalmente inexactas las noticias de que "la directiva del Granada en pleno con su presidente a la cabeza" se interesara por la situación creada por sus empleados, en perjuicio de un jugador de fútbol. El señor don Cándido Gómez, cuando ya se había producido el ingreso en la cárcel del jugador Lorant, se limitó a aparecer por el Hotel Meliá, a las dos de la tarde del día 26, donde permanecía nuestro delegado, señor Álvarez Broquetas, a la espera de la resolución del asunto, pretextando que no se había enterado del suceso, y quedando citado para las cuatro con nuestro delegado, para acompañarle a cualquier gestión que le fuese oportuna, pero la verdad es que dicho señor Gómez no apareció, ni aquella tarde, ni a la mañana siguiente. Teniendo que afirmar, en honor a la verdad, que varios jugadores del Granada fueron a visitar al jugador a la cárcel.

8.º) Comprendemos que la intervención del presidente del Granada no hubiese sido decisiva, en el asunto encauzado por trámites judiciales, pero un elemental deber de cortesía, entre compañeros, obliga a prestar apoyo incondicional, como hubiera hecho el Sevilla F.C. y cualquier otro club, pues los directivos debemos estar por encima de incidentes de jugadores o de la pasión de los públicos, máxime cuando los únicos responsables de todo este enojoso asunto fueron los empleados de su club, por su brutal actuación.

También la memorable columna de José Antonio Blázquez, en ABC.

El gigantismo sevillista ...

3 comentarios:

  1. Demasiadas copas de Andalucía, demasiada grandeza, demasiado gigante, demasiada envidia, solo envidia...

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  2. Desconocía por completo esta historia.
    Ahora se van entendiendo tantas cosas...

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  3. La envidia mueve montañas... y esta es cada vez mayor. Lo cual significa que el Sevilla cada vez es mayor.

    Sigamos asi.

    Creo que ya lo dicn los Biris:
    "Vuestra envidia es nuestro orgullo"

    Saludos!

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