

Posteriormente sería un notable entrenador, y en el Sevilla Fútbol Club de su alma, llegaría a compartir banquillo con Luis Aragonés, como ayudante, antes de pasar poco después a ser técnico dentro del organigrama de Monchi.
Descanse en paz.
Gracias Pablo y gracias Juan Carlos. ¡Qué buenas están las palmeras, Dioooos!
Aquí tenéis una fotografía del día en que se formalizó su fichaje, firmando los contratos en presencia del presidente austríaco, doctor Eckel, y D. Antonio Sánchez Ramos, el famoso "tío del puro", en la antigua sede blanca de la calle San Miguel.
Pese a ser un notabilísimo futbolista, Tibor Szalay ha pasado a la historia del deporte rey por su miedo, auténtica jindama, ante la violencia de los defensas rivales.
Esto se escribía sobre el sevillista en aquellos tiempos:
"Después de su paso por las filas del Austria, un equipo puntero de la nación austríaca, llegó Szalay al club blanco en mal momento, cuando no se acababa de recomponer la moral. A su corta edad, Szalay no había conocido más fútbol, en plan de campeonato, que el juvenil de Hungría y el reposado de Austria. El concepto de su juego chocó con el inconveniente de la impronta latina, de la velocidad, del coraje y del ardor del fútbol español. Y Szalay, que había llegado aureolado, que esperaba él mismo llegar a ser figura dentro del fútbol español, hubo de soportar la crisis del Sevilla, la suya propia en la distinta concepción del fútbol, su aclimatación, y hasta el que lo encasillaran entre los futbolistas en exceso prudentes ..."
Como resultado de las caricias de Pantaleón, Szalay hubo de ser retirado del terreno de juego dado que sangraba abundantemente por … ¡¡su cabeza y rostro!!
Camino de los vestuarios, en su macarrónico español, el buen futbolista magiar no dejaba de lamentarse:
- Mí no entender nada, pelota en pies y defensa golpear cabeza. Mí no entender, no entender …
Los dos muchachos que ingeniaron el proyecto, y financiaron la obra se llamaban, y se llaman, Héctor Horacio Scotta y Daniel Ricardo Bertoni, por eso el Señor del Buen Amor es conocido como el Cristo de los Futbolistas.
El número de devotos y admiradores de esta imagen es extraordinario, y sigue creciendo. En Argentina, donde el fútbol es una religión que incluso tiene a su propio D10S, este Jesús sevillano se ha hecho un hueco en el corazón de la hinchada.
A su manera, el Sevilla Fútbol Club también obra milagros.
Podemos comprobar que todo el escudo ha ido cambiando, aunque manteniendo su filosofía principal, en todas sus partes.
¿Queremos que nuestro escudo cumpla con unas normas básicas?
Las representaciones de los escudos están, deben de estar, sometidas a una serie de códigos y símbolos establecidos desde antiguo, la heráldica.
A su vez, la representaciones de los santos tienen otros “códigos”, pautas marcadas por la iconografía. Esto es lo que se llama atributos. Si vemos una imagen de un santo con una palma y un Niño Jesús, todos sabemos que estamos ante un San Antonio; si, además de la palma, lo que lleva es un plato con unos ojos, será Santa Lucía; en ambos coincide la palma, que en este “código” al que nos referimos significa “pureza”.
Por lo tanto, para que podamos decir que unas figuras están correctamente representadas han de cumplir a la vez con las normas de la heráldica y de la iconografía.
Antes de pasar al análisis de cada una de las figuras, tenemos que considerar que la actual campaña del club: “Juega con nosotros. Somos de todos”, no es nueva. Sirva como ejemplo nuestro escudo: un leonés y dos cartageneros.
Veamos, una por una las tres figuras, en orden prevalente de importancia por su ubicación en nuestro escudo.
San Fernando, Rey. Fernando III, rey de Castilla y León que conquistó a los musulmanes Sevilla en el año 1248. Consiguió unir los reinos de Castilla y León, así como conquistar una buena parte de la península a los, como los llamaban, “infieles”. Está sepultado en la Catedral de Sevilla
En cuanto a la iconografía, sus atributos son: corona y cetro, alusivos a su condición de rey y gobernante; espada, como símbolo justicia y su condición de conquistador: esfera, que indica el dominio del gobernante sobre el mundo. si la esfera está rematada con una cruz, indica que su poder y su gobierno está al servicio de la cristiandad.
No aprecio, diferencias (a simple vista) en la corona, pero su diseño debe de ser la del Reino de Castilla y León. Las hojas de la corona deben de ser de acanto.
La representación iconográfica puede usar distintos materiales para realizar lo que al artista considera conveniente, como es el caso de los zapatos de oro del Niño de la Virgen de los Reyes, o la bola dorada del San Fernando que procesiona en el Corpus.
En cuanto a la bola de su mano siniestra, lo que para la iconografía es una esfera, para la heráldica es el “orbe”: representación de la tierra como cuerpo celeste. Se dibuja cintada por su línea ecuatorial (representación del mar) y sumada de una cruceta, que representa la ciudad de Jerusalén. Es la insignia real adoptada por los reyes católicos para representar que su poder procede de Dios. La iconografía sevillana, la representa, principalmente, como una bola, sin la cruz “sumada”· de la heráldica.
El Sr. Koblischek dice lo siguiente sobre San Fernando: "A San Fernando se le representa llevando en su mano siniestra un «mundo de azur con ecuador y semimeridiano de oro, sumado de una cruz de lo mismo», no una simple «bola o mundo de oro (amarillo)».
En nuestro escudo, además, el semimeridiano se convierte en meridiano completo.
Como opinión personal, me gustaría un San Fernando con capa de armiño. También, atendiendo a nuestro escudo, también, deberíamos seguir la iconografía usual, a la que estamos acostumbrados y no la que tiene, en la cual se asemeja a un barbilampiño. Si me dejar llevar, cosa que no debo hacer por la seriedad de este sitio, diría que la actual responde al modelo que propone una actual campaña de publicidad de productos de higiene masculina. En mi opinión, San Fernando debe recuperar su perilla y su bigote.
San Isidoro, Obispo y Doctor de la Iglesia. Nacido en el 560, en el 601 sucedió a su hermano Leandro, su maestro, en la Sede Hispalense. En el 619 presidió el II Concilio de Sevilla, donde condenó la herejía de los que negaban la divinidad de Jesús. En el 633 preside el IV Concilio de Toledo, que unifica los oficios eclesiásticos en España, entre otras cosas. Hombre de vastísima cultura, abordó en sus obras todos los campos del saber, se decía que quien hubiera llegado a estudiar sus libros a fondo, podía jactarse de conocer todas las obras divinas y humanas. Destaca su obra de carácter enciclopédico “Etimologías”, que quedó inconclusa al morir en el 636.
Su atributo es un Libro, como símbolo de todas sus obras.
Cualquier representación, desde su estatua en la Biblioteca Nacional, o en el paso del Corpus, siempre lleva ese libro, al que identificamos con su obra cumbre “Etimologías”.