domingo, 29 de noviembre de 2009

El Cristo de los Futbolistas


Los muchachos se bajan del taxi, un Seat 1.500 de gasoil con uniforme municipal negro, atravesado por una franja transversal amarilla a babor y estribor.

Traen el estómago revuelto por la mezcla de olores del tubo de escape, la falta de aire en el interior del vehículo y el traqueteo sobre el viejo pavimento de adoquines del centro de la ciudad.

Pagan religiosamente la carrera, y despiden al conductor, no sin antes obsequiarle con una par de autógrafos sobre un arrugado talonario de recibos:

- Es para mis hijos, para que presuman en el Colegio con los amigos ...

El más alto tiene hechuras de inglés, se parece al protagonista de “Un hombre llamado caballo”, el actor Richard Harris. El más bajo calza unos zapatones que ni Daoiz el de la Gavidia.

Precisamente estamos muy cerquita de allí, en la sevillana calle Aguiar, junto al Multicines Avenida, en el taller de un joven Maestro imaginero.

- Venimos de parte de Pablo ...

- Sí, os estaba esperando, ¿qué quereis exactamente?

- Algún día no estaremos aquí, y queremos un trozo de Sevilla para las Américas ... ¡Si pudiéramos llevarnos un poco de Semana Santa a nuestra tierra!

- Eso está hecho.

Cierran el trato con un apretón de manos.

Al cabo de unos meses, la obra está terminada.

Es un Señor cautivo realizado en madera de cedro libanés, con una talla de 1,87 metros, y túnica morada, que conserva el sello inconfundible de su autor, el escultor sevillano, y sevillista, Luis Alvarez Duarte.

Su advocación, Santo Cristo del Buen Amor, y se venera en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires.


Desde hace varios años, cada Viernes Santo, mientras la Virgen del Patrocinio, ejecutada por el mismo escultor, pasea majestuosa por las calles de Triana, esta imagen de su hijo, de este Jesús Cautivo de ultramar, preside un solemne Via Crucis multitudinario por la Plaza de Mayo bonaerense.


Los dos muchachos que ingeniaron el proyecto, y financiaron la obra se llamaban, y se llaman, Héctor Horacio Scotta y Daniel Ricardo Bertoni, por eso el Señor del Buen Amor es conocido como el Cristo de los Futbolistas.

El número de devotos y admiradores de esta imagen es extraordinario, y sigue creciendo. En Argentina, donde el fútbol es una religión que incluso tiene a su propio D10S, este Jesús sevillano se ha hecho un hueco en el corazón de la hinchada.

A su manera, el Sevilla Fútbol Club también obra milagros.

3 comentarios:

  1. Buenas tardes. Me ha sorprendido el post sobre el Cristo de los Futbolistas pues la luna de miel la pasamos en Argentina y visitando la Catedral de Buenos Aires vimos el Cristo (no sabíamos la historia) y nos llevó mentalmente a Sevilla, lo veíamos por las calles de nuestra ciudad. Dijimos, tiene algo de sevillano. Le hicimos fotos y a la vuelta del viaje lo enseñamos a la familia y comentaban los mismo que nosotros al verlo, ese Cristo es sevillano. Ahora al entrar y ver el artículo nos ha emocionado.

    Saludos y enhorabuena por el arduo y maravilloso trabajo que viene realizando con la rigurosidad y la seriedad que no encontramos por casi ningún medio.

    er caracó lento.

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  2. Gracias por el comentario, que enriquece y da sentido al post. Espero seguir leyéndoles por aquí. Saludos.

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  3. Preciosa historia.

    Quizá, quisieron lllevaron llevarse a Buenos Aires otro recuerdo más de Nervión.

    Se llevaron a su Cristo, aquel que seguro vieron más de una vez en las naves de esa iglesia desde la que se escuchan hasta los "silencios" del Ramón Sánchez-Pizjuán.

    PD. (...y hoy) Por este blog también nos enteramos por donde andaba un sevillista, er caracó...

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