
lunes, 29 de marzo de 2010
El precio de la infidelidad

viernes, 26 de marzo de 2010
Ser, estar y parecer

jueves, 25 de marzo de 2010
El hecho histórico y su contexto
Decía Hegel (que no era precisamente el "señor" de la foto) que “los hechos históricos sólo tienen un relieve, una significación, cuando se los pone en relación con un algo general y a través de su entronque con ello; tener ante los ojos este algo general es, por tanto, comprender la significación de los hechos en la historia.”
El contexto
El siglo XIX se abre y se cierra con dos guerras dispares que aniquilarán España material y moralmente.
La Guerra de la Independencia fue especialmente devastadora en su atipicidad, al carecer de un frente de combate definido, lo que hacía que se librase todos los días y en todas partes, extendiéndose a lo largo de todo el territorio nacional, exceptuando Cádiz, y con la participación tanto de fuerzas militares como civiles, lo que hizo que el número de víctimas mortales se disparase, calculándose en un millón aproximadamente las bajas, para una población total cercana a los doce millones de habitantes.
España, que ya antes del conflicto con los franceses estaba escasamente industrializada, veía como además sus campos quedaban literalmente arrasados a causa de la guerra, resintiéndose con ello, de forma aguda, las fuentes primarias de riqueza, que seguían siendo la ganadería y la agricultura.
Para la recuperación económica del estado, no hubo más remedio que practicar una política de aperturismo hacia el exterior, en busca de capitales extranjeros que permitieran la reactivación de la incipiente industria y la imprescindible vertebración del país, atrayendo la inversión de las potencias europeas más desarrolladas, principalmente Gran Bretaña y Alemania.
Se produjeron notables reformas legislativas que facilitaron la entrada de capitales foráneos en sectores clave de la economía como la minería, el transporte e incluso las finanzas. Se normalizaron las comunicaciones marítimas con el continente y las Islas Británicas, y el país comenzó a salir de su secular aislamiento.
Es en esta época cuando surgen los Altos Hornos de Vizcaya y las primeras industrias textiles de Cataluña, y también cuando comienza a ser constante el flujo de expatriados que se establecen en España como representantes o empleados de compañías forasteras, o incluso como titulares directos de compañías mercantiles radicadas en nuestro país.
En Andalucía, florece la industria del vino en la comarca de Jerez, así como las explotaciones mineras en Linares y La Carolina, el norte de la provincia de Sevilla y en las onubenses Tharsis y Riotinto. En todos estos casos, el desarrollo industrial se debe a la inversión extranjera, que se nutre de la materia prima local para su exportación o la utiliza en nuestro país para la elaboración de productos de consumo en el exterior.
Todos estos extranjeros serán los primeros protagonistas del movimiento deportivo allá donde se establecen, por condicionantes sociales principalmente, pues en su mayoría pertenecen a esa alta burguesía, heredera de la Revolución Industrial, que empieza en estos tiempos a interesarse por el deporte como actividad idónea para ocupar sus ratos de ocio, siguiendo las últimas tendencias pedagógicas de las escuelas elitistas en que se han educado.
Empieza a acuñarse el término “sportsmen” para definir a estos aficionados, interesados por cualquier modalidad deportiva, aunque aún falta un elemento decisivo para su arraigo a nivel local. Es necesario un tiempo para que en los jóvenes españoles que han acudido al extranjero a formarse cale el gusto por el deporte, y sobre todo, es fundamental para ello que surja el sentimiento regeneracionista, la idea de la recuperación de la raza, mediante los métodos saludables e higiénicos que brinda la educación física y el deporte.
Esto sucederá, principalmente, a raíz de la guerra finisecular con los Estados Unidos y la pérdida definitiva de las colonias. Será entonces cuando los jóvenes españoles de ideas europeizantes, influidos por la intelectualidad del país, y comprometidos con la salvación de la patria, verán en el deporte el vehículo más adecuado para sus propósitos.
El hecho histórico
Acción: Ejercicio de la posibilidad de hacer.
El 14 de octubre de 1.905 culmina el largo proceso fundacional del “Sevilla Football Club”.
La entidad nace impregnada del espíritu regeneracionista de sus socios, mayoritariamente jóvenes españoles que se han formado en el extranjero y que están influenciados por las más modernas corrientes de pensamiento europeas que ven en el deporte –y en el fútbol- el vehículo ideal para la recuperación del país, mediante la mejora de la salud y la higiene de la juventud.
A falta de rivales, el club se vuelca en los primeros años de su vida en tareas formativas y benéficas.
Reacción: Acción que resiste o se opone a otra acción, obrando en sentido contrario a ella.
En 1.909 aparece en escena el Sevilla Balompié, club integrado por estudiantes militares de la Academia Politécnica que se forma con el propósito de oponerse deportiva e ideológicamente al Sevilla Football Club, enarbolando la bandera de la tradición y del gusto por “lo español”, frente a la modernidad, el progreso y el ideal europeísta que propugnaban y representaban los jóvenes del seguidores del club decano. Su composición humana, denominación social, colores de su indumentaria y escudo iniciales delatan sin ninguna posibilidad de duda esta finalidad reactiva.
martes, 23 de marzo de 2010
Los protosevillistas del XIX: un capítulo olvidado en la historia del fútbol español
[1]
El periódico “La Provincia” de Huelva, en su edición del 28 de febrero de 1.890, recoge la transcripción literal de una carta remitida por el Secretario del “Sevilla Football Club” a su homólogo del “Huelva Recreation Club”, invitando a los socios de esta entidad a la disputa de una partida de fútbol, bajo las reglas de la Asociación (“under Association Rules”), en la capital sevillana.
Sevilla, 25 th February 1890
E.W. Palin Esqr.
Huelva
Dear Sir.
Your name has been handed to
us by Mr. Henderson as the Secretary
of the “Huelva Recreation Club”.
As probably you have heard we have
recently started a Football Club here,
and it has been proposed to ask the
members of your Club to visit Sevilla
and take part in a friendly match with
us under Association Rules.
If it would be convenient for you to
come on Saturday 8 th March, that date
would suit us.
We would propose that the match
commence about 5 p.m. so as to take
advantage of the cool of the evening
and that afterwards your team should
dine and spend the evening whit us.
Awaiting your reply,
I remain
Yours faithfully
Isaías White J.
Sevilla 25 de Febrero de 1890.
EW.Palin Esqr.
Huelva
Su traducción al español sería la siguiente:
Sevilla, 25 de febrero de 1890.
E.W. Palin Esqr.
Huelva,
Estimado señor.
Su nombre como Secretario del Club Recreativo de Huelva nos ha sido proporcionado por el Sr. Henderson.
Como probablemente usted sabe, hemos creado recientemente un Club de Fútbol aquí y se ha propuesto pedir a los miembros de su club visitar Sevilla y tomar parte en un partido de fútbol amistoso con nosotros bajo las reglas de la Federación.
Si fuera conveniente para ustedes el sábado 8 de marzo, esta fecha sería adecuada para nosotros.
Les propondríamos que el partido comience sobre las 5 p.m. con objeto de adelantarnos al frío de la noche y que posteriormente su equipo pueda cenar y pasar la noche con nosotros.
A la espera de su respuesta.
Quedo.
Suyo atentamente.
Isaías White J.”
Sabemos que el remitente es el Secretario del “Sevilla Football Club” porque la publicación de la carta en “La Provincia” viene precedida por un encabezamiento redactado por el Secretario del “Huelva Recreation Club”, E.W. Palin, que literalmente así lo recoge:
Huelva Recreation Club
----
The following letter has been recei-
ved from the Secretary of the Sevilla
Foot-ball Club.
Es decir:
“Huelva Recreation Club
La siguiente carta se ha recibido del Secretario del Sevilla Foot-ball Club.”
[2]
Por el mismo periódico “La Provincia” de Huelva podemos datar también la creación del “Huelva Recreation Club”.
Concretamente, en la edición del 20 de diciembre de 1.889, se alude a una reunión (“meeting”) celebrada el miércoles anterior, día 18 de diciembre, para la formación del club, con designación de una Junta Directiva provisional.
Posteriormente, en las páginas del ejemplar publicado el sábado 28 de diciembre de 1.889, encontramos una copia del acta de una asamblea celebrada el día 23 del mismo mes, en la que son elegidos definitivamente los miembros honoríficos y efectivos de su Junta Directiva.
En el primer extracto periodístico comentado se cita expresamente como objeto de la sociedad “hacer excursiones a los pueblos de la provincia, fomentar el Sport, dar veladas musicales, bailes, etc.” y en el segundo, se hace referencia literal a la práctica del “Lawn Tennis” y de “varios Sports Atléticos”, sin mayor especificación.
En ninguna de las reseñas citadas encontramos mención alguna al football como actividad propia del “Huelva Recreation Club”, mucho menos al fútbol-asociación, lo que no quita que los socios de la entidad onubense pudieran conocerlo y practicarlo. Falta, sin embargo, la evidencia escrita que lo confirme, que llegará con posterioridad a la publicación de la carta del Secretario del club sevillano. Efectivamente, la “Guía de Huelva y su Provincia” de Gómez Zarzuela, publicada en 1.891, pero referida a 1.890, es el primer texto que recoge el football como actividad desarrollada por el “Huelva Recreation Club”, haciéndose eco de los partidos disputados por la entidad onubense contra el Sevilla Football Club.
No existe por tanto prueba alguna que acredite la práctica del fútbol-asociación por el club recreativo antes de la invitación cursada por el Sevilla Football Club.
[3]
De unos veinte años atrás es la primera aparición de la palabra football en un medio de comunicación español.
Será el periódico jerezano “El Porvenir”, fechado el 1 de noviembre de 1.870, donde se recoja el siguiente párrafo:
Sabemos que hoy se jugará
una partida de Cricket, en el sitio
inmediato al hipódromo, cuyo es-
pectáculo comenzará a las doce en
punto de la mañana.
Por la tarde gozarán los aficio-
nados á porrazos de un rato de
Football.
Debido a la antigüedad de la fuente periodística, el uso del término football a secas y la referencia a “los aficionados a porrazos”, cabe cuestionarse si el deporte practicado en Jerez de la Frontera a que se refiere “El Porvenir” era fútbol-asociación (el verdadero fútbol, tal y como hoy lo conocemos) o fútbol-rugby.
Hay que tener en cuenta que cuando se publica esa reseña sólo han transcurrido siete años desde la célebre reunión de la Freemasons’ Tavern de Londres, de la que surge la “Football Association” (Federación Inglesa de Fútbol) y la distinción oficial entre ambas modalidades deportivas, consagrada mediante la aprobación del primer código del juego, las “FA rules” (reglas de la Asociación), inspiradas casi exclusivamente en el reglamento de la Universidad de Cambridge. Este complejo origen del primitivo football va a propiciar una confusión entre ambas modalidades deportivas que será norma común hasta bien entrado el siglo XX, según podemos apreciar en diversas crónicas periodísticas.
Por otro lado, tanto el fútbol-asociación como el fútbol-rugby son percibidos por la sociedad española del momento como actividades violentas y peligrosas, por lo que la alusión a los “porrazos” tampoco resulta determinante para calificarlo como fútbol-rugby, y descartar que se tratase de fútbol-asociación.
Lo dicho respecto al football en Jerez de la Frontera puede extrapolarse a otras citas sobre juegos de pelota que quieren utilizarse para reivindicar el origen territorial del fútbol español, en zonas como Riotinto y otras localidades españolas. Podrá discutirse si estamos hablando de fútbol o de rugby, incluso de algún otro juego de pelota, pero en todos los casos falta, por el momento, la certeza de que se trate de fútbol strictu sensu, es decir, fútbol practicado bajo las reglas de la Federación inglesa.
[4]
Volviendo a la carta redactada por el Secretario del Club de Fútbol de Sevilla, hemos de detenernos un buen rato en la misma, debido a su gran valor histórico, y a la cantidad de datos relevantes que expresa e implícitamente nos proporciona.
El primero de ellos ya se ha comentado, y es la alusión a un desafío para celebrar un partido de fútbol “under Association rules”, esto es, bajo las reglas de la “Football Association” inglesa, lo que certifica que estamos hablando de fútbol en sentido propio, descartándose el rugby o juegos similares.
La carta de Isaias White J. es el primer documento relativo al fútbol-asociación en España, y tiene su origen en Sevilla.
Su autor es un directivo de la entidad antecesora (si no es la misma) del Sevilla Fútbol Club.
Y esto será así, con la contundencia que arrojan los datos escritos, hasta que se descubra otro documento más antiguo sobre el fútbol asociado en España.
Un segundo dato enormemente trascendente es la denominación de la entidad remitente, que coincide punto por punto con la denominación histórica del actual Sevilla Fútbol Club, SAD.
Como se ha dicho, es en este documento donde aparecen juntos por primera vez los vocablos “Sevilla”, “Football” y “Club”, que definen la procedencia de la institución, su objeto único o principal, y la naturaleza jurídica del ente asociativo elegido por sus integrantes para desarrollar sus actividades.
Se utiliza el nombre de la ciudad en español, “Sevilla” en lugar de en inglés “Seville”, lo que denota que estamos ante la razón social del club, enfatizando asimismo el carácter autóctono de la institución.
En Sevilla residían o tenían sus negocios la mayoría de sus componentes. Por ejemplo, el médico gibraltareño John Sidney Langdon, el comerciante de metales John Henderson, que aparece en la carta como la persona que habría facilitado el contacto entre Palin y White, el agente comercial Edwin Plews, como representante de Marshall, fabricante de maquinaria agrícola, o el escocés Mackandrew, miembro de la famosa naviera que aún hoy existe, y que exportaba naranjas amargas de la huerta sevillana hacia el Reino Unido.
Y de Sevilla eran naturales también algunos socios, pese a que sus apellidos pudieran hacer pensar otra cosa, empezando por el propio Secretario, Isaias White J., cuyo segundo apellido era Méndez, así como los hermanos Jorge y Carlos Welton Niño y probablemente Merry Ponce de León, este último descendiente de irlandeses.
Adicionalmente, la entidad se define como club de “Football”, dando preponderancia en su mismo nombre a la actividad que justifica su nacimiento, separándose de aquellas otras en las que priman diferentes disciplinas deportivas como el atletismo (“athletic club”), la gimnasia (“gymnastic clubs”), el remo (“rowing club”) o las carreras (“racing club”), el ciclismo (“cycling club”) o incluso el deporte en general (“sporting club”). El ejemplo más claro de ello es el vecino “Huelva Recreation Club”, cuya denominación recoge a la perfección el objetivo para el que inicialmente fue constituida, según hemos visto anteriormente, la diversión y esparcimiento de sus socios con excursiones, bailes, veladas y juegos atléticos.
En este sentido, no hay que olvidar que estamos en una época que acaba de estrenar el asociacionismo como derecho constitucional en España, donde hasta hacía muy poco tiempo estaba perseguido incluso penalmente, gracias al denominado Decreto Sagasta, y en la que, por ejemplo, para las compañías mercantiles estaba vedada la utilización de una denominación social de fantasía (desde el punto de vista técnico-jurídico, una denominación de fantasía es aquella que no responde al nombre de los socios –denominación subjetiva- ni a la enumeración de una o varias actividades económicas –denominación objetiva strictu sensu-), por lo que el nombre de una organización decía mucho de las actividades de sus miembros, de hecho, debía “decirlo todo”, por lo que venía a constituir algo así como el ADN de la entidad.
Por último, la denominación del equipo sevillano confirma igualmente que la entidad había adoptado la forma asociativa genuinamente británica de “Club”.
En ello se evidencia la procedencia inglesa del football –y de la mayoría de los deportes que empiezan a practicarse en esta época-, que justifica y condiciona múltiples aspectos, como la vestimenta o la terminología del juego, y el hecho de que los colectivos de aficionados interesados en su práctica se agrupen bajo el mismo formato societario que lo hacían los equipos ingleses.
El término inglés de “club”, con significado tan familiar para los británicos, era escasamente conocido en la Sevilla del último cuarto del siglo XIX. Los primeros clubes de “sport” de Sevilla empiezan a aparecer justamente en este momento, aunque vinculados a clases económicas pudientes y a prácticas deportivas como el automovilismo, ciclismo, carreras de caballos, remo, etc., según puede apreciarse en las Guías Gómez-Zarzuela (la oficiosa “Guía de Sevilla y su provincia”).
El concepto de “club” era atípico dentro del ordenamiento jurídico español, incardinable a duras penas en la recientísima Ley de Asociaciones de 1.887. Los clubes de “sport”, conforme a la tradición legal inglesa, eran sociedades sin ánimo de lucro (“non-profit corporation”), integradas por socios practicantes de los juegos organizados por la entidad. Estos socios adoptaban decisiones en asambleas, y confiaban el gobierno de la institución a una junta directiva, compuesta por lo general de un Presidente, un Secretario y diversos Vocales, además de otros posibles cargos honoríficos. Así sucedía con el “Huelva Recreation Club”, que tenía originariamente dos Presidentes efectivos, D. Carlos Adam y D. Pedro N. de Soto, y un Secretario, E.W. Palin, además de diversos Presidentes Honoríficos, fundamentalmente autoridades locales.
No conocemos hasta ahora más que el nombre del Secretario del club sevillano, Isaías White J., pero existiendo este cargo, es evidente que debía haber también un Presidente y que la constitución de este club debió producirse en forma esencialmente parecida a la de su vecino onubense, toda vez que los miembros de ambas instituciones procedían de una misma cultura y tenían un rango social semejante, por lo que habían de compartir un mismo entendimiento de lo que significaba crear un “club”.
Por consiguiente, quienes se enfrentaron al “Huelva Recreation Club” el 8 de marzo de 1.890 en la Dehesa de Tablada, y en los partidos que le siguieron, no eran una selección improvisada de ingleses residentes en Sevilla, como se había venido manteniendo tradicionalmente hasta ahora, sino un verdadero club de football, como cualquier otro de cualquier otra disciplina de los que empezaban a funcionar entonces.
Un tercer aspecto que también merece ser destacado tiene que ver con la debida ubicación histórica de la entidad, y es su fecha fundacional, sobre la que existe una mención expresa en la carta de White. Se dice concretamente “as probably you have heard we have recently started a Football Club here…”, es decir, “como probablemente usted ya sabe, hemos creado recientemente un Club de Fútbol aquí...”, lo que sitúa el momento de la formación del club en fechas cercanas a la de la carta, es decir, antes del 25 de febrero de 1.890, a principios de este año o finales de 1.889. Adicionalmente, se reconoce una cierta notoriedad a la existencia del club sevillano, por cuanto se asume que en Huelva ya se tenía conocimiento de ello (“as probably you have heard …”, “como probablemente usted ya ha oído …”).
En definitiva, y de acuerdo con los datos y evidencias hallados, parece indudable que el club sevillano “existió”, que no era meramente un grupo de ingleses afincados en la ciudad, sino un club como podía serlo cualquier otro de su tiempo. El Vice-cónsul inglés de Sevilla, Edward Johnson, tuvo un papel destacado en los primeros avatares de la sociedad, actuando como juez en los partidos disputados contra los onubenses y participando activamente en sus celebraciones. Esta circunstancia, unida a que los socios de la entidad eran reconocidos personajes de la ciudad, a que los encuentros celebrados en Sevilla se disputaron en un escenario muy relevante, como eran las instalaciones hípicas de la Sociedad de Carreras de Caballos de Sevilla, en la Dehesa de Tablada, con estrecha vinculación con la alta sociedad sevillana y sus autoridades, y al seguimiento realizado por diversos periódicos a aquellos eventos deportivos, descarta cualquier atisbo de informalidad, clandestinidad o ilicitud en aquel “Sevilla Football Club”.
Por lo tanto, es incuestionable la realidad histórica de este “Sevilla Foot-Ball Club” de 1.890. Y es incuestionable aunque no tengamos constancia de que la entidad completase los trámites de su constitución (ni de su disolución) con arreglo a la Ley de Asociaciones de 1.887. Pero ello no es de extrañar, habida cuenta, en primer lugar, que tampoco las demás sociedades que afirman haberse constituido contemporáneamente a este “Sevilla Football Club” pueden acreditar su inscripción en el Gobierno Civil y además, en segundo lugar, porque el incendio habido en la sede de esta institución en Sevilla en el año 1906 se llevó todos los archivos anteriores a esa fecha.
[5]
El reconocimiento del valor histórico de este “Sevilla Football Club” no puede demorarse más, so pena de ignorar los verdaderos orígenes del fútbol asociación en España. Corresponde al “Sevilla Football Club” de 1.890 un lugar preeminente en la Historia, un estatus, como mínimo, del mismo nivel que hoy se le reconoce al “Huelva Recreation Club”, con más justificación si cabe, al ser los sevillanos verdaderos iniciadores de la práctica de este deporte en nuestro país. Esta realidad no puede verse cercenada o marginada por intereses partidistas ni por circunstancias tenidas por ciertas desde antiguo, que hoy devienen claramente insostenibles. Si aquel “Sevilla Football Club” de 1890 y el actual Sevilla Fútbol Club tienen alguna ligazón jurídica, más allá de la meramente histórica, eso está por ver. El tiempo y el resultado de las investigaciones que siguen abiertas nos lo dirán. Pero si algo hemos de pedir, por dignidad y por respeto, es que no se castigue la memoria de aquellos ancestrales deportistas sevillanos –White, Welton, Maccoll, Mackandrew, … - por cuitas que no hacen honor a la herencia tan maravillosa que nos dejaron: gozar un deporte que nos apasiona como pocas cosas en la vida 120 años después.
Por Enrique Lavid
domingo, 21 de marzo de 2010
El gallego sabio



jueves, 18 de marzo de 2010
La guerra de los decanatos
lunes, 15 de marzo de 2010
Post-it sevillistas - 3ª entrega
jueves, 11 de marzo de 2010
Paradojas de la popularidad y el éxito deportivo
Asimismo os invito a dejar vuestros comentarios.
martes, 9 de marzo de 2010
Charles Darwin y el origen del fútbol sevillano (y español)

lunes, 8 de marzo de 2010
8 de marzo, cuando 120 años no son nada

Hoy se cumplen 120 años, felicidades.
Esto fue así porque, el Secretario del “Sevilla Footbal Club”, Isaías White Jr., toma la iniciativa y se dirige a su homólogo del “Huelva Recreation Club” invitándolo a participar. Desde Sevilla se informa a los onubenses de que: “hemos creado recientemente un Club de Fútbol aquí y se ha propuesto pedir a los miembros de su club visitar Sevilla y tomar parte en un partido de fútbol amistoso con nosotros bajo las reglas de la Federación” (“under Association Rules” en el original). Aquel “Sevilla FootBall Club” fue, probablemente, el primer club de España dedicado específicamente a este deporte, el fútbol.
La invitación apareció publicada el 28 de febrero de 1890 en “La Provincia” (Huelva) y el 12 de marzo la crónica del partido.

El partido se jugó bajo la lluvia ganado el equipo sevillano por 2 “goals” a 0, tras lo cual se fueron a celebrarlo al “Café Suizo”, a la usanza inglesa, con brindis, hurras a los reyes de Inglaterra y España y cantos hasta bien entrada la noche.
Hasta 1892 tenemos constancia de varios partidos disputados por este club, contra esta misma sociedad. Su rival de la época no tenía ninguna duda, ni la prensa de Huelva tampoco, lo que tenían enfrente era una auténtico Club: el Sevilla Football Club.
¡FELICIDADES!
lunes, 1 de marzo de 2010
El hijo de la Condesa (y II)
La llegada de Kinké a Sevilla sigue siendo un misterio.
Las versiones oficiales de la Historia del club blanco afirman que Kinké se congració con la expedición sevillista que había acudido a la capital de España, nada menos que para disputar su primera semifinal de Copa en 1917 contra el titular de la ciudad, cayendo vapuleado por ocho goles a uno.
Al parecer Juan Armet atisbó en la peculiarísima manera de jugar al fútbol de los sevillanos, pese al resultado encajado, un algo especial que estaba convencido que podría exprimirse adecuadamente con sus consejos y su incorporación al equipo.
Nosotros señalamos también como nuevas líneas de investigación sobre la llegada de Kinké al Sevilla dos posibilidades:
En primer lugar, la intermediación de su paisano José María Miró y Trepats, quien fuera Presidente del Sevilla Fútbol Club desde el 18 de diciembre de 1912 hasta el 27 de junio de 1914, cabiéndole el honor de inaugurar el campo del Mercantil, y de inspirar la refundición de los Estatutos y Reglamentos de la sociedad aprobados en 1.914 bajo el mandato ya de Paco Alba, basados en los del F.C. Barcelona. Miró había sido anteriormente Presidente del Español, precisamente el equipo de Kinké, y era un gran conocedor y referente del fútbol catalán. Sabemos que en 1917 residía en Madrid y que había acompañado y agasajado a la expedición sevillista con ocasión de aquella visita copera.
En segundo lugar, las conexiones familiares de origen irlandés y escocés, principalmente por parte materna, con las actividades deportivas desarrolladas por los Gordon con epicentro en Jerez y que salpican la propia gestación del Sevilla Football Club desde finales del XIX hasta su fundación definitiva en octubre de 1905.
Lo cierto es que el Campeón de Andalucía, con la llegada de Kinké al equipo, dio un salto de calidad que le permitió dominar el cotarro futbolístico andaluz durante más de una década, y sentar desde entonces una superioridad insultante que aún hoy perdura, con más fuerza si cabe que nunca.

Gracias a los consejos del catalán, el Sevilla triunfó en la vuelta de las semifinales coperas contra el Madrid por dos goles a uno, y tras su exitoso debut como jugador contra el SAR Alfonso XII de Mallorca, Kinké ya no dejaría de comandar el once sevillista.
Sevilla le vino al genio de Armet como una pradera inmensa a un joven caballo salvaje.
A mil kilómetros de distancia de su tierra natal, con veintidós años de edad, Juan Armet había encontrado un lugar y unas gentes con las que podía expresarse humana y futbolísticamente con plena libertad.
Por fin podía dar rienda suelta a su personalidad fuera de lo común, al margen del encorsetado mundo de la high society catalana y lejos de las obligaciones y los compromisos político-familiares que le asfixiaban.
Inmediatamente se convirtió en un personaje influyente dentro y fuera del campo para la sociedad sevillista, un ídolo para la afición … y para sus propios compañeros.

Los chavales de la cantera blanca se pirraban por entrenar con él.
Pepe Brand, Manolo Ocaña, y otros juveniles de la primera época contaban entusiasmados las enseñanzas de aquel líder y su virtuosismo con el balón.
Mis recuerdos son los de un jugador infantil que comenzó en el pelado campo de la plaza de Santa Cruz y acabó entrenando infantiles, antes de entrenar a los mayores. El veneno que en forma de afición y de sevillismo llegó a mí está intacto, y el recuerdo de los inolvidables Leconte y Paco Alba está tan vivo en mi corazón como en mi memoria el recuerdo también de aquel primer día en el que me dijeron al salir de la fábrica de Artillería, donde trabajaba en unión de Villagrán y Sedeño:
- ¡Pepe corre! ... ¡Que ha llegado Kinké y va a entrenar con nosotros!
Aquello fue para mí el tiro de gracia, y desde aquel instante hasta el presente, el fútbol y yo, románticamente, somos la misma cosa ...
"Recuerdos y añoranzas de un infantil que acabó entrenando infantiles" por Pepe Brand (1955).
Su prestigio iba más allá de Sevilla y de Andalucía.
Los rivales, incluso la prensa, le respetaban.
Su popularidad era enorme, véase aquí por ejemplo esta letra de chotis:
Era constantemente reclamado para reforzar a otros equipos y alinearse en combinados especiales formados para competir en partidos de postín.
Aquí lo tenemos con el F.C. Barcelona:
Y aquí con el Real Madrid:
Y sin embargo, como en tantas otras ocasiones volvería a suceder con grandes figuras sevillistas, nunca fue internacional por España (sí con Cataluña y Sevilla -en la imagen inferior-).

Quizás pesara en ello su inevitable tendencia a preferir lo bello sobre lo efectivo, aunque estuvo en todas las quinielas para haber debutado en la Olimpiada de Amberes de 1920.
El seleccionador de entonces, Paco Bru, lo incluyó en el primer draft de posibles, junto a Pepe Brand, y aunque finalmente no engrosó la lista definitiva de expedicionarios, se refería a él (y a sus compañeros) con verdadera admiración y en términos elogiosos:

Entre sus méritos deportivos, amén de un estimable palmarés, suele destacarse la creación de la escuela sevillana (rectius, sevillista) de fútbol o, más bien, su depuración y puesta de largo a nivel nacional.
Así como la formación de la famosísima línea del miedo, una delantera mítica integrada por él mismo, junto a Escobar, Spencer, León y Brand.
Colgaría las botas en el club decano, hacia 1926.
Aunque a punto estuvo de reaparecer un par de años más tarde, cuando los blancos atravesaron su primera crisis seria.
Y se celebró un torneo para homenajearlo, según relataba deliciosamente Voladizo de Gol Sur, en esta memorable entrada.
Tras dejar el fútbol activo se convirtió en entrenador, aunque curiosamente nunca llegó a ejercer en su equipo del alma. Lo hizo con éxito en el eterno rival, en el Real Madrid, en el Real Murcia, incluso en el Mirandilla, pero nunca se sentó en el banquillo del Sevilla Fútbol Club.
No obstante, la entidad sevillista, bajo la presidencia del Barón de Gracia Real, decidió concederle una pensión vitalicia en agradecimiento a los servicios prestados y como reconocimiento a la importancia de su figura, auténtico catalizador de un Sevilla grande y poderoso que sin él difícilmente hubiera alcanzado las cotas de éxito deportivo de las que hoy podemos presumir sus fieles.
Estamos en octubre de 1956, y volvemos a la habitación de Juan.
Ha pasado un año y aún se lamenta con amargura de no haber podido estar presente en las Bodas de Oro del Sevilla Fútbol Club.
Llueve, sopla el viento de otoño, y tiembla la madera en las ventanas de la pensión.
Un halo sombrío cubre su rostro de gentleman.
Solo, pero dignamente, desaparece el genio, Juan Armet de Castellví.
Se apaga la luz del Kinké.
Pero queda la Historia para mantener viva la llama eterna de su recuerdo.
Por los siglos de los siglos.
Advertencia final para despistados y/o desmemoriados.- Juan Armet de Castellví “Kinké” ha sido probablemente el futbolista más decisivo en el devenir de la Historia del Sevilla Fútbol Club, porque fue quien confirió carácter y estilo propios a una entidad que hasta su llegada carecía en lo deportivo de lo más difícil de tener, esa personalidad definida y singular que lo distinguía de cualquier otro club. Gracias a él, se consolidaron los cimientos deportivos de un Sevilla grande y avasallador en Andalucía, reconocido y respetado en España entera, y reclamado incluso fuera de nuestro país. Forma parte del Olimpo más selecto de nuestros dioses, junto con G. Eizaguirre, Spencer, Campanal I, Arza, Campanal II y las estrellas modernas del Sevilla triunfal del siglo XXI.