sábado, 2 de enero de 2010

Victimismo

Navegando por la red de redes, uno es capaz de encontrar estudios sobre el victimismo o la conducta victimista, que bien leídos y mirados, pueden definirte la personalidad de esas personas o colectivos que lo padecen, para los cuales el victimismo representa una cultura, una característica esencial y definitoria, su razón de ser, incluso a lo largo de los años y a través de diversas generaciones.

Me he entretenido en preparar un refrito de lo que he encontrado sobre esta auténtica actitud vital bicheando por internet, aderezado con algunos ejemplos ilustrativos del tema, que espero ayuden a la comprensión de este fenómeno. Aquí os lo dejo. Espero que lo leáis atentamente, a ver si llegáis a las mismas conclusiones que yo. Y pido disculpas de antemano, ya que la recopilación de ejemplos sin duda será incompleta. Respecto a su ubicación, ha sido completamente al azar, dado que son perfectamente intercambiables. Por supuesto son ejemplos de ficción, aunque extraidos de diversas webs y foros. No hagan caso ni se sientan identificados, cualquier parecido con la realidad es pura casualidad.

Se entiende por victimismo la tendencia a considerarse víctima o hacerse pasar por tal.

Una víctima es quien sufre un daño personalizable por caso fortuito o culpa ajena. Por el contrario, el victimista se disfraza de víctima, consciente o inconscientemente, simulando una agresión o menoscabo inexistente; y/o responsabilizando erróneamente a otro de su situación.


Para la Lógica, el victimismo es una retórica demagógica que busca desprestigiar de una forma falaz la argumentación del adversario denotándola como impuesta o autoritaria.



En Psicología, una personalidad victimista o tendencia psicológica victimista, que puede llegar a desembocar en una conducta patológica como trastorno paranoide, consiste en una tendencia a culpar a otros de los males que uno padece y resguardarse en la compasión ajena.


Esta tendencia se caracteriza por una deformación pesimista de la realidad en la que el sujeto se regodea en el lamento y queda incapacitado para realizar cualquier tipo de autocrítica.


Los victimistas suelen usar la retórica victimista, que como hemos dicho, es una técnica demagógica que consiste en descalificar al adversario mostrándolo como atacante en lugar de refutar sus afirmaciones.


Al adoptar el rol de víctima, el victimista hace que el contrario quede posicionado implícitamente frente a terceros como un impositor autoritario y su argumentación como mera imposición o ataque. De esta forma, los argumentos del victimista son difícilmente refutables, pues cualquier contraargumentación queda transformada en prueba de la omnipotencia de los ofensores.


Por el contrario, cualquier ataque que realice el victimista queda envuelto en un manto de candidez, ya que supuestamente se está defendiendo justificadamente.


En ocasiones, la retórica victimista va encaminada a no reconocer los errores propios, eludiendo la responsabilidad o la rectificación. De esta forma, el victimista logra escabullirse de la verdadera situación desprestigiando el argumento del contrario, sin reconocer que estaba equivocado.

Una de sus vertientes más comunes es el victimismo paranoide intergrupal, consistente en acusar al contrario de una supuesta persecución o conspiración.


Mediante una proyección, en el sentido de Sigmund Freud, el victimista recurre a la estrategia mental de colocar fuera de sí la responsabilidad o los males que realmente le pertenecen.


Los victimistas se muestran débiles y maltratados para encontrar el apoyo de otros y evitar tener que realizar los esfuerzos que su situación de vida, natural o adquirida, les requiere.





Como esta mentalidad no siempre logra alcanzar los objetivos, suele desembocar con facilidad en la desesperación, el conformismo ante el infortunio e incluso el resentimiento, la ira o el deseo de venganza hacia el contrario.



En estos casos la tendencia del victimista es atacar al contrario, acusarlo, etiquetarlo para dañarlo moral, emocional o físicamente, en una demostración de intolerancia excluyente.


Las características más señaladas del victimismo son las siguientes:

Deformación de la realidad.- El sujeto cree que es sólo una víctima de otro u otros, por lo que les culpa de todos sus males.



El sujeto muestra un pesimismo exacerbado frente a la realidad que le rodea, sobredimensionando lo negativo, recelando de lo que surge a su alrededor y presumiendo mala fe.

De esta actitud surge un morboso afán por descubrir agravios nimios para sentirse discriminado o maltratado con el fin de achacar a instancias exteriores una supuesta actitud perversa y agresiva que representa todo lo malo que le sucede.


Su susceptibilidad les lleva a reaccionar con crispación ante la más mínima crítica, elevada inmediatamente a la consideración de grave ofensa.


Consuelo en el lamento.- El sujeto cree que es sólo una víctima de otro u otros, por lo que no merece sentirse culpable.


El sujeto encuentra placer en manifestarse como una víctima ante los demás.


Esta cultura de la queja en realidad es una forma de llamar la atención, mendigando protagonismo mediante una estrategia de lamentos y forzando la compasión de los que le rodean.


De esta forma, en vez de luchar por mejorar las cosas el sujeto compite en la exhibición de sus supuestas desdichas.


Incapacidad de autocrítica.- El sujeto cree que es sólo una víctima de otro u otros, por lo que no tiene la culpa de nada de lo que hace.


El sujeto victimista es incapaz de extraer una crítica constructiva de lo que le rodea, tendiendo a considerar como enemigo a cualquiera que se atreva a hacerle alguna corrección.

De esta forma, el victimista se autocontempla con indulgencia, eludiendo su verdadera responsabilidad, sintiendo que su posición de víctima justifica todos sus actos.


Para las personas que caen en esta actitud, todo lo que les hacen a ellos es intolerable, mientras que sus propios errores o defectos son sólo simples futilezas sin importancia que sería una falta de tacto señalar.

5 comentarios:

  1. Qué buenoooooooo.
    Es un compendio completísimo y brillante de la realidad histórica que a algunos le ha tocado vivir.
    Excepcional.
    Este fue el mismo victimismo que tuvo toda su vida un famoso limpiabotas de Triana, que siempre culpó a Juan Belmonte de todas sus desgracias y pobrezas.
    Parece ser que el limpiabotas de joven quiso ser torero y a trancas y barrancas consiguió que lo incluyeran en un cartel en la Maestranza. La novillada sin picadores debió celebrarse el domingo 19 de julio de 1936...
    El limpiabotas siempre sostuvo que fue Juan Belmonte el que montó la Guerra Civil para que aquella novillada no se diese y así no perderla hegemonía del toreo en el barrio.

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  2. Saludos.

    Magnífico estudio psicológico. Da para una tesis carmónica verde... de envidia.

    En realidad es una figura muy estudiada, muy popular y extendida. Y antigua.

    Se llama "proyección de las propias carencias, errores o defectos" y es solo una forma de escape hacia adelante de la realidad en que viven.

    Para mi desgracia y hasta que pude acabar con aquello -creo- viví algo parecido y solo terminó cuando supe entender el problema psicológico de la "víctima".

    Aún así, no puedo asegurar que haya desaparecido del todo.

    Lo que expones, me temo, no terminará nunca porque cada día las distancias son mayores y los méritos de unos y otros crecen en sentidos opuestos.

    Muy buen trabajo, si señó, y lo tendremos a mano para consultas de cabecera.

    Cuídate.

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  3. Genial.

    Lo peor de esto es que es verdad.

    Lo siento.

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  4. Cuando haya que señalar qué significa "victimismo" aquí tenemos casi un tratado del mismo. Para poner enclaces desde otros post y así lo haré.

    Fabuloso.

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  5. Sensacional,querido amigo!!
    ciento y pico de años?? llorando..
    un abrazo!!
    y vaya partidito de ayer,menos mal que ganamos el derby chico ;)

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