martes, 17 de febrero de 2009

Geographica sevillista, I


Las primeras patadas a un balón en nuestra ciudad probablemente se dieran en el principal puerto comercial del Río Guadalquivir de la época, junto a la Torre del Oro. Serían los miembros de las tripulaciones de los navíos británicos que allí amarraban los que, aprovechando sus ratos de ocio, se ejercitaban informalmente en el nuevo “sport”, dentro de las propias embarcaciones, o en cualquier espacio libre cercano.


Para mayores y más serias empresas, como por ejemplo, los partidos disputados contra el “Huelva Recreation Club” a partir de 1.890, o el celebrado con ocasión de la catástrofe de Messina en 1.909, se escogieron las instalaciones del Hipódromo de la Sociedad de Carreras de Caballos de Sevilla, situadas en la Dehesa de Tablada, acotando el terreno de juego sobre el espacio interior libre de la pista de carreras.




Además de la amplitud del recinto y de la calidad del piso, una magnífica tribuna para presenciar las carreras –y los partidos- completaba las dotaciones de aquella sede, convirtiéndola en la más apropiada de toda la ciudad para este tipo de espectáculos hasta la inauguración del campo del Mercantil.

A principios del siglo XX, los nuevos aficionados surgidos alrededor de Mr. Wood, Mr. Hamick, Mr. MacKenzie y Mr. Langdon, acudían preferentemente a un lugar situado en las inmediaciones de una conocida industria sevillana, la “Fábrica Vidrio-Cristalera La Trinidad”, propiedad de la compañía mercantil “Rodríguez Caso y Cía. Sociedad en Comandita”, situada en la Avda. de Miraflores, número 26.
Aunque la calidad de las imágenes es limitada, en las fotografías podéis observar las instalaciones de la referida empresa, tomadas de un folleto publicitario de la época.



En concreto, aquellos entusiastas se ejercitaban en terrenos de la Huerta de San Francisco, situada justo detrás de la fábrica y de la Huerta de Santa Felisa, al sureste. Como cabe imaginar, este emplazamiento no puede tacharse de campo de fútbol en sentido estricto, con las dimensiones reglamentarias, sino más bien de un espacio improvisado para entrenamientos, con superficie irregular, piedras y algún que otro árbol como inevitable testigo de aquellos escarceos en pos del balón.

Inicialmente, los jóvenes que se acercaban a la Trinidad a practicar el “foot-ball” fabricaban las rudimentarias porterías amontonando sus propias ropas para formar los postes. Posteriormente, según relata Arturo Otero en su primer "Historial del Sevilla Club de Fútbol. 35 años de vida deportiva" se hicieron de unos palos que, gracias a la amabilidad de D. Rafael Jiménez, Director de la industria de vidrios, quedaban custodiados en las dependencias fabriles junto con el resto de enseres necesarios para el “sport”.

Os dejo una carta comercial de “Rodríguez Caso y Cía. Sociedad en Comandita” firmada por aquel primer protector de la causa sevillista, Rafael Giménez. (con “G”, no con “J”).


De la Trinidad se pasó al Prado de San Sebastián, detrás de las tapias del Parque de María Luisa, y luego frente al Cuartel de Ingenieros, a la espalda de lo que más tarde sería, con la llegada de la Exposición Iberoamericana de 1.929, la actual Plaza de España.

Todos conocemos este lugar, pero muy pocos hemos podido visualizar cómo era este emplazamiento en la época a la que nos estamos refiriendo. Hasta ahora. Os traigo una preciosa fotografía, extraída de una postal de principios de siglo, que nos permite trasladarnos en el tiempo hasta aquellos lejanos instantes.

No me diréis que no os doy razones para la nostalgia.

Nota.- Gracias a la gentileza de mi admirado A. Ramírez, puedo postear los planos de la época que ubican cartográficamente la Huerta de San Francisco, terrenos utilizados por los pioneros del Sevilla Foot-Ball Club para practicar el "juego de pelota con los pies" a principios del siglo XX. Te reitero mi agradecimiento Antonio.
Su nota acompañatoria es la siguiente:

"... adjunto dos porciones de los planos de Poley de 1910 y del Antonio Padura y Manuel Vega Campuzano de 1891. Aparecen ubicados en plano la huerta de San Francisco... El de Poley es el de tonos verdes y anaranjados."



1 comentario:

  1. Le envio por e.mail dos pequeños obsequios relacionados con su fantástico post.
    Saludos

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