domingo, 19 de abril de 2009

Doce contra diez


Tenía la lección bien aprendida, el plan perfectamente estudiado.

No iba a ser esta vez distinta de otras ocasiones.

Como casi siempre, todo sucede en la primera parte para que, amén de las tarjetas que evidencian, sin resquicio que valga, que no habrá piedad, pueda desplegarse esa sutil ejecución de la presa por arte de desquiciamiento, que si todo sale bien, acabará incluso desviando la atención de todo lo sucedido hacia la propia víctima.

- No, González, entérate bien, haciéndolo así, hasta su gente pensará que todo ha sido culpa de los jugadores...

De risa la inmensa mayoría de las amonestaciones de los nuestros, que sean justas es lo de menos:

- Esto es la liga española, ostia, hay muchos intereses, y hay que preparar el terreno para los próximos partidos de miércoles y domingo.

Rozando lo esperpético, lo surrealista, la amarilla de Squillaci y la primera tarjeta a Adriano, ambas de una sola tacada, en una jugada con la pelota fuera de juego.

Penalty en el descuento de la primera mitad, con Mata en pleno vuelo libre un metro antes de acercarse siquiera a Escudé.

- Eso es amarilla por tirarse, ¿verdad?.

- Nooooooo González. Penalty claro, clarísimo hombre.

- Perdón jefe, marchando.

Segundo penalty en otra jugada de la que, aparte las responsabilidades de Navarro por su inoportunísimo gesto, aunque como poco con el atenuante de la labor de mella y desgaste soportada, no acierto a ver en ninguna repetición que haya habido contacto con el balón. No lo niego, pero yo no lo veo. En cualquier caso, poco me importa, porque el catalán recibe previamente un empujón que lo desequilibra, y que debiera haber acabado con la jugada.

Dos uno, cada cosa en su sitio.

Los del Valencia se mirán asombrados por la connivencia arbitral, y en cada jugada, cada cruce, se animan con una cabriola a lo Nureyev, que acaba con tarjeta para los andaluces.

Ya no hay más faltas para los visitantes.

Sólo tiempo para el tres a uno final, redondo, perfecto, de manual, que nadie pueda decir que González haya influido en el resultado.

La afición local se frota las manos escaleras abajo. Ninguno se acuerda ya de la primera parte.

- ¿González?

- Un amigo, hombre. Ya lo sabíamos.

Gran resultado y gran juego, en los últimos cinco minutos. Qué buenos somos, y qué leña dan los sevillanos...

Allí mismo unos cuantos valientes, y a seiscientos kilómetros y más, en miles de puntos de todo el planeta, quedan puñados de aficionados rotos, humillados, impotentes, por tamaña agresión, otra más, del gran prevaricador.

Han pasado diez minutos desde el pitido final, y en un pequeño vestuario suena un teléfono móvil, se ha recibido un sms:

"Buen trabajo, González, misión cumplida."

El individuo esboza una sonrisa taimada, ondulante, orgulloso de satisfacer a los jefes, de haber cumplido con su deber. La liga está en buenas manos.

Sin duda esta noche, este individuo dormirá con la conciencia tranquila, a pierna suelta... O no.

Mientras hubo fútbol en condiciones mínimamente normales se vió un equipo rojo poderoso, ambicioso, que hizo un gol como pudo hacer tres más, que bordó el fútbol por momentos, de manera insultante ...

El resto ya lo conocéis.

Asco, vergüenza, pestilencia, y todo lo que queráis añadir. Seguro que me he quedado corto.

3 comentarios:

  1. Si yo fuese persona de mala lengua y mal hablado diría que el arbitro es un cabrón, pero como soy respetuoso hasta en los momentos de enojo y se templar mis nervios no le diré que es un cabrón, aunque se merece que le llamen cabrón, pero repito, yo no se lo voy a llamar. ¿de acuerdo?
    Pues eso

    ResponderEliminar
  2. Yo tampoco he visto el contacto de Navarro con el balón. Como tú, no digo que no lo haya, simplemente que en 5 repeticiones no lo he llegado a ver.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. nada que añadir a tu comentario,bueno sí solo decir que claramente les devolvieron las vergüenzas de aquel fuera de juego de copa y la posterior pedida de perdón de sanchez arminio al presidente che,en fin es lo que hay y ante eso no podemos hacer nada,pero denunciarlo en los blogs a boca llena,eso nadie nos lo va a coartar a ninguno de nosotros,un abrazo hermano.

    ResponderEliminar