martes, 31 de marzo de 2009
Cambio de planes
Ayer y Hoy Sevillista en SFC Radio

sábado, 28 de marzo de 2009
El desmitificador


Ah, por cierto. Me olvidaba de lo mejor.
¿Alguién adivina quien es el personaje con zapatos blancos, corbata y cigarrillo entre las manos que aparece a la izquierda de los jugadores?
Sorpresa, sorpresa.
Os dejo una pista:
"Dijo el blanco: -Yo puedo,
la impresindible sangre para el justo
clarear de la luz en los colores."
Nota 1.- Añado, gracias a la inestimable aportación de A. Ramírez (Voladizo de Gol Sur), el resultado del encuentro, Sevilla-3 Betis-2, así como la reseña de la previa. Gracias de corazón Antonio.

miércoles, 25 de marzo de 2009
Una estampa sevillista en 1905



sábado, 21 de marzo de 2009
Con más pegada que nunca

viernes, 20 de marzo de 2009
La carta de Isaias White
Ya en otro lugar de este blog (“Descubriendo a Mr Henderson”) hemos aludido a esta carta, que tan nerviosos ha puesto a algunos desde que Juan Castro Prieto le diera adecuado lustre y contexto en su magnífico libro "Los primeros pasos del foot-ball sevillano".
La carta tiene un valor histórico indiscutible, y obliga a replantear tradicionales posiciones tenidas por inamovibles, mal que le pese a muchos.
He aquí los motivos:
1º).- La carta constituye una prueba directa –por cuanto que procede de uno de sus protagonistas, Isaias White- de la primera iniciativa para practicar fútbol organizado en la ciudad de Sevilla.
En una época donde para las compañías mercantiles y los entes asociativos en general estaba vedada la utilización de una denominación social de fantasía (no sean mal pensados, desde el punto de vista técnico jurídico, una denominación de fantasía es aquella que no responde al nombre de los socios –denominación subjetiva o razón social- ni a la enumeración de una o varias actividades económicas –denominación objetiva strictu sensu), el nombre de una organización decía mucho de las actividades de sus miembros. De hecho, debía “decirlo todo”, por lo que venía a constituir algo así como el ADN de la entidad.
Esto no sólo era así en el caso de este primitivo “Sevilla Foot-Ball Club”, sino también para el “Huelva Recreation Club”, y para todos aquellos clubes deportivos que comenzarían a proliferar en España a partir de esta época, los cuales, no por capricho, sino por reflejar su actividad, utilizaban denominaciones que, sin pensar en su significado, hoy tenemos “metabolizadas” como clásicas del fútbol, cuando en realidad, en origen, no lo fueron. Así, podríamos hablar de los clubes atléticos (“athletic clubs”), clubes gimnásticos (“gimnastic clubs”), clubes de carreras (“racing clubs”) o los ciclistas (“cycle clubs”), los clubes de regatas (“rowing clubs”) y, por supuesto, finalmente, los clubes estrictamente de fútbol (“football clubs”).
Es evidente, por tanto, que los miembros de la colonia inglesa de Sevilla aficionados al “foot-ball” pensaron dotarse de una cierta organización e infraestructura para la práctica regular de dicho juego (y no otros deportes), y que por eso decidieron constituir un club de fútbol (y no un club multidisciplinar, dedicado también a otras actividades).
2º).- La carta fue publicada en “La Provincia” de Huelva, el 28 de febrero de 1.890, aunque en puridad su texto forma parte de una nota de sociedad cuya publicación se realiza a instancias del Secretario del “Huelva Recreation Club”, E.W. Palin, para conocimiento de sus socios y demás interesados.
Es decir, es E.W. Palin quien decide informar de la carta recibida del Secretario del “Sevilla Football Club”, Isaías J. White.
La carta, escrita en inglés, y ya archiconocida, la podéis ver en esta foto.

Y su traducción es la siguiente:
“Estimado señor.
Su nombre como Secretario del Club Recreativo de Huelva nos ha sido proporcionado por el Sr. Henderson.
Como probablamente usted ha escuchado, hemos iniciado recientemente un Club de Fútbol aquí y se nos ha propuesto preguntar a los miembros de su club acerca de visitar Sevilla y tomar parte en un partido de fútbol amistoso con nosotros bajo las reglas de la Federación.
Si fuera conveniente para ustedes el sábado 8 de marzo, esta fecha sería adecuada para nosotros. Les propondríamos que el partido comience sobre las 5 p.m. con objeto de adelantarnos al frío de la noche y que posteriormente su equipo pueda cenar y pasar la noche con nosotros.
A la espera de su respuesta.
Quedo.
Suyo atentamente.
Isaías White J.”
El texto de la carta viene precedido en la publicación por una breve presentación del Sr. Palin, que literalmente dice:
“Huelva Recreation Club.
The following letter has been received from the Secretary of the Sevilla Foot-ball Club. Sevilla 25 th February 1890, E.W. Palin Esqr. Huelva.”
La traducción de este párrafo introductorio es la siguiente:
“Club Recreativo de Huelva.
La siguiente carta se ha recibido del Secretario del Sevilla Football Club. Sevilla, 25 de febrero de 1890. E.W. Palin Esqr. Huelva.”
Nótese que es E.W. Palin quien se refiere al club sevillano denominándole “Sevilla Foot-Ball Club”, es decir, utilizando el nombre de la ciudad en español –“Sevilla”- y no en inglés –“Seville”-, lo que induce a pensar que dicha referencia no es una mera traducción al inglés de lo que en español se diría “Club de Fútbol de Sevilla”, sino que probablemente se corresponde con la denominación social que se había otorgado la sociedad sevillana.
Además de transcribir la carta recibida de Isaías White J., la nota de prensa redactada por Mr. Palin, publicada en “La Provincia” advierte a los socios del “Huelva Recreation Club” de una reunión del comité del club (“Comittee meeting”) y de una asamblea general (“general meeting”) el lunes siguiente, para decidir si se aceptaban los desafíos recibidos para disputar partidos de fútbol y de cricket.
A continuación, ya redactado por los empleados del periódico, y no por E.W. Palin, figura un resumen en español de la reseña remitida por el Secretario recreativista, que dice: “El Secretario del Club Recreativo de Huelva (traduciendo al español Huelva Recreation Club) ha recibido una carta del Club Inglés de Sevilla, invitando a los señores socios a que visiten dicha ciudad, y tomen parte en una partida de pelota, que, de aceptar la invitación, tendría lugar el 8 de Marzo. El lunes próximo se celebrará Junta general en las habitaciones del club, Hotel Colón, a las ocho y media de su noche, para tratar si se acepta la invitación de Sevilla, como asimismo otra, de Rio-Tinto, para un “Cricket match”.
Cuando se compara con el texto inglés original de E.W. Palin, se comprueba que el resumen realizado por los redactores de “La Provincia” no es una traducción fiel, pues contiene diversas omisiones (por ejemplo, la eliminación de referencias a la reunión previa del Comité del club a las 7,45 p.m.) y errores de traducción (por ejemplo, “Club Inglés de Sevilla” en lugar de “Sevilla Foot-ball Club” o “Club de Football de Sevilla” y “partida de pelota” en lugar de “foot-ball”), por lo cual es preferible tomar como referente más fidedigno, y así lo hemos hecho nosotros, el propio texto escrito personalmente por el Sr. Palin.
3º).- Sabemos que el “Sevilla Foot-Ball Club” existió, al menos desde principios de 1.890, aunque conozcamos poco aún de su estructura orgánica.
Por consiguiente, quienes se enfrentaron al “Huelva Recreation Club” el 8 de marzo de 1.890 en la Dehesa de Tablada, no eran una selección improvisada de ingleses residentes en Sevilla, como se había venido manteniendo tradicionalmente hasta ahora.
Cuando decimos que el club “existió” nos referimos a la innegable realidad histórica de este “Sevilla Foot-Ball Club” de 1.890, no a su constitución con arreglo a la Ley de Asociaciones de 1.887, pues efectivamente no existe constancia aún de que la entidad completase los trámites legales de constitución previstos en la citada norma.
En cualquier caso, no es de extrañar que así fuese, porque:
[En nuestro post “El sustrato ideológico en la fundación del Sevilla Foot-Ball Club” ya hemos explicado cómo la “españolización” del colectivo de precursores sevillistas hacia 1904 y 1905 es una de las claves de la legalización del club en octubre de 1.905]
4º).- No debe pasar inadvertido que Isaias White alude específicamente en la carta a la creación del club (“...we have recently started a Football Club here…”), situándola temporalmente incluso antes de realizar la proposición del envite al equipo vecino.
El término inglés de “club”, con significado tan familiar para los británicos, era escasamente conocido en la Sevilla del último cuarto del siglo XIX. De hecho, los primeros clubes de “sport” de Sevilla empiezan a aparecer justamente en este momento, aunque vinculados a clases económicas pudientes y a prácticas deportivas como el automovilismo, ciclismo, carreras de caballos, remo, etc., según puede apreciarse en las Guías Gómez-Zarzuela (la oficiosa “Guía de Sevilla y su provincia”).
Asimismo, el concepto de “club” era algo atípico dentro del ordenamiento jurídico español. Los clubes de “sport”, conforme a la tradición legal inglesa, eran sociedades sin ánimo de lucro (“non-profit corporation”), integradas por socios practicantes de los juegos organizados por la entidad. Estos socios adoptaban decisiones en asambleas, y confiaban el gobierno de la institución a una junta directiva, compuesta por lo general de un Presidente, un Secretario y diversos Vocales, además de otros posibles cargos honoríficos.
En la vecina localidad de Huelva se había fundado recientemente un club de recreo por parte de los empleados de “The Riotinto Company Limited”, la compañía creada para la explotación de las minas de Riotinto, concedida en 1.873 por el estado español a Matheson & Co., H. Doestch, N.E. Quentell y E.H. Taylor. El “Huelva Recreation Club”, que así era como se llamaba el club onubense, estaba dedicado también al fútbol y a otras disciplinas deportivas, como el tenis (“lawn tennis”), el cricket o las carreras de galgos.
Pues bien, este club tenía originariamente dos Presidentes efectivos, D. Carlos Adam y D. Pedro N. de Soto, y un Secretario, E.W. Palin, además de diversos Presidentes Honoríficos, fundamentalmente autoridades locales, designados en la asamblea celebrada el 23 de diciembre de 1.889, según resulta de lo publicado en el periódico “La Provincia” de Huelva, en su edición del 28 de diciembre de 1.889.
La denominación “Sevilla Foot-Ball Club”, la confirmación de White de que un “club” se había creado y la certeza de la existencia de un cargo, el de Secretario, nombrado y en ejercicio, hacen pensar, en buena y recta lógica, que el club sevillano había de tener también un Presidente y una junta directiva. ¿Alguien se imagina un club con Secretario y sin Presidente?
Y ello debió resultar forzosamente de una asamblea constituyente, cuyos detalles (fecha, asistentes, lugar de celebración, etc.) se desconocen, pero en la que se designarían dichos cargos en forma esencialmente parecida a lo sucedido con el “Huelva Recreation Club”, toda vez que:
- Los miembros de ambas instituciones procedían de una misma cultura y tenían un rango social semejante, por lo que habían de compartir un mismo entendimiento de lo que significaba crear un “club”.
- No parece de recibo que Isaias White se atreviera a dirigir una carta a su homólogo onubense para cursar la invitación del “match” y la del posterior convite, si él mismo no estaba formalmente investido como Secretario para suscribir la correspondencia de la sociedad y si el club hispalense no disponía de una mínima estructura orgánica y base social.
- Tampoco parece admisible que E.W. Palin publicase la carta, dándole credibilidad al club sevillano y al encuentro de desafío, si no tenía constancia de que efectivamente, se trataba de un club de “sport”, tal y como podían considerarlo los británicos. La vinculación entre ambos cuerpos sociales, a través de la conexión Henderson-White-Morrison, (ver el post “Descubriendo a Mr. Henderson”) y los hermanos Langdon así lo certifica.
- Finalmente, parece inconcebible que el Sevilla Foot-Ball Club no fuese un verdadero club cuando los actos previstos (el “match” y la posterior cena) iban a estar presididos, confiriéndoles así un alto grado institucional, por el Vicecónsul inglés de Sevilla, Sr. Johnson. ¿Se imaginan un “falso” club organizando un evento con presencia de la máxima autoridad consular? Quien escribe estas líneas, desde luego no.
5º).- En definitiva, el Sevilla Foot-Ball Club surgido hacia 1.890 seguramente no será, en términos estrictamente jurídicos, el mismo club que hoy día conocemos, pero sin ninguna duda es su antecedente inmediato (y posiblemente necesario).
Los datos apuntan a una cercanía temporal muy estrecha con la creación del “Huelva Recreation Club” (éste a finales de diciembre de 1889, y aquél en enero/febrero de 1890) y, si no puede considerarse el primer club deportivo –en el sentido inglés del término- practicante del fútbol en España, aquel Sevilla Foot-Ball Club fue probablemente el primero dedicado específicamente a dicho deporte.
miércoles, 18 de marzo de 2009
El Mesías de Mali

Un nuevo curso, un distinto devenir, pleno, gozoso, rotundo, afirmativo.
El fin de un sino sin fin. El anuncio de un tránsito ya fenecido.
El triunfo de la blanca luz sobre las verdes tinieblas.
La transmutación y el rompimiento de gloria.
Sereno, recóndito, inaccesible.
Rodeado de un aura de misticismo reservada sólo a las grandes personalidades.
Ese halo que algunos, los de siempre, quisieron interpretar, torpemente, como mera inhibición.
Antiguo pastor en tierra extraña, vino a predicar su doctrina sobre la hierba, cada domingo, en el templo sacro de Nervión.
Una doctrina de fútbol puro, perfecta eficacia y plástica inigualable.
La expresión carnal de la elegancia, la sincronía, el trapío, la ingravidez …
La economía en el esfuerzo, la solidaridad en el campo.
El canon armonioso, siempre el “tempo” adecuado.
En cada salto, en cada control, en cada giro, en cada remate.
La pieza que nos faltaba en un puzle de ensueño, con Andrés, Javi, Antonio, Pep, Enzo, David, Jesús, Julien, Drago … y los brasileños.
Los héroes verdaderos de aquel centenario.
Él y nosotros.
La historia es la de siempre, pero no es ya la misma.
Un nuevo evangelio alumbra, aquí y ahora, el alma única de todos los sevillistas.
Nuestro particular advenimiento.
La paz interior que nos trajo este futbolista gigante, capaz de transformar la inercia de largos años de ausencia en presencia cierta, real y tangible.
Y también un ser humano consciente, comprometido, que nos enseña que el mundo se puede cambiar.
Dentro y fuera del campo.
Que nos lo pregunten, si no, a los que profesamos la fe blanquirroja.
Podemos decir “hemos visto”.
Podemos afirmar “creo”.
lunes, 16 de marzo de 2009
Tres bloques de cuatro

Un primer bloque de partidos, contra rivales relativamente asequibles, como Málaga, Valladolid, Recreativo de Huelva y Getafe.
Un segundo tramo contra rivales complicados, como Valencia, Barcelona, Real Madrid y Villarreal, todos ellos fuera de casa, salvo contra los de Juande, a quienes recibiremos en Nervión.
Y para terminar, un grupo de cuatro encuentros con equipos de mitad de la tabla hacia abajo, como Mallorca, Osasuna y Numancia, así como contra el Deportivo de la Coruña, que aspira a colarse en Europa.
En total, en estos doce encuentros, el Sevilla, que los afrontaba con 50 puntos, debería hacer aproximadamente 21 ó 22 puntos sobre 36 para asegurarse plaza Champions. Ello significa una media de aproximadamente 7 puntos por bloque, dos victorias y un empate. Es decir, seis victorias y tres empates o siete victorias en doce (ya once) encuentros hasta el final de temporada. En términos porcentuales, tenemos que hacer aproximadamente el 60% de los puntos en juego. Ello nos daría 71/72 puntos en clasificación final.
Ayer en Málaga conseguimos el primero de siete (y el primero de veintiuno/veintidós). Lástima que entre Teixeira (impresentable su colocación en la jugada del gol anulado) y la falta de precisión en los últimos metros, se nos fuera una victoria que debió ser nuestra, por posesión, llegada y abrumadora superioridad técnica.
Como parecía de esas tardes en las todo lo bueno que haces no obtiene retorno, casi que nos dimos por contentos con al menos el empate. Igualada que, visto el desarrollo final de la jornada, puede resultar valiosísimo.
Extraordinaria jugada de Perotti, a lo Laudrup, para servir a Kanouté el primer tanto blanco (rojo ayer).
Y maravillosa igualmente la combinación del empate, una réplica casi exacta del inolvidable 1-0 de Eindhoven, en la final uefa contra el Boro (si permutamos a Daniel por Adriano, claro).
Si en este primer bloque sacamos adelante los partidos de casa, estaríamos en la media necesaria para asegurar Champions, aunque convendría sobremanera apretar para hacer pleno, teniendo en cuenta el tramo que se nos avecina después.
No quiero terminar este análisis sin aludir a lo que deberían hacer nuestros competidores inmediatos para desplazarnos de las plazas Champions.
Si Villarreal está a seis puntos de nosotros, tendría que hacer, manteniendo el criterio expuesto arriba, 28 puntos de 36 posibles, esto es, el 78% de los puntos en liza, que podrían ser más si nos llevamos el goal average particular. De momento, ayer no sumó. Aunque nos queda un enfrentamiento directo que podría condicionar este cálculo.
El Málaga, con ocho puntos menos, tendría que hacer 30 de 36, es decir, el 83% de lo que queda. El peligro estaría que nos gana el goal average particular.
Finalmente, el Atlético de Madrid, al tener perdido con nosotros el goal average particular, necesitaría llegar a los 31 puntos, aproximadamente. Ayer sumó 3, por lo que le restan 28 de 33. Claro que si los colchoneros pinchasen en dos partidos (por ejemplo, dos derrotas o casi dos empates), tendrían prácticamente imposible alcanzarnos (siempre que andemos en unos números razonables).
Las perspectivas son buenas, estamos en el camino correcto.
Adelante.
sábado, 14 de marzo de 2009
Campeones de Copa - Video 1948
viernes, 13 de marzo de 2009
Un pedazo de roca envuelto en un pedazo de seda

Porque Mateo aunaba en perfecta amalgama el poderío y la clase casi como ningún otro jugador de su tiempo.
A primera vista, Andrés Mateo tenía facha de jugador norteño, como Deva, como Euskalduna o el mismísimo Fede, aquel alavesista del pañuelo en la cabeza que antecediera a Mateo en la línea media blanca antes de la guerra civil.
Alto, fornido, con tipo de guardaespaldas, nada en su apariencia hacía presagiar que escondiera en sus botas un fútbol preciso y exquisito.

Os cuento una anécdota ilustrativa de su talento, que me comentaron unos viejos aficionados sevillistas hace ya algunos años.
Al parecer, al terminar un entrenamiento, varios compañeros de equipo porfiaban sobre quién de ellos era superior técnicamente en el golpeo de balón, y con objeto de dilucidarlo, ingeniaron una curiosa prueba: realizar un disparo que debía describir una línea recta lo más perfecta posible.
Allá que se aprestaron a intentarlo los más estilistas del grupo, Pepillo (el de los stukas), Iturbe, Juan Arza, …
Ninguno lograba acercarse al objetivo.
Andrés toma el esférico con mimo, lo coloca sobre la línea de fondo del viejo Nervión e impacta el cuero con su pie izquierdo desplazándolo a todo lo largo de la cal sin desviarse un milímetro.
Los compañeros quedaron impresionados. Y no es para menos.
Tal vez por aquella apuesta o simplemente porque así lo pensaban, son varios los jugadores sevillistas contemporáneos de Mateo que lo han definido como el mejor futbolista con el que han jugado nunca.
Si su nombre no figura más alto dentro del Olimpo de héroes sevillistas probablemente se deba a que no consiguió alinearse en los onces que lograron los títulos de la década de los cuarenta y porque su figura se fue apagando poco a poco por culpa de las lesiones y de una extraña enfermedad.
Sin embargo, su recuerdo para los viejos aficionados nervionenses permanece indeleble. Tanto que algunos quisieron ver en jugadores como Francisco o Jesús Choya a un nuevo Andrés Mateo.
Vistió la camiseta internacional de España en tres ocasiones, debutando precisamente en Nervión contra Francia, en la victoria hispana por cuatro a cero, el 15 de mayo de 1942.

Perteneció al Sevilla Fútbol Club casi una década, aunque su periodo de máximo esplendor se concentró entre 1941 y 1945. Pese a pertenecer a la plantilla, no llegó a disputar ningún encuentro en la temporada 1945-46, la del título liguero, ni tampoco en el campeonato de Copa de 1.948.
Formó una memorable línea media, plena de garra y calidad, junto con Alconero y Félix, en la época clásica del Sevilla Fútbol Club.

Algecireño de cuna, dedicó buena parte de su vida al equipo de su tierra, entrenando en las categorías inferiores del Algeciras, prácticamente hasta su fallecimiento, acaecido en 1.993.
La huella de su ejecutoria ha sido tal que su nombre rotula el Pabellón de Deportes de Algeciras, además de haberse instituido en su nombre un premio deportivo que concede el Ayuntamiento de la localidad portuaria.
El 10 de junio de 2008, el Diario Europasur se hacía eco de la siguiente noticia:
“Familiares de Andrés Mateo entregaron al concejal de deportes del Ayuntamiento de Algeciras, Julio Martínez Fírvida, recuerdos de la carrera del mítico ex jugador internacional algecireño ya desaparecido. Los familiares donaron álbumes de fotos, recortes de prensa de la época y placas que recibió Mateo durante su carrera deportiva. El PMD estudiará la mejor manera de exponer en sus instalaciones tan valiosos recuerdos para que todos los algecireños puedan ser partícipes de los mismos”.
Unos recuerdos que, sin duda, conforman también un trozo importante de la historia del Sevilla Fútbol Club.
martes, 10 de marzo de 2009
El sustrato ideológico en la fundación del Sevilla Foot-Ball Club
Así lo refiere Arturo Otero, en su primer “Historial del Sevilla Club de Fútbol. 35 años de vida deportiva”, escrito en 1.941, del que guardamos celosamente un ejemplar original.

En su libro, Otero cita a Mr. Wood, Mr. Hamick, Mr. MacKenzie y Mr. Langdon, como principales precursores, repitiéndose este dato hasta la saciedad en casi todas las biografías posteriores del club.
Tales apellidos corresponden, según hoy sabemos, a John Wood, capitán del vapor “Cordova”, y uno de los primeros jugadores del club; Samuel Hamech, miembro de la primera directiva del Sevilla Fútbol Club [la transcripción de apellidos de origen inglés al español de acuerdo con su fonética jugará muy malas pasadas en estos primeros tiempos, hay numerosos ejemplos de ello: Hamick en lugar de Hamech; Querbu por Kirkwood; Maccoll por McColl; Braun por Brown, etc.]; Juan Mackenzie, jugador y directivo de la entidad en sus primeros años de existencia; y Charles Gustave Langdon, hijo de John Sidney Langdon, antiguo socio del Sevilla Football Club de 1.890, al que ya nos hemos referido en otro post (“Descubriendo a Mr. Henderson”), y que al igual que Hamech, formará parte del primer órgano de gobierno oficial de la institución.
Además de aquellos “cuatro locos en paños menores”, según la original y felicísima expresión de Otero, en su obra ya citada, dentro de la colonia inglesa de Sevilla, figuraban otros elementos habituales de esta primera época como el también marino Brown, Greensmith, Duncan Thompson, el londinense Adam Kirkwood y Cirilo Smith Robinson, ingeniero este último de la “Compañía de Aguas de los Ingleses” y padre del afamado periodista sevillano Javier Smith. A todos estos ingleses los encontraremos posteriormente alineados en el primer “team” de la escuadra sevillana y, en ocasiones, también, en otros equipos de fútbol, locales y extranjeros.
Alrededor de los ingleses, van apareciendo nuevos adeptos al juego, que engrosan paulatinamente el número de simpatizantes al fútbol en la ciudad, e irán insuflando al colectivo el espíritu que, poco más tarde, les llevará a culminar el proceso legal de constitución de una sociedad de “sport”. Se trata de personas que, bien por su profesión, relacionada con las actividades comerciales o industriales de los ingleses, o bien por sus estancias en el extranjero, generalmente como estudiantes, ya han tenido algún contacto previo con el “foot-ball”.
Entre ellos, cabe citar, en primer lugar, a los españoles, con José Luis Gallegos Arnosa a la cabeza, a quien siguen Manuel Jiménez de León, los hermanos Manuel y Fermín Zapata, Juan Mejías, Benito Romero, Nicolás Carretero, Ruiz de Castañeda, Valenzuela, Jorge Graells Miró, los hermanos Tiburcio y Francisco Javier de Alba y Alarcón, Luis Ibarra y Osborne, Carlos García Martínez, Fernando Escandón, los hermanos Juan y José Lafita, Fidel Echevarría, Artaza, Ángel Leaniz, Javier Lasso de la Vega, Sevillano, los hermanos Luis y José María Cobián, Carlos Peizoto, Francisco Illana, Diego Otero, Francisco Montoto, Pepe Gamero, Antonio Avilés, Álvaro Rivas, Medina de Togores, Balbontín, etc. Y también los franceses, como Emilio Bezard Ortigosa, Carlos Lecompte, los hermanos Labourdette, Peyré, etc. En total, una cincuentena de jóvenes, algunos de ellos incluso menores de edad, que a lo largo de este periplo inicial tendrán que enfrentarse a no pocas dificultades y a la incomprensión de una sociedad ensimismada en el pasado, que digiere con recelo los importantes cambios que se le avecinan.
La cafetería Eslava, en la Puerta de Jerez, y el domicilio particular de los Alba, en la actual Avenida de la Constitución, eran los lugares habituales de tertulia de aquellos primitivos aficionados al fútbol.

A las alturas de siglo en que nos encontramos, 1.904 y 1.905, ya se conocía la existencia de otros clubes de fútbol que se habían legalizado, registrándose debidamente, lo que les había permitido disputar por derecho, con gran éxito de público, la primera Copa de España, el denominado Concurso de Foot-Ball de Madrid, en la primavera de 1.902, con ocasión de la coronación de S.A.R. Alfonso XIII.

Los equipos participantes fueron el Bizcaya (unión circunstancial del Athletic Club y el Bizcaya, ambos de Bilbao), F.C. Barcelona, C. Español de Football, New Football Club de Madrid y Madrid C.F., y el patrocinio del rey hizo que gozara de un amplio tratamiento periodístico, muy superior a lo que se solía estilar por entonces para los acontecimientos deportivos. No es difícil adivinar, por tanto, en aquellos ilusionados “sportmen” sevillanos, el afán por emular a sus colegas madrileños, catalanes y vascos, y sus deseos de medir fuerzas con ellos en próximos campeonatos.
Pero por encima de todo, fue clave en el proceso y motor principal del nacimiento del club, el aspecto puramente ideológico, que se percibe con nitidez en los documentos y testimonios que se han conservado de este trance.
Una idea por encima de todas preside el hito fundacional del Sevilla Foot-Ball Club, y hace cristalizar entre los promotores la necesaria “affectio societatis”. Y es una idea de su tiempo: fomentar la salud, la higiene y la educación física de los jóvenes, para con ello mejorar su espíritu y contribuir al bienestar y el progreso social en España.
Este noble planteamiento entronca directamente con los postulados de Pierre de Coubertain, padre de los modernos Juegos Olímpicos.

Y tuvo su acogida en España en clave regeneracionista por intelectuales de la talla de Joaquín Costa, Miguel de Unamuno o Francisco Giner de los Ríos, que veían en el deporte, y en el fútbol, el vehículo para la transformación de España, tarea “sólo posible con un pueblo fuerte y atlético”.
He aquí la clave.
La voluntad constituyente no cuaja entre los primitivos aficionados al foot-ball en Sevilla hasta que el grupo se “españoliza”, y la balanza del liderazgo dentro del mismo pasa de manos de los ingleses a recaer en prohombres locales como Gallegos y los hermanos Alba, comprometidos con la sociedad sevillana y con su tiempo, lo que provoca una toma de conciencia colectiva que prende la llama de la institucionalización.
El espíritu regeneracionista había trascendido a aquellos jóvenes sevillanos, que quisieron sumarse con su iniciativa a la recuperación de su entorno vital, una Sevilla insalubre, que vivía en la miseria y la hambruna, y que tenía unos índices de mortalidad infantil elevadísimos, y una España sumida en una profunda crisis de identidad, que según muchos aún hoy perdura.
Aquel “leiv motiv”, auténtico ideal de conducta que ha marcado desde entonces el perfil más comprometido y social de la institución, constituye el más preciado legado de aquellos fundadores para las generaciones venideras. Tan decisivo fue aquel espíritu que se consagró en los estatutos sociales del club, como objeto social de la entidad:
“…siendo su fin propagar y fomentar este sport para mejorar el desarrollo físico de la juventud”.

Fue la noche del 15 de octubre de 1.905, durante la cena celebrada en el Pasaje de Oriente:
“Todos los hombres, de cualquier nivel social, ideas religiosas o políticas, tendrán aquí cabida”.
Finalmente, sabemos que aquellos ideales eran los propios de Francisco Javier de Alba y Alarcón, el gran “Paco Alba”.

Cerebro en la sombra de la creación del club, jugador y Presidente decisivo años más tarde, hasta su fallecimiento, acaecido el 14 de abril de 1.921. Al glosar su inolvidable trayectoria, con motivo de su muerte, su compañero y amigo, que también presidiera la entidad, Carlos García Martínez, resaltaba lo siguiente:
“… fiel a su convencimiento de que la salvación de España estaba en la vigorización de la raza, fue el alma mater del fútbol sevillano y el más experto y constante cultivador de todos los ejercicios de educación física”.
El desempeño del club, por consiguiente, en estos primeros años, no sólo es fruto de una necesidad insoslayable –la falta de contrincantes-. Es, por encima de cualquier otra cosa, fiel y estricto cumplimiento del fin social que se inserta en los estatutos de la sociedad “... propagar y fomentar este sport para mejorar el desarrollo físico de la juventud”.
Por ello, no es casualidad tampoco que el primer partido serio organizado por la entidad, tuviera carácter benéfico. La catástrofe de Messina y la necesidad de contribuir a paliar sus terribles consecuencias, era de ese tipo de causas que daba sentido a la existencia legal de la sociedad, de ahí que sus miembros se volcaran en la organización de un “match”, con el único rival de enjundia posible entonces, el “Huelva Recreation Club”.
Los esfuerzos dedicados a la preparación y desarrollo del evento tuvieron su recompensa con el reconocimiento social de toda una ciudad para una institución que, públicamente, acababa de empezar a andar.
Y que al margen de su excepcional recorrido deportivo, siempre ha estado dispuesta a contribuir generosamente en todas las iniciativas solidarias en las que ha sido requerida su presencia.
domingo, 8 de marzo de 2009
Control y contragolpe



jueves, 5 de marzo de 2009
Mi tío Antonio


Y aquellas sevillanas de los Rocieros:
“A cualquier niño andaluz,
a cualquier niño andaluz,
lo que más le maravilla
es decir como mi padre,
señores, soy del Sevilla.”
Me veo a mi mismo, con él, sacando a contrarreloj aquellas entradas pequeñas, minúsculas, de Infantil-Militar, a cien pesetas, en las taquillas del estadio. Todavía conservo algunas, manchadas de óxido, amarillentas, con el troquelado esculpido con aquel artilugio metálico para picar que utilizaban los porteros de entonces, esos con pinta de guardias.

Paco Gallego, Scotta, Sanjosé, Bertoni, Enrique Montero…

Recuerdo también aquellas otras jornadas inacabables en que mi tío me contaba historias sobre Ramoní, Pepillo, Graça, Bancalero, Diéguez y, sobre todo, Marcelo, el gran Marcelino Campanal, aquel coloso que esprintaba como el Correcaminos de los Looney Tunes, levantando una estela de polvo en cada cruce para, tras unas milésimas de suspense, alzarse imponente, orgulloso, sobrado, con la pelota pegada al pie y el escudo al frente, cortando el aire del viejo Nervión, mientras el extremo de turno a duras penas podía ponerse de rodillas, aturdido aún por el remolino formado por el buen defensa asturiano.

Aprendí casi todo lo que sé del Sevilla de mi tío Antonio.
Cada lección.
Cada consejo.
Cada ilusión.
Cada secreto.
Y aún hoy sigo aprendiendo.
Dicen que una imagen vale más que mil palabras.
¿Cuánto vale esta imagen?

Estuvo en Gelsenkirchen, con otros tres mil valientes (incluido un servidor), pero no pudo ir a Eindhoven, por razones que no vienen al caso exponerlas ahora.

Y seguimos polemizando de vez en cuando, como a él le gusta.
Del Sevilla, siempre del Sevilla.
Y que dure.
Va por ti, Antonio Carrasco.
Sevillista.
Gracias.