domingo, 12 de abril de 2009

Perdidos en el laberinto


El partido de esta tarde en Nervión es de esos en que el resultado condiciona la crónica. Muchos hablarán de desastre y despropósitos del equipo, de mal juego o nefasto planteamiento del entrenador, de errores al realizar las sustituciones o de la apatía general de público y jugadores.

Para mí, sin embargo, la clave del choque ha estado en el infortunio, también llamado en estos casos, falta de acierto o de efectividad. Porque con el mismo despliegue, a poco que hubiésemos conectado a la red alguna de las múltiples ocasiones disfrutadas pese a la cicatería getafense, estaríamos hablando de una nueva victoria de este Sevilla enrachado, de un equipo que gana sin despeinarse, de su fiabilidad, de records ligueros, etc.

Y sin embargo, hoy hemos caído ante el rival más timorato de todo el campeonato en casa, que hizo pleno en su único disparo a puerta en todo el envite.

Esta es la única verdad del fútbol, su Verdad absoluta. Los goles.

Sin ánimo de criticar a la grada, que es soberana, no entiendo las dudas y nervios que se perciben y se transmiten en partidos de este tipo. Señores, si no se puede ganar, hay que intentar no perder. No hay que desesperarse. A mi juicio, estos partidos, cuando se tiene la ventaja clasificatoria que afortunadamente tiene el Sevilla, hay que jugarlos administrándole la misma medicina que el contrario. Seguridad atrás, orden, disciplina y, sobre todo, paciencia, infinita paciencia. El empate no era mal resultado, y con cero a cero en el marcador, hasta el minuto noventa, siempre hay opciones de que se imponga la calidad.

El Getafe nos ha plantado el autobús delante de la puerta, su particular tela de araña, su laberinto, defendiendo con once hombres en su campo. Y se ha encontrado con una mala tarde de nuestra gente de arriba, en especial, Luis Fabiano. Pero, insisto, situaciones de gol hemos tenido unas cuantas, pese a la fortaleza construida atrás por los azulinos. Lo cual es de mérito, porque espacios ha habido los justos, y a veces parecía que estuviésemos en un choque de rugby, más que otra cosa.

Al margen del infortunio, personalizado en la figura de Squillaci, cuyo partidazo ha tenido la amarga guinda del error origen del gol visitante, hay al menos un par de enseñanzas que deberíamos sacar del encuentro.

En primer lugar, que el "factor sorpresa" del último planteamiento táctico ideado por Jiménez, léase, tres mediocentros, con Romaric acostado a la izquierda, empieza a mostrar signos de agotamiento. Los técnicos rivales ya lo tienen estudiado, y debemos convenir que no siempre es preciso repetir el mismo esquema de juego.

En segundo lugar, aunque esto es una inquietud que personalmente tengo desde hace algún tiempo, que quizás sería bueno contar en la plantilla con algún mediapunta creativo. Tenemos buenos extremos, incluso capaces de hacer una mediapunta desequilibrante, sobre todo por movilidad y habilidad individual en el desborde, pero echo en falta alguien con capacidad de generar ese último pase entre líneas que permita a un compañero encarar en un uno contra uno al guardameta rival. Sin esto, y jugando a contracorriente, nuestro fútbol tiende a vulgarizarse, y suele acabar en una lluvia de balones por alto a Kanouté que es muy difícil devolver en condiciones.

Poco que destacar de nuestra nómina de esta tarde, con la sorpresa de la titularidad de Maresca, tantos partidos después, y que al menos a mí, no me ha disgustado. La media general del equipo ha sido de aprobado raspadito, porque no cabe discutir el empeño de todos en la pelea, salvo Palop, claro, absolutamente inédito.

En definitiva, derrota a priori inesperada que es un aviso a navegantes. Fin de una racha ejemplar, histórica, de diecinueve puntos de veintiuno posibles. Y aunque hemos cumplido con la media de puntos (siete) de mi "Tres bloques de cuatro" para el primer tramo, la sensación que inevitablemente queda es que hemos perdido una oportunidad magnífica de afrontar el segundo bloque, contra los grandes, con mayor desahogo y tranquilidad.

4 comentarios:

  1. pues llevas toda la razón en tus argumentos,mas o menos creo que todos lo vemos asi o parecido,yo no ví ayer devacle alguna,por cierto squillaci casi perfecto,subió y aportó todo lo que pudo en ataque,el desacierto de ayer fué la tónica de todo el partido,son de esos partidos que puedes llevarte 10 horas ante la puerte rival sin perforarla por mas que hagas y el desafortunado fallo del bueno de squillaci dió con el balón en las redes de palop,en fin que si el sevilla sale a jugarle al getafe a su juego racano y ordenado en defensa y espera a que surta la ocasión,estamos hablando hoy de otra cosa,creo que este sevilla no está diseñado para eso,lo que pasa que a toro pasado decir que el empate era bueno tal como se dió el partido,pues vale,pero ayer el sevilla fué mejor en todas las parcelas menos en la definición y eso en fútbol se traduce en ganar o perder,como decia alguien por ahi,"nadie se acordará de nosotros cuando hayamos muerto"este partido es para olvidarlo y no acordarse mas de él solo que para aprender de los errores y sacar lo positivo de cada cosa que no sale bien,a seguir para adelante y ahora es cuando tenemos que decirle a los que vienen quien es el dueño de esa tercera plaza.
    un abrazo.

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  2. Saludos.

    ¡Cuánto me gustaría coincidir contigo!

    Pero no puedo hacerlo porque ésta historia ya la conocemos. Lo siento, pero la "mala suerte" no me cuela. Sin acritud.

    Y la repetición de esquemas -de los dos o tres que nos sabemos-, llevamos casi dos cursos poniéndolas en práctica.

    Fazio, central, estuvo jugando de medio centro -porque una vez, el año pasado, hizo un partidazo en ése sitio-, hasta que por fin alguien, quien sea, le dijo al míster que "ese no era su zona natural". Lo quitó y hasta hoy.

    Ayer estuvo calentando la banda... ¿para salir a qué? Solo hubiera faltado eso.

    Mi problema y no entiendo de fútbol, es que sigo sin creerme que éste Sevilla se crezca en los momentos adecuados, los que deciden, los que logran títulos.

    Lo siento, pero lo veo de ésa forma y ya hemos tenido varias, muchas, ocasiones de demostrarlo.

    ¿Qué falla? ¿Quién falla?

    Ahora, con lo que se nos viene encima... ¿qué?

    Desearía estar totalmente equivocado.

    Cuídate.

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  3. Querido Ariza, acritud ninguna. En la discrepancia está la salsa. Bienvenidas las diferencias.
    Tampoco soy técnico futbolero como para sentar cátedra con mis crónicas, pero sí aficionado con muchos, muchos partidos a mis espaldas, como tú seguramente, y lógicamente tengo mi particular visión del encuentro.
    No comparto la tesis de la “mandanga” en el día de ayer, porque sin negar que pudiera haberla, en forma de insuficiente motivación “general” de los nuestros, niego que la hubiera en los momentos claves que decidieron el partido.
    No creo que Luis Fabiano cuando encaró al portero en el mano a mano que tuvo en la primera parte, o en sus posteriores ocasiones de la segunda, con un par de postes incluidos, restara algo de esfuerzo o interés en anotar. Estoy seguro que Squillaci, en su sensacional cabezazo a la salida de un corner en la primera parte, estuviera falto de concentración y ganas. Tampoco creo que la mala tarde de Navas se debiera a un “dejarse ir” sin más.
    Simplemente, el milímetro que separa un palo del gol (sirva ello como símil para otras muchas circunstancias y detalles del partido), fue insalvable ayer para nosotros. Por eso hablo de infortunio, y lo equiparo a falta de acierto o de efectividad, porque la frontera entre estas cosas, es casi imperceptible, y ayer nos condenó a la derrota.
    Habrá más partidos como éste, a favor y en contra. Ayer perdimos como otras veces ganaremos con lo justo. Así es el fútbol.
    Lo que para mi sí es reprochable al equipo es que un partido de estas características, con la tranquilidad que da la ventaja clasificatoria, llegue a sacarte de quicio y a provocar desaplicaciones como las del gol de la derrota. Mi receta es paciencia, paciencia y paciencia, que al final la calidad manda y puede hacerte ganar en el último minuto.
    El Barcelona perdió en casa con el Español y no por ello tenía menos naturaleza de campeón ese día que hoy.
    Otros triunfos nuestros vendrán y otras derrotas ajenas también. Para que nos pillen, además de fallar nosotros, tienen que estar acertadísimos los demás, y no será nada fácil.
    Saludos.

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  4. yo me apunto que cada seis o siete partido perdamos uno. diciendo esto no dejo de reconocer que el sevilla en los momentos claves no da la talla en estas dos ultimas temporadas hemos perdido el carisma o las ganas de ganar titulos no son las mismas.se habla mucho de los record de jimenez de los puntos que llevaba el sevilla con juande,que a esta altura el ultimo año de juande seriamos campeon de liga pero que nadie habla de los cinco titulos y eso es lo que vale para que tantos record si despues no ganas nada.

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